La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), está conformada por 13 de las naciones exportadoras de petróleo más grandes del mundo: Venezuela, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Libia, Kuwait, Irak, Irán, Gabón, Guinea Ecuatorial, República del Congo, Angola y Argelia. En la OPEP+, nacida en el 2016, hay 10 países más: Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán, Malasia, México, Baréin, Brunéi, Omán, Sudán y Sudán del Sur.
La organización invitó a Brasil a entrar a partir del año entrante, mientras el presidente Lula estaba de visita en Arabia Saudita. Específicamente el 30 de noviembre, se llevó a cabo la 36 reunión Ministerial de países miembros y no miembros de la OPEP. En un comunicado de prensa ese mismo día, se publicó que “la reunión dio la bienvenida a Alexandre Silveira de Oliveria, ministro de Minas y Energía de la República Federativa de Brasil, que integrará la Carta de Cooperación de la OPEP+ a partir de enero de 2024″.
Así, el ministro Silveira de Oliveira confirmó que el presidente Lula aprobó el ingreso a la organización y dijo que el gobierno brasilero está “ansioso” de ingresar a la organización formalmente, pero primero se debería llevar a cabo un análisis técnico y exhaustivo de la carta de cooperación, que se debe aceptar para poder ser miembro pleno de la OPEP+.
A pesar de realizar el anuncio, no quedó claro cómo participaría Brasil dentro de la organización, especialmente si, por ejemplo, ya desde 2024 debería cumplir con ciertas cuotas de producción.
De todas formas, este mismo 3 de diciembre se resolvió esta duda por el propio presidente Lula da Silva. Durante su participación en la cumbre climática COP28 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Dubái, Lula declaró a periodistas que Brasil nunca se unirá al grupo de países productores de petróleo OPEP+ como miembro de pleno derecho y, en su lugar, sólo pretende participar como observador.
“Brasil nunca será miembro de pleno derecho de la OPEP, porque no queremos serlo. Lo que queremos es influir”, dijo el presidente el domingo 3 de diciembre.
Estas noticias llegan en un contexto donde el mandatario brasilero está siendo criticado por una dualidad en su discurso. Por un lado, lleva a cabo un discurso que apoya a las medidas de erradicar la deforestación en su país; pide cumplir con los acuerdos internacionales de combate al cambio climático mediante la cooperación plena; y hasta llama a los países del sur global a que entiendan que se necesita combatir la pobreza y el cambio climático a la vez. Por otro lado, el gobierno brasilero sigue con sus planes de perforar yacimientos petrolíferos en alta mar; llega la noticia de una posible filial de Petrobras en Oriente Medio; y ahora esta última semana, la “hipotética” entrada de Brasil en la OPEP+.
Para Lula, “no hay ninguna contradicción”, al final del día. Lula afirmó que influir en la OPEP+ es importante y se podría decir que hasta estratégico. Para el mandatario, sí influyen en la organización, pueden defender que los Estados más ricos en petróleo inviertan parte de sus ganancias en ayudar a Estados del sur global a invertir en energías renovables y en nuevas alternativas sustentables.
“Creo que, participando de esta forma, convenceremos a la gente de que una parte del dinero obtenido del crudo se invierta para que anulemos el petróleo, creando alternativas” sustentables, dijo Lula.