Ya han transcurrido casi 30 días desde el comienzo de los cortes de rutas y caminos por parte de movimientos sociales e indígenas en defensa de Evo Morales, quien fue acusado de abusar y embarazar a una menor de edad mientras era presidente.
En un país que ya estaba inmerso en una crisis social, económica y política, la paralización de la economía mediante la obstrucción del transporte tuvo un impacto profundo. Desde hace semanas, el desabastecimiento de combustible comenzó a afectar a numerosos sectores productivos que le reclamaban al gobierno el despeje de las rutas, a medida que la violencia escalaba, generando episodios como el de hace unas semanas, cuando manifestantes asediaron las unidades militares del Trópico de Cochabamba, ingresando por la fuerza y tomando a uniformados como rehenes.
En el Departamento de Cochabamba, foco de los conflictos y donde Evo Morales permanece atrincherado, transportistas bloquearon una avenida en la noche de ayer, reclamando por la escasez de diésel. Mientras tanto, los avicultores bolivianos señalaron que producto de la falta de combustible, el sector registra pérdidas diarias de USD 700.000, poniendo en riesgo la producción para fin de año. Debido a esto, el presidente de la Asociación Nacional de Avicultores le planteará al presidente Luis Arce la libre importación de combustible.
Si bien las medidas de fuerza de los manifestantes fueron suspendidas momentáneamente, a partir del cuarto intermedio que se acordó el 6 de noviembre, la distribución de combustible aún no se normaliza, y sectores de la economía continúan paralizados.
En este sentido, productores agrícolas señalan que la cadena logística está quebrada, y la situación afecta gravemente a la producción de maíz, cuyo precio se elevó considerablemente, volviendose inalcanzable para los productores de Santa Cruz, según señaló Omar Casto, el presidente de la Asociación Nacional de Aviculores.