El Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular China aprobó el miércoles 26 de abril la reforma de la ley de espionaje dictada en 2014, reforma que tendrá efecto a partir del 1 de julio. Se trata de un nuevo paso de la política prioritaria de Xi Jinping, la seguridad nacional.
Según el medio estatal chino Xinhua, la reforma tiene como objetivo prevenir ciberataques a órganos estatales, proteger la información crucial de infraestructura y de todos los documentos, datos, materiales y artículos relacionados con la seguridad nacional.
Esta reforma facilita a las autoridades la investigación de equipos electrónicos e información sobre bienes personales de extranjeros, como así también prevé la posibilidad de prohibir los cruces de fronteras a sospechosos extranjeros.
La reforma llega en el mismo momento que ocurre la apertura del país al mundo tras el fin de la política de Covid-Cero a finales del año pasado. Durante los dos años que duraron las estrictas medidas contra el Covid-19, el mundo vio la forma en que el gobierno chino actúa respecto a la privacidad y la libertad de las personas.
La ley se suma al estricto marco legal chino en el cuál también encontramos la ley que limita el accionar de ONGs extranjeras de 2016 y la ley de inteligencia de 2017 que reza: “Según sea exigido por su trabajo, las instituciones de inteligencia utilizarán los medios, tácticas y canales necesarios para llevar a cabo esfuerzos de inteligencia, dentro y fuera del país”.
En los últimos años, ha habido numerosos arrestos a ciudadanos extranjeros por motivos de espionaje: uno de los casos más relevantes fue la detención de dos ciudadanos canadienses detenidos en 2018, liberados posteriormente en 2021.
La detención se realizó luego de que autoridades canadienses ejecutaran una orden de arresto emitida en Estados Unidos y detuvieran a una ejecutiva de Huawei en el marco de una investigación de un caso de fraude. La liberación de los dos canadienses fue realizada a cambio de la liberación de la ciudadana china en lo que ha sido calificado como “diplomacia de rehenes”.
Otro caso famoso fue el de la periodista china-australiana, Cheng Lei, quien fue juzgada en 2022 en un juicio secreto de un día de duración. El mes pasado, fue detenido bajo los mismos cargos un ejecutivo farmacéutico japonés.
Con esta nueva ley, actividades cotidianas en algunos campos como investigación periodística o académica además de prácticas de análisis de mercado, marketing y desarrollo de productos podrían ser catalogadas como “espionaje” y respectivamente juzgadas duramente.
Estas detenciones, sumadas a situaciones como la del globo aéreo de vigilancia que sobrevoló territorio norteamericano a principios de este año, no hacen más que aumentar la tensión entre China y países como Estados Unidos, Canadá y Australia.