Anfitriones, líderes e invitados: una lista heterogénea
En primer lugar, imposible de omitir, Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa. El mandatario participó en persona tras haberse ausentado el año anterior por temor a la Corte Internacional de Justicia, que había emitido una orden de arresto que hubiese tenido que ser acatada por el anterior anfitrión, Sudáfrica. En esta ocasión “jugar de local” le permitió no solo tener un rol protagónico, sino adoptar una postura más agresiva contra occidente.
Otro líder que dictó gran parte de la agenda fue el mandatario chino, Xi Jinping, quien protagonizó importantes reuniones bilaterales con otros miembros. En estos encuentros trató alternativas económicas al dólar y la resolución de conflictos entre miembros del BRICS. Narendra Modi, presidente de la India, también formó parte de las reuniones, pero en comparación con los otros dos miembros ya mencionados adoptó una postura mucho más moderada, siempre con el multilateralismo en la mira.
Además de Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, fue la primera cumbre con los nuevos miembros del bloque de las economías emergentes; Egipto, Irán, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos. Lula da Silva fue el único de los miembros en no asistir en persona debido a una ligera hemorragia que sufrió días anteriores a la cumbre.
Además, fueron invitados 28 Estados y el Secretario General Antonio Guterres en nombre de las Naciones Unidas. Los más trascendentes en el contexto actual fueron el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas; Nicolás Maduro (cuya participación merece un artículo aparte); los mandatarios de Azerbaiyán y Armenia; Milorad Dodik de la República Srpska; y Cuba, que no envió a Diaz Canel, sino a su ministro del exterior.
La agenda: reformas financieras y nuevos esquemas de cooperación
La cumbre en Kazán abordó temas cruciales para el bloque, en un contexto marcado por la creciente inquietud de los países emergentes frente al rol hegemónico de Occidente en la economía global. La prioridad fue reforzar la independencia económica y la cooperación estratégica entre los miembros para mitigar los riesgos de posibles sanciones y restricciones impuestas por Occidente.
Uno de los puntos destacados de la agenda fue la discusión sobre mecanismos alternativos al dólar y al sistema SWIFT, tema que ha cobrado relevancia desde la exclusión de bancos rusos de este último en 2022. La desdolarización fue objeto de un debate estratégico, con propuestas que incluyeron desde la creación de una moneda BRICS hasta el aumento del uso de monedas nacionales en el comercio bilateral. Sin embargo, esta idea, respaldada por Brasil y Rusia, enfrentó escepticismo desde la postura más cautelosa de India, que planteó las dificultades estructurales y políticas de una posible unificación monetaria.
En lugar de un sistema de moneda única, los miembros acordaron explorar intercambios en monedas nacionales como una alternativa viable. China presentó su sistema de pagos alternativo al SWIFT, lo que abre la puerta a nuevas opciones para aquellos miembros que deseen disminuir su exposición al dólar estadounidense. Este nuevo sistema se llamará Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo (CIPS, del inglés Cross-Border Interbank Payment System).
La expansión del BRICS: ¿un bloque con influencia global?
Otro tema central fue la ampliación del bloque con la inclusión de nuevos miembros, en línea con el objetivo de aumentar su peso en la economía global. Con Egipto, Irán, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos sumados al grupo, el BRICS busca fortalecer su capacidad de presión y negociación en la arena internacional. Las deliberaciones sobre la expansión incluyeron criterios de admisión y mecanismos para asegurar que los nuevos miembros compartan los principios de independencia económica y cooperación multilateral que definen al bloque.
Estabilidad y cooperación en un mundo multipolar
Además de la reforma financiera, la cumbre también abordó temas de estabilidad política y seguridad regional, con énfasis en la resolución de conflictos internos en los países miembros y la cooperación en situaciones de crisis. Se realizaron reuniones bilaterales para tratar temas sensibles, como las tensiones entre India y China en la región del Himalaya, además de diálogos sobre la situación en Oriente Medio y África, donde varios de los nuevos miembros del BRICS tienen intereses estratégicos.
Perspectivas de un nuevo orden económico
La cumbre de Kazán reflejó el compromiso de los BRICS de construir un sistema que ofrezca a los países emergentes mayor autonomía frente a las instituciones financieras lideradas por Occidente. Las iniciativas para reforzar la cooperación financiera y las discusiones sobre la desdolarización, junto a la expansión del bloque, destacan el rumbo que este grupo desea tomar: uno en el que las economías en desarrollo puedan tener voz propia en un escenario económico multipolar.
Con el foco puesto en la independencia financiera (o construcción de una nueva hegemonía) y la cohesión del bloque, el BRICS podría convertirse en un pilar de estabilidad para el Sur Global, frente a las crecientes tensiones en el sistema internacional.