Ubicado geográficamente entre las costas de Indonesia, Malasia y Singapur, el estrecho de Malacca comprende un Chokepoint, o punto de estrangulamiento estratégico, que permite la conexión entre los océanos Pacifico e Indico. Por sus aguas circulan más de 180 buques de transporte al día, y más de 80.000 al año, posicionándolo así entre los cuatro corredores oceánicos más utilizados para el comercio internacional, junto a los pasos de Suez, Ormuz y Panamá. De hecho, se ha afirmado reiteradamente, y con justicia, que aproximadamente un cuarto de la globalización económica depende exclusivamente del flujo de bienes que atraviesan este estrecho.
“Estos puntos facilitan el transporte, pero también representan riesgos debido a su concentración de tráfico y vulnerabilidad a condiciones climáticas adversas y ataques.” Victor. D Parra.
De ahí que no pocos Estados se hallen especialmente interesados en emplear sus medios disponibles para garantizar la seguridad y libertad de navegación de estas rutas marítimas. Si bien la cooperación en este sentido existe, este sector del mundo no escapa de las competencias estatales, siendo un probable foco de tensiones que se suma a aquellas otras que ya definen la situación geo-estratégica del Indo-Pacifico.
- Relevancia geopolítica.
“Las rutas marítimas son la base del comercio y de la comunicación entre más del 80% de los países del mundo” Alejandro Puigrefagut, Universidad de Navarra.
Por la configuración geográfica de la zona, el estrecho de Malacca se ha presentado históricamente como la vía natural más adecuada para acortar las distancias que recorren los buques mercantes entre las costas occidentales y el Asia Pacifico. Actualmente, se estima que un 25% de los contenedores que recorren el mundo atraviesan este accidente geográfico.
Con el paso del tiempo y el avance de la globalización, la vía marítima que atraviesa el estrecho de Malaca se vuelto cada vez más crucial para el abastecimiento tecnológico global y el mantenimiento de la seguridad alimentaria o energética de numerosos países. En especial para las exportaciones comerciales de China, Corea y Japón como así también de las importaciones asiáticas de hidrocarburos, minerales y metales preciosos provenientes del golfo pérsico y del continente africano.
En este sentido, conforme al portal del South Pacific Logistics, si bien el estrecho Ormuz es el principal paso de petróleo en el mundo, el estrecho de Malacca es el primero a nivel general de bienes. Razón por la cual, se ha previsto que posible bloqueo del estrecho, accidental (por incidentes en el tráfico marítimo) o intencional (por conflictos y/o guerras internacionales tendría consecuencias significativas para el orden económico internacional.
“casi la mitad de la flota marítima mundial tendría que desviarse, lo que paralizaría la capacidad de envío global de petróleo, incrementaría los costos de envío y afectaría los precios del combustible.” South Pacific Logistics.
Confluencia de Intereses Estratégicos
A medida que el comercio internacional, pero sobre todo la estabilidad de las grandes economías ha pasado a depender cada vez más del flujo de mercancías que atraviesan el estrecho, los actores de la región han destinado mayores esfuerzos para promover la cooperación con vistas a garantizar la libertad y la seguridad del tráfico marítimo.
Si bien históricamente la seguridad en la región se ha beneficiado de los recursos que Estados Unidos ha aportado en las tareas de patrullaje y sistemas de vigilancia, más recientemente India, pero sobre todo China, han comenzado a desplegar medios aeronavales para equilibrar fuerzas y asegurar su influencia en la zona.
Aquí aprovechamos para destacar particularmente el caso de China y iniciativa del “Collar de perlas”, consistente en la construcción, compra o arrendamiento de una red de puertos e instalaciones militares con el objetivo de reducir su dependencia de la seguridad norteamericana y aumentar su participación en el control y gestión de los riesgos que implica la navegación interoceánica, principalmente, la piratería. En esta línea, India ha buscado mantener una mayor presencia sobre el océano Indico para contrarrestar las capacidades de despliegue de China en la región.
Por otro lado, debemos también mencionar los acuerdos celebrados entre los países del estrecho, Indonesia, Malasia y Singapur para garantizar la libertad de navegación mediante una mayor cooperación en torno a sistemas de patrullaje y vigilancia marítima.
Sin embargo, al decir de Josep Pique, los intereses en juego tienen más de contradicciones que de complementariedad, por lo que en este escenario donde además se añaden las crecientes inversiones militares de países de la zona, se requiere de gran prudencia y responsabilidad si no se quiere iniciar un camino sin retorno, muy incierto y peligroso.
