Cristina Kirchner, en su reciente intervención en el curso “Realidad Política y Electoral de América Latina”, mostró una vez más su habilidad para manipular la narrativa política. Este discurso no fue más que un intento descarado de lavar la imagen del régimen dictatorial de Nicolás Maduro y de posicionarse, de manera hipócrita, como una defensora del capitalismo.
Defendiendo lo Indefendible
En su intervención, Cristina Kirchner trató de justificar el régimen autoritario de Nicolás Maduro, minimizando las atrocidades y violaciones de derechos humanos cometidas bajo su gobierno. “En Venezuela no hay ni diablos ni ángeles,” dijo Kirchner, tratando de equiparar la violencia de la oposición con la brutal represión estatal. Esta declaración no solo muestra una falta de empatía con las víctimas del régimen de Maduro, sino que también intenta desviar la atención de la realidad opresiva que viven los venezolanos.
Además, al referirse al bloqueo económico impuesto a Venezuela, Kirchner evitó mencionar las políticas desastrosas y la corrupción que han llevado al país a una crisis humanitaria sin precedentes. En cambio, se centró en atacar a los Estados Unidos, perpetuando una narrativa de victimización que solo beneficia a las élites corruptas de Venezuela.
El Intento Hipócrita de Presentarse como Pro Capitalista
Hoy nuevamente, Cristina Kirchner trató de presentarse como una defensora del capitalismo, elogiando el modelo chino de desarrollo económico. “China ha surgido sin tirar un solo tiro,” afirmó, alabando el crecimiento económico del país asiático. Sin embargo, omitió mencionar las numerosas atrocidades que China comete internamente para mantener su Leviatán de centralidad absoluta. Es importante recordar que este elogio proviene de una figura que ha implementado políticas económicas desastrosas en Argentina, llevando al país a una crisis financiera recurrente.
Kirchner comparó el modelo de mercado occidental con el modelo de participación estatal en la economía asiática, sugiriendo que el estado debe jugar un papel crucial en la economía. Esta postura es una contradicción directa con su historial de intervencionismo y políticas proteccionistas que han ahogado el crecimiento económico en Argentina.
Manipulación y Contradicciones
Es evidente que el discurso de Cristina Kirchner está lleno de contradicciones y manipulación. Por un lado, critica la “cultura líquida instantánea que no investiga, que no sabe,” pero por otro, utiliza la desinformación y la narrativa sesgada para defender regímenes autoritarios y atacar a sus adversarios políticos. Su intento de presentarse como una figura que defiende la justicia y la paz es simplemente un esfuerzo por distraer a los votantes de sus propios fracasos y errores.
Cristina Kirchner continúa demostrando que su retórica no es más que un juego de apariencias, diseñado para mantener su influencia política mientras sigue defendiendo a aquellos que oprimen y empobrecen a sus pueblos.