Hace años que se alerta de la posible derrota de Estados Unidos en su competencia por dominar el ámbito de la tecnología. En 2019, una nota del Financial Times advertía que, más allá del bien o mal, Estados Unidos podría perder. Hoy esta tendencia se materializa aún más y ya no es posible suprimir el avance chino.
Hoy se habla de la “cuarta revolución industrial”, también conocida como la Industria 4.0. Liderarla se convirtió en un objetivo de seguridad nacional para Estados Unidos y China, impulsando una competencia en diferentes áreas de la tecnología. La carrera está discutida, pero el crecimiento chino es innegable.
Creciente liderazgo chino
China cuenta con una gran cantidad de empresas centradas en el desarrollo de la tecnología industrial. La tecnología de automatización está impulsando a una variedad de sectores de la economía china, incluyendo sus fábricas, minas y puertos, e industrias como la manufacturera, agrícola, financiera o farmacéutica.
De este modo, China está liderando en la aplicación de la inteligencia artificial y la tecnología en la productividad de sus empresas. Compañías como Huawei, la mayor productora global de la infraestructura de telecomunicaciones, ofrecen servicios, capacitación y consultoría para expandir la tecnología a miles de empresas.
Así se presentaron los servicios de nube Ascend AI y Pangu Model 3.0., una especie de Chat GPT orientado a la industria. “Al aprovechar conjuntos de datos de gran escala y algoritmos de aprendizaje automático, Pangu 3.0 promete revolucionar la aplicación industrial de la IA en áreas como el pronóstico climático, el desarrollo de medicamentos, la identificación de fallas en trenes y la industria minera, por citar algunos”, comunicó la página oficial de Huawei.
Si bien China no tiene acceso actualmente a los chips de más alta velocidad y desarrollo, demostró ser ingenioso en la búsqueda de alternativas que lo acerquen al rendimiento de dichos semiconductores y así poder desarrollar sus programas.
Otro ejemplo del liderazgo chino se encuentra en la tecnología 5G. Si bien Estados Unidos es el país con mayor número de ciudades con 5G disponible, con 503 ciudades en comparación con las 356 de China, se encuentra por detrás en la velocidad de descarga. En el 2023, la velocidad máxima alcanzada por Estados Unidos fue con la empresa T-Mobile con 195,5 Mbps. En cambio, en el primer trimestre del 2021, la provincia de Sichuan en China alcanzó una velocidad de 295,12 Mbps.
Estrategia de Estados Unidos
Según un artículo de David Goldman, el actual contexto solo puede tener uno de tres resultados: los Estados Unidos y sus aliados buscan recuperar el liderazgo en la industria; Norteamérica y Europa adoptan la tecnología industrial china; o Estados Unidos continúa perdiendo su cuota en el mercado y aumenta su dependencia a las importaciones con un declive en la industrialización.
Si Estados Unidos desea sostener la supremacía en el sector ideológico, deberá financiar fuertemente la investigación y el desarrollo tecnológico acompañado de diversas políticas industriales. Mayor porción de su presupuesto se debería destinar al sector y se deberían buscar mayores políticas que impulsen su tecnología. Una de las medidas adoptadas con dicho propósito se trata del CHIPS Act, el cual destinó 200.000 millones de dólares para la inversión en la producción de semiconductores.
Sin embargo, se debe considerar que dichos chips podrían ser importados a menores costos de países como Taiwán, Corea del Sur o Japón. Por lo tanto, si Estados Unidos desea liderar en el sector, un aspecto central es la cooperación con sus aliados clave.
Por otro lado, Estados Unidos posee algunas de las principales empresas de tecnología en el mundo. Según el ranking de Forbes, las primeras 5 empresas más grandes de tecnología en el 2023 son Alphabet, Microsoft, Apple, Samsung y Meta Platforms, siendo todas de Estados Unidos menos Samsung. Recién en el sexto lugar aparece China con Tencent Holdings.
Sin embargo, muchas de las empresas se centran en el entretenimiento del consumidor, en comparación con China y su foco en la industria. Por ello, muchas de sus empresas manufactureras no mostraron un gran foco en, por ejemplo, instalar redes de 5G privadas para apoyar a las fábricas. Por lo contrario, la mayoría de las empresas aplicando y concentrándose en la tecnología de la industria 4.0 se pueden encontrar en China.
La cuestionada eficiencia de las sanciones
Las restricciones impuestas por Estados Unidos hacia China no parecen estar siendo totalmente efectivas para frenar el avance chino. Con diversas estrategias China pudo evitar en gran parte los efectos negativos de las medias norteamericanas e impulsar aún más su desarrollo tecnológico. Como efectos adversos, las restricciones de ventas a China terminan reduciendo los ingresos de compañías norteamericanas.
Luego de que Trump prohibiera en 2020 la venta de semiconductores norteamericanos de alta tecnología a China, se esperaba que causara graves daños al desarrollo del 5G chino. La sanción fue anunciada por la CNN como un “golpe letal a Huawei”. Sin embargo, el número de bases de 5G en China se multiplicó en el 2021 con 1,43 millones, y luego en el 2022 subió hasta 2,31 millones. En este caso, China utilizó chips que escaparan las sanciones norteamericanas.
Biden continúa con dichas sanciones y a finales del 2022 anunció nuevos controles sobre las exportaciones de la inteligencia artificial y semiconductores a China, al considerarlo un riesgo para su seguridad nacional. De este modo, prohibió no sólo la venta de chips sino también del equipamiento necesario para su fabricación.
Otros países se sumaron a las sanciones. Japón y Países Bajos anunciaron este año sus propios controles en exportaciones. En conjunto, Estados Unidos, Japón y Países Bajos cuentan con casi el 90% de todo el equipamiento utilizado para la fabricación de chips para computadoras.
En respuesta, China lanzó sus medidas que perjudican a Estados Unidos: bloqueó todas las fusiones corporativas con empresas norteamericanas de chips, prohibió la compra de chips de la empresa Micron y limitó la exportación de los minerales críticos galio y germanio.
Además, actualmente se espera que Huawei pueda producir sus propios chips de alta tecnología. Esto es relevante debido a que reduciría su dependencia a las importaciones, sería menos vulnerable a sanciones norteamericanas y podría potenciar su producción de teléfonos 5G. De este modo, cada vez más se mueve hacia el cumplimiento de su objetivo de “Made in China”.
Los efectos de otras sanciones todavía no los pudo sobrellevar. Por ejemplo, Norteamérica previno que fabricara un tipo de chip denominado Kirin, necesario para la producción de teléfonos inteligentes. Por lo tanto, sí bien el efecto de las sanciones no es nulo y logra ciertos frenos en la producción china, ello no detiene no detiene completamente su progreso hacia un liderazgo tecnológico.