Quien se convierta en el próximo presidente taiwanés tendrá una importante influencia con respecto a las ambiciones de China en la región, y también como mediador de la relación entre las potencias. Son tres los partidos que se lanzan a la carrera por la presidencia.
En primer lugar, se encuentra el Partido Democrático Progresista (PDP), quien gobierna Taiwán hace 8 años. En segundo lugar, está el opositor Kuomintang (KMT), quien tiene más afinidad con China. Por otro lado, surge una nueva tercera vía, el Partido Popular de Taiwán (PPT).
Si bien se espera una elección dividida, el oficialismo (PDP) se posiciona como favorito para ganar las elecciones, ya que la gente opta por seguir con el status quo, sin declarar la independencia, pero sin pasar a formar parte de China. No obstante, el KMT le pisa los talones, y podría dar la sorpresa, mientras que el PPT corre bastante por detrás. Sea cual sea el resultado, Taiwán tendrá un nuevo presidente con menor legitimidad popular, y menor poder en la legislatura.
Se espera que, de darse una victoria del oficialismo, las cuestiones de política exterior no se vean afectadas drásticamente, sino que se seguiría trabajando sobre la misma línea, siendo la soberanía de Taiwán la bandera del partido. Las relaciones con China continuarían tensionadas, dado que Beijing rechaza explícitamente la candidatura del PDP, y el PDP rechaza a Beijing.
El candidato del partido, Lai Ching-te, expresó sus pensamientos durante una entrevista en el mes diciembre: “Nuestra creencia es que debemos ir al mundo y colaborar con la comunidad internacional creyendo en Taiwán. No debemos re-unirnos a China”. Esto podría derivar en una escalada de las tensiones actuales, pero representa un rechazo al intento de China de imponer su hegemonía en Asia, y una victoria para las democracias del mundo.
Por otra parte, una victoria del KMT podría potencialmente calmar las tensiones con China, pero con un alto precio a pagar para Taiwán, ya que China metería sus narices en asuntos internos aún más de lo que lo viene haciendo. Este partido afirma que el PDP ha causado problemas gracias a la persecución de sus políticas. El candidato a presidente del KMT, Hou Yu-ih, ha declarado: “Siempre mantuve que Taiwán debe forjar relaciones de paz con China”.
La elección próxima es una oportunidad para que Taiwán intente de encontrar un balance en las relaciones entre su mayor aliado comercial, China, y su mayor aliado internacional, Estados Unidos. Ambas potencias se han expresado al respecto.
Desde Washington se ha afirmado que no hay preferencia por candidato alguno. China, por su parte, tiene una postura muy clara y no teme demostrarlo públicamente. Incluso ha pronunciado que la elección es “una elección entre la guerra y la paz” anticipando que si el PDP continúa en la oficina habrá problemas.
Lo alarmante de la situación es que China no está de brazos cruzados, esperando que la elección se lleve a cabo de forma natural y democrática, sino que hace todo a su alcance para que el resultado final le sea favorable. Como acostumbramos, aviones militares chinos siguen cruzando la línea mediana del estrecho de Taiwán.
En este sentido, el ministro de Defensa de Taiwán ha declarado que la violación de los límites territoriales por parte de aviones, barcos y globos chinos avistados constituyen un atento para atemorizar a la población taiwanesa con la posibilidad de guerra.
Además, China anunció que cancelaría las reducciones arancelarias sobre ciertos productos petroquímicos provenientes de Taiwán en caso de una victoria del oficialismo, dando pie a otras potenciales sanciones económicas.
Como si esto fuera poco, desde Taiwán denuncian que el gobierno chino ha implementado una campaña de desinformación en toda la isla, mientras que China dice estar siendo acusada de esto como una estrategia para que el PDP obtenga más apoyo. Se denuncia que China aprovechó la apertura de Taiwán para inundar el país con desinformación, a través de encuestas falsas y miles de cuentas de redes sociales falsas para modificar el debate y la opinión pública. Teniendo en cuenta que hay un electorado dividido, los esfuerzos de China podrían dar sus frutos.
A través de estos intentos, China podría estar utilizando a Taiwán como un “campo de pruebas” para influenciar asuntos internos de otros países y así poder imponer su hegemonía. Es por esto que estas elecciones son de suma importancia para la comunidad internacional, si China logra influenciar los resultados electorales, ¿cómo sabremos que no lo hará en otros países?