Actualmente, el mercado de armas es uno de los sectores más relevantes de la economía mundial. El intercambio de bienes y servicios militares abarca mucho más que una mera dinámica comercial. Su conocimiento constituye una herramienta indispensable para gestionar los procesos de paz y seguridad internacional. Permite detectar quienes son los principales productores, cuáles son las zonas geográficas de mayor tensión internacional y facilitar los análisis destinados a estudiar cómo se articulan las alianzas y procesos de influencia en la política internacional.
¿Que se entiende por Armas Convencionales?
El término hace referencia a todo dispositivo capaz de matar, inutilizar, o bien causar daños a un tercero (o blanco), por medio de, pero no exclusivamente, materiales altamente explosivos de naturaleza no nuclear, bilógica o química (NBQ). Su producción y distribución ha sido un elemento constante y hasta cierto punto, protagonista, en la gran diversidad de conflictos que han tenido lugar desde la segunda revolución industrial y la adaptación formal de la pólvora para uso militar.
Cañones de artillería, fusiles y sub-fusiles, misiles, tanques y tanquetas, aviones, y fragatas, en sus diferentes versiones son los ejemplos más conocidos. Igualmente, no hay que dejar de mencionar aquellas tecnologías de uso dual como son los aparatos de telecomunicaciones y de control y detección del tráfico aero-espacial. (radares, sistemas de localización, entre otros)
Hoy, la comercialización de estos bienes y sus servicios constituye una compleja red de transacciones, que en su conjunto representan uno de los ámbitos más dinámicos, complejos e influyentes de la economía. Principalmente impulsado por intereses estatales y liderado por empresas privadas, este sector también recurre con frecuencia a la conformación de consorcios para mejorar la eficiencia en la producción de bienes, especialmente aquellos de tecnología compleja. Todo esto en el marco de una economía globalizada, lo que lo convierte en un sector difícil de regular y controlar. Esto último es el principal obstáculo al momento de abordar el tráfico ilegal de armas.
La producción por consorcios:
Se trata de la práctica de concentrar la manufactura de ciertos componentes en una industria (“A”), mientras que se predispone que otros complejos geográficamente distantes y de una propiedad diferente (“Bs”) se centren en la producción de componentes complementarios, a la vez que se deja un complejo industrial adicional (“C”), destinado al ensamblaje final de los distintos componentes para la puesta en operatividad del bien terminado. Entre los ejemplos que pueden traerse a colación, se destaca el caso del principal caza-bombardeo del Reino Unido en la actualidad, el Eurofighter Typhoon, para cuya fabricación se ha creado un consorcio integrado por cuatro grandes socios comerciales:
Porcentaje de participación en la producción del Eurofighter:
- BAE Systems (Reino Unido): participación del 33%
- Airbus Defence & Space (Alemania): participación del 33%
- Airbus Defence & Space (España): 13%
- Leonardo Finmeccanica (Italia): 21%
De acuerdo a los datos publicados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en Ingles), las empresas privadas de armas convencionales y servicios militares lideran la producción y facturación en las operaciones de compra-ventas globales. En 2022, las compañías han registrado conjuntamente retornos de USD 597 billones. Si bien la cifra demuestra una caída del 3.5% respecto del 2021, debido a la continuidad de los problemas que generó la pandemia del COVID-19 sobre las cadenas de suministro, se esperan crecimientos sustanciales para los próximos años ante la gran cantidad de pedidos que todavía deben cubrirse, ya sea debido a acuerdos de ventas preexistentes, como así también a la demanda creciente de armamento vinculada a la guerra de Ucrania.
Industrias de servicios militares
En lo que respecta a las compañías más influyentes del sector, los datos provistos por el SIPRI evidencian no solo el predominio de las industrias norteamericanas, sino, además, la concentración de gran parte de la oferta disponible y más competitiva entorno a un grupo reducido de países, particularmente, el de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero si tan solo nos centramos en las primeras diez del último ranking de 2022, observaremos que las compañías de EE.UU, Reino Unido, China y Rusia lideran el sector industrial.
Por otro lado, el ranking internacional de los gastos militares más elevados también registra una concentración evidente en un grupo reducido de países. Mientras que en 2023 los Estados Unidos se posicionaron en el primer lugar con inversiones de USD 916.000 millones (un aumento del 2.3% respecto de 2022), China, el segundo en la lista, alcanzo los USD 296.000 millones ( un incremento del 6% respecto del año previo). Si bien existe una notable diferencia entre ambos, también es cierto que, en conjunto, ambos países representaron alrededor de la mitad del gasto mundial en 2023.
El gasto militar de China significó el 12% del gasto mundial y el 50% del gasto en Asia y Oceanía. Además de ser el país que más gasta en Asia y Oceanía, el accionar de China en la región es la principal razón por la cual el resto de países vecinos siente la necesidad de mejorar sus propias capacidades militares.
Últimas tendencias
De acuerdo a las investigaciones del SIPRI, el gasto militar aumentó en las cinco regiones geográficas del mundo, registrándose los mayores incrementos en Europa, Asia y Oceanía y Oriente Medio. Dichos aumentos en el año 2023 pueden atribuirse principalmente a la guerra en curso en Ucrania y a la escalada de las tensiones geopolíticas en Asia, Oceanía y Oriente Medio.
Estudiar tanto el volumen de las transacciones como los gastos militares, globales y por separado, aporta buenos indicadores para detectar cuales son las zonas del planeta que acumulan mayor tensión, y las políticas de alianzas vigentes entre Estados.
De acuerdo a Blanchfield y Wezeman, figuras reconocidas en la investigación y análisis de conflictos, tan solo basta con fijarse en quien vende y quien compra. Asimismo, este sector de la economía constituye un instrumento político en manos de los gobiernos, tanto de países productores como de importadores, para sellar alianzas estratégicas, fomentar la cooperación y garantizar procesos de influencia en el mediano y largo plazo. Si se analiza detenidamente cada dinámica de transacciones, se puede observar cómo se mantiene una cierta continuidad de las áreas de influencia que recuerdan a la Guerra Fría.