La Armada de los Estados Unidos planea expandir su flota de submarinos, denominada “Servicio Silencioso”, por un costo de alrededor de 200 mil millones de dólares. Estos submarinos están diseñados para realizar tareas como la patrulla y el ataque.
Sus sistemas avanzados de propulsión y navegación, así como sistemas de armamento sofisticados, les permiten operar de manera autónoma durante largos períodos de tiempo. A su vez, gracias a que pueden minimizar el ruido que generan, no son detectables por otros vehículos navales o sistemas de vigilancia. De esta manera, estos submarinos son una herramienta valiosa para la proyección de poder y para la defensa de los intereses nacionales en los mares y océanos.
Sin embargo, este aumento en el gasto de defensa ha sido criticado por quienes afirman que no se trata de una inversión inteligente ya que el dinero podría ser utilizado en otras áreas de importancia nacional. Los gastos discrecionales en defensa durante 2021 en Estados Unidos supusieron más del 11% de todo el gasto federal, sobrepasando ampliamente a la salud y educación.
Es más, Estados Unidos gasta más en defensa que China, India, Inglaterra, Rusia, Francia, Alemania, Arabia Saudita, Japón y Corea del Sur juntos. En 2021, Estados Unidos gastó 801 mil millones de dólares en defensa, mientras que el total de los otros nueve países fue de 777 mil millones. Los gastos que acarrea la expansión de la flota de submarinos estadounidense tiene todas las de aumentar aún más esta diferencia.
Por su parte, China no solo es vista como una amenaza para los intereses de los Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico, sino que su creciente poderío militar también ha generado preocupación en Washington. Por lo tanto, la inversión en submarinos nucleares podría ser vista como un esfuerzo para mantener una ventaja militar sobre China.
En cuanto a Rusia, que avanza en el rearme nuclear, presenta una amenaza para Estados Unidos gracias a, entre otras cosas, la producción de los llamados torpedos «Poseidón«, el mayor torpedo jamás desarrollado en ningún país. Con unos 2 metros de diámetro y más de 20 metros de longitud, es aproximadamente el doble del tamaño de los misiles balísticos lanzados desde submarinos (SLBM) y treinta veces el tamaño de un torpedo «pesado» normal.
Consecuentemente, a pesar de que se considera que Estados Unidos tiene la flota submarina más grande y avanzada tecnológicamente del mundo y con posibilidad de proyección global, la capacidad defensiva de Rusia y China puede ser superior a la capacidad ofensiva de los submarinos de Estados Unidos. Cabe destacar que a los submarinos chinos y rusos se los considera superiores por su capacidad de operación en sus aguas territoriales y en las áreas cercanas a sus costas.
Este tipo de armamento les da una ventaja estratégica en caso de conflicto regional. Por ello, a pesar que en aguas internacionales los submarinos estadounidenses son superiores, no son lo suficientemente ofensivos como para traspasar las defensas en aguas territoriales Rusia y China en un conflicto.
Como resultado, la inversión en la construcción de submarinos no se trata solo de mantener la superioridad tecnológica actual, sino también de estar preparado para hacerle frente a los avances tecnológicos futuros y las amenazas emergentes.
Pero ¿vale la pena esta inversión? Actualmente, los submarinos nucleares de la Armada estadounidense son utilizados con poca frecuencia.
Por un lado, son su construcción y mantenimiento acarrean amplios costos, limitando la disponibilidad de los submarinos en cualquier momento dado. Esto se puede observar en la estimación de costo anual del 2023 pues, de las tres alternativas de gasto, la menos costosa es de 9,3 mil millones de dólares y la más costosa de 10,1 mil millones de dólares, en las cuales los submarinos suponen el gasto más alto.
Cabe destacar que esto solamente está analizando el costo de producción, a lo cual debe sumársele, posteriormente, el costo de mantenimiento. Como resultado, al tener que priorizar su uso, no pueden ser utilizados con tanta frecuencia como otros vehículos navales.
A su vez, los submarinos nucleares son altamente especializados y requieren una tripulación bien capacitada para operar de manera segura y efectiva. Esto significa que no se puede “activar” un submarino y enviarlo sin previa planificación y entrenamiento. Por consiguiente, no solo esta capacitación de la tripulación es un aumento en gastos, sino que limita el uso de estos vehículos a la cantidad de personas que se encuentren capacitadas para utilizarlo.
Por último, estos son particularmente adecuados para ciertas misiones específicas, como la vigilancia submarina y la defensa contra submarinos enemigos. Sin embargo, debido a que estas misiones pueden no ser necesarias en todo momento, otros vehículos navales son más versátiles al tener polifuncionalidades.
Un ejemplo es el submarino nuclear USS Oregon, uno de los más avanzados, tecnológicamente hablando, de la Armada de los Estados Unidos. Sin embargo, esta superioridad tecnológica no ha hecho una diferencia en las misiones en las que ha participado el mismo en comparación a las que realizan los otros submarinos menos avanzados. No obstante, es posible que esto sea por la necesidad de mantener la operación y la capacidad del submarino en secreto. Amén de ello, si verdaderamente este submarino es superior, la Armada de los Estados Unidos aún no ha utilizado plenamente su capacidad.
Por tanto, aunque los submarinos pueden ser una herramienta valiosa para la Armada de los Estados Unidos, también tienen limitaciones que deben ser consideradas en el desarrollo de estrategias militares.