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Alemania entra en recesión tras una caída del 0,3% del PBI en el primer trimestre del año

Este segundo trimestre consecutivo de caída económica en Alemania se debe principalmente a la disminución en el consumo, motivada por la inflación.

Alemania entra en recesión tras una caída del 0,3% del PBI en el primer trimestre del año

Este jueves, el Departamento Federal de Estadística Alemán (Destatis) publicó los datos definitivos del desempeño de la economía corregidos por estacionalidad. Si bien las estimaciones provisionales hablaban de un estancamiento, la revisión mostró una caída del 0,3% que sumado a la caída de 0,5% en el trimestre anterior nos permite hablar técnicamente de una recesión. Es la primera vez que esto ocurre desde la pandemia del coronavirus que había provocado una disminución del PIB en el primer y segundo trimestres de 2020. 

La principal causa de esta contracción es la caída del consumo derivada de la inflación. A pesar de intentar contenerse con el aumento de tasas de interés en el Banco Central Europeo, tras un pico de 10% en octubre, en abril alcanzó un 7,2% interanual y el Bundesbank estima que se reducirá muy gradualmente. 

El consumo de los hogares vio una caída del 1,2% con las personas siendo más reacias a gastar en comida, ropa y muebles. A pesar de los subsidios a la energía, los hogares alemanes tuvieron que dedicar este invierno una porción mayor de sus ingresos a costearse la calefacción. El aumento continuado del costo de vida desde que se desató la guerra en Ucrania y tras las sanciones económicas occidentales a Rusia, ha llevado a los consumidores a ahorrar e invertir antes que gastar, esto se ve en el aumento de la inversión privada y la construcción. 

El gasto del gobierno también vio una reducción en este trimestre, disminuyendo un 4,9% respecto del anterior.

Hay que resaltar que si bien esta es una caída de casi el 1% desde el último verano boreal, no es el peor de los casos previstos cuando estalló la guerra en Europa. Luego de que se corte la provisión de gas ruso a Alemania, clave para su economía, hubo momentos de incertidumbre donde se presagiaba una recesión severa y un invierno casi catastrófico para los ciudadanos alemanes. Sin embargo, debido a un invierno particularmente cálido; un repunte de la actividad industrial ayudada por la reapertura china tras la pandemia de covid y una mejora en las fricciones que estuvieron experimentando las cadenas de suministros internacionales durante el año pasado, el pronóstico mejoró, aunque no se pudo evitar un periodo de recesión. 

Hay opiniones encontradas acerca de como continuará el año para la economía más grande de Europa. El economista en jefe del VP Bank, Thomas Gitzel calificó de “sombrías” las perspectivas para el segundo semestre del año, afirmando que para entonces se habrán agotado los efectos de recuperación en la industria. En esta misma línea Christoph Swonke, economista del DZ Bank dijo que «de momento no hay luz al final del túnel económico”. Analistas de la consultora GfK añadieron que el nivel del clima de consumo continúa siendo muy bajo lo cual indica que el consumo privado no hará una contribución significativa al desarrollo económico general de Alemania este año.

Pero las opiniones difieren. El Instituto Alemán de Investigación Económica DIW espera que el consumo privado y, por tanto, la producción económica en su conjunto, se recuperen significativamente a lo largo del año.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el crecimiento económico alemán rondará el estancamiento en 2023 siendo así más pesimista que el gobierno del canciller Olaf Scholz, que prevé un aumento del PIB del 0,4 por ciento. Por su parte, la Comisión Europea pronosticó un crecimiento económico del 0,2 por ciento para Alemania.

En este informe se vio una leve mejora en la balanza comercial alemana ya que las exportaciones crecieron un 0,4% y las importaciones bajaron un 0,9%. También se relvaron datos positivos en cuanto a empleo, hubo 45,6 millones de personas laboralmente activas, un 1% más que el año pasado en este periodo. 

Luego de conocerse los datos de Destatis el ministro de economía alemán Robert Habeck dijo: «Alemania como sitio empresarial -y esto ya no ocurre en todos los países de Europa- sigue teniendo una industria muy intensiva en energía y la mitad de esta energía vino de Rusia y eso, por supuesto, falta ahora«. Además, reconoció que Alemania es una sociedad envejecida, que tiene una escasez galopante de trabajadores cualificados y una burocracia que «es realmente un problema para una sociedad dinámica«.

Friedrich Merz, líder del CDU, principal partido de la oposición alemana, calificó estos datos como una llamada de atención y espera que “despierten” al canciller ya que “la forma en que funciona su coalición significa que muchas empresas dudan del futuro de Alemania como ubicación para hacer negocios”.

Scholz apeló a la gente a tener fe en la economía. “Las perspectivas para la economía alemana son muy buenas”, dijo. Citó la expansión masiva de la energía limpia como una razón para el optimismo, haciendo especial referencia a las grandes inversiones en semiconductores y fábricas de baterías.

En marzo específicamente se vieron datos negativos relacionados a la producción industrial, central para el modelo económico alemán, que cayó un 3,4% respecto a febrero. Asimismo, la producción de vehículos disminuyó un 6,5% y los pedidos de fabricaciones industriales un 10,7%, una cifra que no se veía desde el peor momento de la pandemia, mientras que las exportaciones industriales bajaron un 5,2%. 

Entre las principales economías de Europa, sólo Alemania y Reino Unido reportaron caídas en el PBI en el primer trimestre del año. Bélgica y Francia crecieron un 0,4% mientras que Italia y España lo hicieron al 0,5%. 

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