El pasado 9 de junio se cumplió el plazo que daba vigencia al acuerdo entre EEUU y Arabia Saudita, por el cual, el país árabe se comprometía a vender su petróleo exclusivamente en la divisa norteamericana, dando lugar a los famosos “petrodólares”. El mismo, no fue reeditado por las partes, por lo que es un fenómeno más que contribuye al proceso de desdolarización.
El acuerdo de los petrodólares surgió en 1974, luego del primer shock petrolero del 73, que consistió en un aumento exponencial del precio de petróleo a raíz de una decisión de la OPEP como represalia al apoyo occidental a Israel en la guerra de Yom Kipur. Con vistas a estabilizar el mercado de la energía, Henry Kissinger negoció este acuerdo con Arabia Saudita, por el cual “Israel renunciaría a sus ambiciones territoriales, los Estados árabes pondrían fin al embargo y el petróleo se negociaría exclusivamente en dólares”.
Mediante este acuerdo, Arabia Saudita también se comprometía a comprar bonos del tesoro de los Estados Unidos con sus excedentes petroleros, fortaleciendo la divisa norteamericana y ayudando a financiar su déficit. A cambio, Estados Unidos le proveería de apoyo económico y militar. La fortaleza que le dio al dólar fue importante, ya que con posterioridad de la salida del patrón dólar oro, la divisa comenzaba a tener problemas vinculados a la confianza.
El fin del acuerdo habilitaría las transacciones con otras monedas, no obstante, el acuerdo se venía incumpliendo desde hace un tiempo, con la compra de petróleo en yuanes por parte de China. El acuerdo llega a su fin por dos cuestiones principales. Por un lado, luego de la lluvia de sanciones económicas a Rusia e Irán, tener como activos a bonos norteamericanos o dólares financieros, es un riesgo considerable, ya que cualquiera puede ser plausible de ser sancionado. Esto genera que el dólar no sea tan atractivo como antes, restando interés al país árabe. Por otro lado, la menor densidad comercial entre las partes hace que no sea tan relevante la renovación del acuerdo.
Este hecho puede debilitar al dólar estadounidense, ya que habrá menor demanda de la divisa norteamericana para la compra de energía, impactando por ende en su valor. En segundo lugar, podemos leer el final de este acuerdo como un cambio en la estructura del sistema financiero internacional. En este sentido, el nuevo status quo refleja más fielmente la manera en la cual ha evolucionado el mundo.
Conclusión
El fin del acuerdo de los petrodólares marca un hito significativo en la evolución del sistema financiero internacional, reflejando un cambio hacia una mayor diversidad de monedas en las transacciones energéticas globales. Esta transición no solo podría debilitar la demanda del dólar estadounidense, sino que también sugiere una reconfiguración del orden económico mundial que ha estado dominado por el dólar durante décadas.
La posibilidad de que otras divisas, como el yuan, ganen protagonismo en el comercio de petróleo evidencia la creciente influencia de economías emergentes y la búsqueda de un equilibrio multipolar. En síntesis, el término de este acuerdo no solo simboliza el final de una era de hegemonía del dólar en el mercado energético, sino también el inicio de una nueva dinámica en el escenario geopolítico y económico mundial.