Durante la jornada del martes, una explosión en una ciudad ubicada al sur de Beirut, capital del Líbano, provocó la muerte del número dos de Hamas, Saleh al Arouri. Según fuentes de seguridad libanesas y palestinas, el dron con el cual se llevó a cabo el ataque fue israelí, lo cual aumenta el riesgo de una escalada en el frente norte, en la frontera entre El Líbano e Israel.
Al Arouri, jefe adjunto del politburó de Hamás, supe ser uno de los miembros fundadores del brazo armado de Hamás, las Brigadas Qassam. Después de pasar 15 años en una prisión israelí, al-Arouri fue liberado en 2007, a partir de entonces ha estado viviendo en El Líbano.
Cabe destacarse que Estados Unidos designó a al-Arouri como “terrorista global” en 2015 y emitió una recompensa de 5 millones de dólares por información que condujera a su identificación o ubicación.
En su canal de televisión oficial, Hamas describió el hecho como un “asesinato cobarde” por parte de Israel. Sin embargo, Mark Regev, asesor del primer ministro israelí, dijo al canal de noticias de televisión estadounidense MSNBC que Israel no ha asumido la responsabilidad del ataque, y agregó que “debe quedar claro que este no fue un ataque contra el Estado libanés“.
Según medios estatales libaneses, el ataque contra una oficina de Hamas en Dahiyeb mató a siete personas, no solo a al-Arouri. Entre ellos se encontraban Azzam al-Aqra, uno de los principales comandantes de las operaciones militares de las Brigadas Qassam fuera de Gaza, y Samir Fendi, un alto dirigente de las Brigadas Qassam y su máximo comandante en el sur del Líbano.
Irán condenó el asesinato diciendo que el mismo podría “encender otra oleada en las venas de la resistencia y la motivación para luchar contra los ocupantes sionistas“. Por su parte, Hassan Nasrallah, jefe del grupo libanés Hezbolá, dijo el miércoles que “no puede permanecer en silencio” tras la muerte del líder adjunto de Hamas en Beirut, a la vez que advirtió que sus fuerzas armadas lucharán hasta el final si Israel decide extender la guerra de Gaza al Líbano.
Mientras tanto, según un portavoz militar israelí, las fuerzas israelíes estaban preparadas para cualquier escenario.
Nasrallah también resaltó que “no habría techos” ni “reglas” para los combates de Hezbollah si Israel lanzara una guerra total contra el Líbano. “Quien piense en la guerra con nosotros, en una palabra, se arrepentirá. Si se lanza una guerra contra el Líbano, entonces los intereses nacionales del Líbano requieren que llevemos la guerra hasta el final“, agregó el líder libanés.
“No le tenemos miedo a la guerra (…). Si lo estuviéramos, nos habríamos detenido en el frente“, dijo Nasrallah, y concluyó su discurso prometiendo discutir más acerca del tema en un discurso el viernes.
El discurso de Nasrallah tuvo lugar en la conmemoración de los cuatro años desde el asesinato del máximo comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Qassem Soleimani, en un ataque con drones estadounidenses en Irak. En este contexto, dos explosiones que tuvieron lugar el miércoles durante la ceremonia conmemorativa en un cementerio en la ciudad suroriental de Kerman, Irán, donde está enterrado Soleimani, acabaron con la vida de más de 100 personas.
“El número de personas muertas se elevó a 103 tras la muerte de personas heridas durante las explosiones terroristas“, confirmó la agencia oficial de noticias IRNA. Otras 141 personas resultaron heridas en los atentados, agregó la agencia, algunas de las cuales están en “estado crítico“.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, condenó el “atroz” crimen, mientras la República Islámica de Irán declaró el jueves Día Nacional de Luto. “Sin lugar a dudas, los perpetradores (…) de este acto cobarde pronto serán identificados y castigados por su acto atroz por las fuerzas de seguridad y de aplicación de la ley capaces“, sentenció Raisi en un comunicado.
Mientras tanto, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, prometió venganza por los atentados diciendo: “Criminales crueles… debe saber que a partir de ahora se tratarán con firmeza y… Sin duda, habrá una respuesta dura“.