Desafíos por venir
Conforme a los últimos estudios sobre tendencias estratégicas globales del Reino Unido, la región del Sudeste Asiático seguirá albergando a algunas de las economías de mayor crecimiento del mundo, siendo, además, una zona geográfica vecina de otras grandes economías llegara a desempeñar un papel crucial dentro del balance de poderes que configuran la región más amplia del Indo-Pacifico.
En este sentido, entonces, se espera que el valor estratégico del estrecho de Malacca siga aumentando de forma correlativa, a medida que sigue creciendo el comercio internacional. Las condiciones políticas, medioambientales, y de seguridad (incluida en materia de infraestructura y control de tráfico) será fundamental para seguir garantizando la “buena salud” del flujo de mercancías que seguirán atravesando diariamente este corredor.
Siguiendo la continuidad de estas tendencias, tanto los países que geográficamente conforman el estrecho, como así también los socios de la ASEAN y demás actores con fuertes intereses en la zona, como ser India, China y los Estados Unidos se verán obligados a afrontar una serie de importantes desafíos socio-políticos. Entre aquellos, se destacan principalmente:
- Las mejoras en las medidas de seguridad en cuanto al manejo del tráfico marítimo, especialmente en donde el corredor se vuelve más estrecho;
- La lucha contra la piratería y el desarrollo de las medidas adecuadas para prevenir posibles ciber-ataques dirigidos contra la infraestructura digital que supervisa el tráfico marítimo;
- Los riesgos medioambientales;
- La infraestructura portuaria disponible;
- Las condiciones de gobernabilidad en los países de la región, particularmente en Malasia e Indonesia;
- La fiabilidad de la ASEAN para gestionar oportunidades de cooperación y mitigar riesgos de conflictos entre sus miembros;
- Una mayor competencia inter-estatal por la influencia regional del Indo-pacifico, incluidos India, China, los Estados Unidos y algunos actores europeos.
Asimismo, podría verse finalmente puesta en marcha alguno de los proyectos tailandeses para construir un canal alternativo, como ser a través del cercano Istmo de Kra. De momento, China ha obtenido un memorándum preferencial para sostener y gestionar la puesta en marcha del proyecto. Sin embargo, y a pesar de que esto podría representar un importante ingreso de dinero para el futuro de las arcas tailandesas, las limitaciones políticas, económicas y medioambientales se han impuesto hasta ahora. Por un lado, en el ámbito interno, se han resaltado los problemas de financiamiento y el temor de que la división geográfica entre el norte y sur del país podría dar cierta ventaja a los movimientos separatistas que se concentran en el sur tailandés. Por otro lado, en el ámbito externo, se ha previsto que este nuevo paso estratégico podría suponer un aumento de las tensiones con los países del estrecho de Malaca, tornando aún más compleja la situación geopolítica de la zona.
Conclusiones.
Aunque la globalización aparente ser infranqueable, es en verdad un fenómeno (al menos todavía) muy dependiente del transporte interoceánico de bienes y recursos. De forma tal, que la seguridad sobre las vías marítimas y, más aún, la disponibilidad de los estrechos estratégicos o Chokepoints se vuelve de vital interés para la gran mayoría de los países. En especial para aquellos cuya estabilidad económica está sujeta a la suerte de los recursos que importa y/o exporta.
En este sentido, el estrecho de Malacca, además de ser un punto estratégico clave para casi un 80% de las mercancías que se intercambian a nivel global es, además, un paso de vital importancia para la estabilidad de países como China, Corea, Japón y Taiwán, entre otros. Así todo, no está exento de los riesgos provenientes no solo de las propias condiciones geográficas del estrecho, que en algunos casos pueden dificultar seriamente la navegación, sino también, por los peligros reales que implican la piratería y una posible escalada de tensiones entre los países vecinos por el control de las influencias regionales. Destacándose en este último aspecto, las rivalidades de India y China en torno al Indo-Pacifico, o bien, las disputas territoriales en el Mar del Sur de China, cuya mayor rivalidad entre los implicados podría tener importantes repercusiones para el estrecho y su libertad de navegación internacional.
La comunicación y la cooperación constantes entre los países implicados, principalmente Indonesia, Malasia, Singapur, los Estados Unidos, China e India, sea de forma directa o través de foros multilaterales (nuevos o ya existentes), será un factor crucial para gestionar con responsabilidad los desencuentros e incidentes que se puedan producir en el estrecho. Los cuales, consdierandose dentro de un contexto internacional marcado por la incertidumbre generalizada, puedan incentivar a percibir mayores niveles de ansiedad sobre los procesos de tomas de decisiones, pudiendo conducir en ultima instancia, tal como sostuvo Pique, a caminos peligrosamente desconocidos, y talvez, sin retorno.