El escenario político actual en Europa comienza a ser ocupado por los partidos de ultraderecha, los cuales están alcanzando puestos relevantes de poder en países como Italia, España, Francia o Alemania. Su desarrollo es distinto en cada nación, pero se pueden encontrar un conjunto de elementos comunes entre todos ellos. Los análisis los han calificado como nativistas, populistas de derecha, nacionalistas, soberanistas, iliberales o católicos conservadores.
Dependiendo del país, las dificultades internas que posibilitaron el auge de este tipo de partidos varían desde temáticas como la inflación hasta problemáticas relacionadas con la inmigración, frente a lo cual los partidos tradicionales no lograron satisfacer a grandes porciones de la población. Esto da lugar a que ideas de extrema derecha se expandan al presentar diversas promesas atractivas a esos votantes insatisfechos y enojados con la política actual.
El atractivo de sus propuestas se basa en la materialización de diferentes ideas instaladas en la población, las cuales son tomadas como banderas por los partidos de extrema derecha. Asimismo, estos partidos llevan al resto de la población a sus filas al presentar sus propuestas como soluciones radicales a los problemas internos.
Un patrón común entre estos partidos se encuentra en las ideas católicas conservadoras. En esta instancia, el académico estadounidense Noah Feldman distingue las ideas conservadoras que son oficialmente enseñadas por la Iglesia de las ideas utilizadas para alimentar la extrema derecha en política, las cuales no todas son inherentemente católicas. De este modo, el mayor conservadurismo lleva a algunos partidos, incluso, a oponerse al actual Papa Francisco.
Teniendo esto en cuenta, se puede visualizar cómo los líderes enfatizan valores tradicionales de la familia, convocando a ciertos sectores del catolicismo más conservador. Un gran ejemplo de ello es la líder italiana, Giorgia Meloni, cuyo slogan es “Dios, Patria y Familia”. Bajo estas ideas, Meloni viene impulsando medidas y narrativas contra la comunidad LGBT, como su postura abiertamente opuesta al matrimonio igualitario y al reconocimiento legal de parejas del mismo sexo como padres de sus hijos.
A su vez, estos partidos se vinculan con sectores que se oponen a ideas como la vacunación obligatoria, las medidas contra el cambio climático y los derechos de las minorías, así como también con aquellos que defienden la libre portación de armas.
Algunos de estos partidos de ultraderecha se están agrupando dentro del parlamento europeo en el bloque conocido como “European Conservatives and Reformists”, donde actualmente se encuentra el partido de Meloni, Hermanos de Italia, y el partido español VOX. Entre sus principios declaraciones se incluye la “importancia de la familia” y la “integridad soberana del Estado nación, oposición al federalismo de la UE y un renovado respeto por la verdadera subsidiariedad”.
Esto último nos lleva a otro aspecto esencial que comparte la ultraderecha. Los líderes impulsan un fuerte nacionalismo, de la mano de la no intromisión de la Unión Europea dentro de sus propias fronteras. Esto, por ejemplo, ha llevado a uno de los líderes del partido alemán Alternativa para Alemania (AfD), Björn Höcke, a declarar que “la Unión Europea debe morir para que la Europa real pueda vivir”.
El rechazo de ciertas instituciones, fundamentalmente de la Unión Europea, lleva a algunos analistas a denunciar un avance contra la democracia liberal. Aquí nace el temor de líderes políticos europeos contrarios a la ultraderecha al percibir tanto el riesgo de su continuidad en el gobierno como la fortaleza del bloque europeo de derecha.
Estas ideas nacionalistas se conectan a su vez con su posición nativista en rechazo a la inmigración y un temor hacia el islam. Por ello, los diferentes líderes de ultraderecha que alcanzan el poder buscan impulsar medidas que detengan el ingreso de inmigrantes en sus naciones.