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Atentado en Rusia: la reaparición de ISIS

La semana pasada, un atentado terrorista se llevó la vida de más de 130 personas en Moscú. El grupo terrorista ISIS se adjudicó el ataque. ¿De qué se trata esta nueva aparición? ¿Cuál es la situación actual del Estado Islámico?

Publicado el 27 de marzo de 2024 por María Sofía Meijide Hoffmann
Atentado en Rusia: la reaparición de ISIS

Inicios, auge y caída 

Este grupo terrorista tiene sus orígenes en 2002, con la creación del grupo “Comunidad del Monoteísmo y la Yihad”. Sus principios se basaban en el salafismo radical, una doctrina de base sunita que profesa el retorno a los valores más profundos y ortodoxos del Islam. Con el tiempo y aprovechando el vacío de poder, este se expandió a Irak y luego a Siria, dando origen al autoproclamado “Estado Islámico de Irak y Siria” (ISIS, por sus siglas en inglés). Aunque originalmente había jurado lealtad a Al Qaeda y operaba con otros grupos terroristas de la región, cuestiones territoriales lo hicieron marcar su acción independiente.

Durante la década pasada (2010-2020), el ISIS o Estado Islámico (EI) ocupó el primer puesto en lo que respecta a la agenda de seguridad internacional. Sus atentados, ejecuciones públicas, intervenciones en los conflictos de Medio Oriente y expansión territorial se llevaron la atención de las autoridades políticas y de la sociedad global.

Sin embargo, el EI, que había decidido proclamar un califato en el territorio que alguna vez configuró el Imperio Otomano, en 2019 perdió su último asentamiento territorial en Baghouz, Siria. Su caída derivó de muchos factores, entre ellos, el agotamiento de las fuentes de financiamiento, la pérdida de legitimidad entre sus miembros y los aciertos militares de la comunidad internacional.

ISIS falló en su intención de construir un califato, pero no perdió su esencia como grupo terrorista ni sus contenidos ideológicos. Como adelantó el Secretario General de las Naciones Unidas en 2020, el grupo siguió formando nuevas células terroristas en la región.  

¿Por qué Rusia?

Aunque parecería que el blanco de ISIS siempre fue Occidente, este no es el único. No es la primera vez que el estado ruso es víctima de un ataque, ya que también entra en la lista de enemigos. 

Por un lado, el EI también proclamó una guerra contra los infieles y los regímenes apóstatas de la región. En esa lista entran gobiernos como los de Bashar al-Asad en Siria, los talibanes en Afganistán o el gobierno iraní, todos apoyados por Rusia en términos políticos

Por otro lado, a nivel internacional, al EI no lo enfrentó únicamente la coalición internacional liderada por Estados Unidos. Rusia, Siria, Irán e Irak, sellaron su propia alianza militar para hacerle frente, también vinculada con el punto anterior. 

Por último, tenemos que considerar que este atentado fue realizado por ISIS-K (Estado Islámico de Khorasan). Esta facción del Estado Islámico, con base en Afganistán, tiene objetivos territoriales en Asia Central y Meridional, que además de involucrar a algunos de los gobiernos antes mencionados, tiene frontera lindante con Rusia

El terrorismo: un fenómeno que continúa

Es un hecho que ISIS se debilitó tras su pérdida territorial en 2019. También es cierto que la comunidad internacional está atendiendo otros focos de tensión, como la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza o la disputa geopolítica entre China y los Estados Unidos. 

Sin embargo, los lobos solitarios con los que operan organizaciones como ISIS siguen distribuidos por el mundo, operando de igual manera y manteniendo los mismos objetivos. Es por esto que los servicios de inteligencia de los países del mundo no pierden de vista esta agenda, gracias a los cuales muchos ataques son evitados con éxito día a día. 

Además, el terrorismo como fenómeno seguirá presente, sea religoso o no. Según varios análisis, el terrorismo religioso podría estar llegando a su fin. Eso no quita que buscar alcanzar objetivos políticos a través del terror desaparezca como modalidad. Las crisis de desarrollo, las inestibilidades políticas presentes en el mundo y el crecimiento indiscriminado del crimen organizado (distinto al terrorismo, pero complementario), entre otros factores, generan el escenario propicio para su aparición. Y aunque no es el caso de este atentado, la situación empeora en Occidente con las democracias liberales, donde infundir terror en la población condicionan aún más a los gobernantes en su accionar.

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