Las importaciones de fertilizantes rusos en Estados Unidos están en alza, alcanzando un récord de 944 millones de dólares entre enero y julio. El último máximo se produjo en el 2022 con un valor de 900 millones de dólares en siete meses.
En dicho período de tiempo, Canadá fue el mayor importador con 2.800 millones de dólares, seguido por Rusia y luego Arabia Saudita con 484,4 millones de dólares, Israel con 216 millones de dólares y Qatar con 214,2 millones de dólares.
Como se puede observar, Rusia es el segundo mayor proveedor de fertilizantes de Estados Unidos. En total en el año 2022 su mayor proveedor fue Canadá con 6.000 millones de dólares con un aumento del 58,5% respecto al 2021, seguido por Rusia con 1.900 millones de dólares con un aumento del 51,9% del anterior año.
Por lo tanto, las importaciones de fertilizantes rusos están alcanzando niveles mayores a los obtenidos previo a la invasión de Ucrania, al contrario de lo esperado debido a las sanciones y el intento por aislar a Rusia. En el primer semestre del 2023, Rusia representó casi el 20% de dichas importaciones a Estados Unidos, en comparación con el 19% del 2022 y el 15% del 2021.
Este hecho pone en cuestionamiento la efectividad de las sanciones. La necesidad de los fertilizantes rusos representa un límite hacia las medidas norteamericanas, ya que de aplicar sanciones se vería altamente perjudicado. A pesar de los intentos por castigar al invasor, lo sigue beneficiando con la compra de ciertos productos.
Por ello, Estados Unidos y Europa comenzaron a excluir a los fertilizantes de su lista de sanciones. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió en marzo del 2022 una licencia general para autorizar ciertas actividades que de otro modo estarían prohibidas por las sanciones a Rusia. De este modo, los fertilizantes fueron incluidos en la lista de productos vitales, junto a productos agrícolas y medicamentos.
Estados Unidos justifica las exenciones a sanciones por la escasez que sufre el mundo luego de la alteración de la cadena de suministros con la invasión a Ucrania. Por lo tanto, argumenta que busca apoyar la seguridad alimentaria internacional al aumentar sus compras hacia sus fertilizantes y provocar una reducción de los precios, impactando en el precio de los alimentos.
Con el mismo argumento, la Unión Europea aplicó las mismas exenciones a las exportaciones rusas de agricultura y fertilizantes, permitiendo a los Estados miembros descongelar el dinero relacionado a dichas actividades.
Así es como en los primeros 10 meses de 2022, las exportaciones rusas de fertilizantes aumentaron un 70% en comparación con el mismo período de tiempo en el 2021. Además, aumentaron un 50,5% en el primer semestre del 2023, en comparación con el mismo período del año anterior.