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Crece el tráfico y la trata de personas en África Occidental

La ONUDD ha revelado en un nuevo informe cómo ha crecido la trata de personas en África Occidental, fundamentalmente en las minas de oro de Malí y Níger, producto del aumento del tráfico de personas desde el continente africano hacia Europa.

Publicado el 30 de enero de 2024 por Santiago Vera García
Crece el tráfico y la trata de personas en África Occidental

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) ha publicado un informe sobre larelación entre el tráfico y la trata de personas en África, entre aquellas que buscan llegar a Europa a través del mar Mediterráneo.

Cabe resaltarse que, según anunció la ONUDD, el mar Mediterráneo es una de las rutas más mortíferas para los migrantes y refugiados. En los últimos 10 años, al menos 28.802 personas han desaparecido o perdido la vida en la región, muchos de los cuales fueron librados a su propia suerte al ser puestos en embarcaciones no aptas para navegar por contrabandistas.

Sin vías para la migración regular, muchas personas recurren al uso de traficantes para facilitar su viaje“, sentenció Alexandre Schick, experto de la UNODC en trata de personas y tráfico de migrantes y uno de los autores del informe. “Muchos de ellos huyen de la guerra, la persecución, los desastres naturales o simplemente buscan un futuro mejor en otro país“, agregó.

El informe comienza señalando que “Las rutas del Mediterráneo Central y Occidental han sido testigos de flujos migratorios considerables y han sido utilizadas por traficantes de migrantes y otros grupos criminales“. Por un lado, las rutas del Mediterráneo Central son aquellas que parten desde Argelia, Egipto, Libia y Túnez hacia Italia y Malta. Por el otro, las rutas del Mediterráneo Occidental son las que parten desde Argelia y Marruecos hacia España.

El análisis de los datos disponibles sugiere que no hay un solo grupo que domine el mercado del tráfico ilícito de migrantes a través de las rutas del Mediterráneo Central y Occidental, sino más bien una variedad de actores y grupos con diferentes niveles de organización y coordinación”, se lee en el informe. A su vez, agrega que se han documentado “secuestros, extorsiones, detenciones, acompañadas de otras graves violaciones a los derechos humanos, y explotación“.

En este sentido, si bien algunas partes de las rutas de contrabando involucran solo a individuos y grupos pequeños, otros están bajo el control de poderosos grupos de crimen organizado con un alto grado de jerarquía y profesionalismo, los cuales suelen operar en varios países.

Además, la ONUDD indica que el tráfico ilícito de personas en las rutas del Mediterráneo Central y Occidental está vinculado a la corrupción sistémica. La misma incluye desde la corrupción en los puestos fronterizos de control hasta la que ocurre en niveles superiores del gobierno.

Además, en lo que respecta a las ganancias, el tráfico de personas parece ser un negocio lucrativo, dado que las tarifas que pagan los migrantes para llegar a destino pueden ser elevadas, dependiendo el modo de viaje y la ruta tomada. Concretamente, informa la ONUDD, los traficantes pueden ganar hasta 6.000 euros por un solo intento de cruzar el Mediterráneo desde el norte de África hasta Europa. Así, el negocio tiene valor de entre 320 y 550 millones de dólares a nivel mundial cada año.

Asimismo, la ONUDD resalta los vínculos entre el tráfico ilícito de migrantes y el tráfico de drogas, especialmente de tramadol, un opioide sintético que se trafica, fundamentalmente, entre el norte de Níger y el sur de Libia, o entre Nigeria y Libia. Esto se debe, entre otros motivos, al auge de la demanda en todo el Sahel.

Recientemente, el contrabando se ha convertido en una importante fuente de ingresos para los grupos armados que operan en la región del Sahel, acorde al informe.

Finalmente, y como tema principal del presente artículo, el análisis de los datos de la ONUDD muestra fuertes vínculos entre el tráfico y la trata de personas. “Lo que es menos conocido son las condiciones y dificultades a las que se enfrentan los migrantes incluso antes de llegar a las costas del mar“, dijo Zoi Sakelliadou, Oficial de Prevención del Delito y Justicia Penal de la ONUDD, quien también trabajó en el informe. 

Concretamente, muchas personas que son objeto de tráfico también terminan siendo objeto de trata en las minas de oro de África Occidental y Central con fines de explotación sexual o laboral. “Muchos de los que intentan cruzar nunca lo logran. Las redes criminales se aprovechan de las condiciones vulnerables de los migrantes para extorsionarlos y explotarlos sexualmente o para trabajos forzados, particularmente en las minas de oro en el Norte de África, África Occidental y el Sahel“, agregó Zoi.

Cabe señalarse que la minería artesanal de oro se practica en toda África Occidental, tanto en las zonas de sabana como en el desierto del Sahara. Desde 2012, ha surgido un número cada vez mayor de yacimientos de oro en todo el Sahel. Así, los sitios de extracción de oro son muy atractivos debido a la informalidad del sector, la falta de control gubernamental y la alta rentabilidad económica, fomentando así la actividad criminal organizada.

En este contexto, se ha documentado que los campos de trabajo forzado y las redes de tráfico sexual, que involucra tanto mujeres adultas como niñas, pueden proliferar en los sitios de minería ilegal y sus alrededores. Por ello, los traficantes han aprovechado la logística favorable que ofrecen las zonas minerassituadas en las proximidades de las rutas de tráfico de personas a través del Sahara para ampliar sus negocios.

Kédougou

La región de Kédougou, en el sureste de Senegal, alberga el 98% de las minas de oro del país. En los últimos años, la zona ha experimentado un auge minero sin precedentes, lo cual ha aumentado la demanda de mineros extranjeros y de servicios sexuales

En este sentido, muchas mujeres y hombres que habían recurrido a los traficantes en busca de ayuda para cruzar el Mediterráneo quedan atrapados en un círculo de explotación sexual y/o laboral.

Gao

Gao, la ciudad más grande del norte de Malí, está ampliamente controlada por grupos armados que trafican con personas para trabajos forzados. Se calcula que unos 6.000 niños, en su mayoría varones, se ven obligados a buscar oro en las minas de Malí en condiciones inhumanas, expuestos a abusos físicos, sexuales y psicológicos. Muchos de ellos son refugiados, solicitantes de asilo o migrantes que trabajan por tiempo indefinido, según recopila la ONUDD.

Agadez

Una situación similar se da en Agadez, en el centro de Níger. Se trata de un importante punto de tránsito a lo largo de la ruta del Mediterráneo Central, con personas que se desplazan desde el sur del Sahara hasta el Norte de África, y de allí a Europa. 

La naturaleza informal de las minas de Níger, junto con la falta de control estatal, los altos márgenes de ganancia, el bajo riesgo de castigo y la gran afluencia de migrantes, brindan oportunidades atractivas para los traficantes y crean un terreno fértil para el crecimiento de las redes de crimen organizado, informa la ONUDD.

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