El Banco Mundial (BM) ha reducido la expectativa de crecimiento de China para el año 2024, al mismo tiempo que advirtió sobre recortes en la tasa de crecimiento de las economías en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico, presentando las más bajas de las últimas cinco décadas.
La actualización que realizó el organismo en su último informe, reformula algunos datos que presentó en abril de este año. De esta manera, de su pronóstico de crecimiento del 5,1% para la región en 2023 y del 4,8% para el 2024, pasó a 5% para este año, y un 4,5% para el 2024. En el caso particular de China, se mantuvo la tasa esperada para este año, pero disminuyó a 4,4% para el año próximo.
Desde el Financial Times, afirman que “las proyecciones muestran que la región se encamina hacia su ritmo de crecimiento más lento desde finales de la década de 1960, excluyendo eventos extraordinarios como la pandemia de coronavirus y el shock petrolero global de la década de 1970”.
Ahora bien, ¿a qué factores podemos atribuir esta reducción en la expectativa de crecimiento para la región?
1- Desaceleración del crecimiento Chino
El gigante asiático funciona como motor económico para la región, por lo tanto, la desaceleración de su economía impacta fuertemente en el Asia Oriental y Pacífico.
En primer lugar, una de las causas más importantes de la desaceleración, es la caída del consumo, tanto en el mercado local, donde se ubica la clase media más grande del mundo, como en el mercado internacional, donde China es conocido por ser la “fábrica del mundo”.
El consumo ha disminuido por varias razones, entre ellas, el menor crecimiento global por la pandemia del covid, la preferencia por el ahorro ante situaciones de incertidumbre, y el aumento de las tasas de interés por parte de las economías occidentales para paliar la inflación. En este sentido, según Aaditya Mattoo, economista jefe del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico, “las ventas minoristas en China cayeron por debajo de los niveles previos a la pandemia”.
En segundo lugar, otra causa importante es la presión deflacionaria de la economía china, que impacta directamente en los índices de crecimiento. Este fenómeno se produce, principalmente, por la combinación del exceso de producción con la menor demanda del mercado interno.
Finalmente, otros acontecimientos relevantes son el lento repunte del sector turístico, la crisis inmobiliaria de la cual se habla desde hace un tiempo pero aún no ha estallado y la caída del yuan en comparación con el dólar estadounidense, de aproximadamente un 5%.
2- Disputa geopolítica y comercial entre China y EUA
La disputa geopolítica y comercial entre Estados Unidos y China es otro factor que explica el empeoramiento de los indicadores asiáticos, ya que si bien en un primer momento la región fue beneficiada principalmente por el “desvío comercial” que produjo la disputa. En este sentido, los aranceles impuestos a Pekín aumentaron las importaciones norteamericanas de otros países asiáticos en perjuicio de China. Además, la salida de algunas empresas occidentales de China y su posterior relocalización en otros países asiáticos también benefició a la región.
Sin embargo, actualmente la región se ve perjudicada en su conjunto debido a las políticas proteccionistas del presidente estadounidense Joe Biden. La administración demócrata lanzó un paquete de leyes, como por ejemplo, la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia, que buscan impulsar la industria tecnológica norteamericana a través de inyección de recursos públicos, además de priorizar la compra de productos nacionales y/o de aliados, con el objetivo de “reducir la dependencia estadounidense de China”, afectando claramente a los países del sudeste asiático.
De esta manera, emerge y se potencia el “nearshoring” como estrategia complementaria, es decir, “una estrategia corporativa que busca localizar la producción geográficamente cerca del mercado dónde busca posicionar sus productos”. En este caso particular, se da generando incentivos para la relocalización de empresas occidentales que producen en China o Asia, hacia otras regiones “más seguras” en términos geopolíticos, y por lo tanto, más cercanas geográficamente de los polos económicos occidentales.
En este contexto, según Mattoo, la región “ahora está sufriendo una desviación del comercio lejos de ella” y las exportaciones de productos electrónicos y maquinaria desde China y países del sudeste asiático, como Indonesia, Vietnam, Filipinas, Malasia y Tailandia, disminuyeron después de la implementación de estas políticas.
3- Contexto mundial
Actualmente, el contexto global no es propicio. Las repercusiones de la pandemia continúan afectando la economía, ya que han disminuido las proyecciones económicas a nivel mundial. Esto ha generado, por un lado, una disminución en la demanda de bienes y servicios, y por otro lado, un aumento constante de la presión inflacionaria debido a las medidas económicas expansivas implementadas para mitigar la crisis. En este marco, la inflación que azotó prácticamente a todo el mundo, fue combatida vía aumento de las tasas de interés, provocando caídas en el consumo y la inversión.
Por otro lado, los recientes aumentos en la energía, también explican la merma en el consumo mundial, ya que aumentan los costos de producción y la presión inflacionaria, mientras que al mismo tiempo, reducen el poder adquisitivo de las familias para consumir.
De esta manera, según información publicada en el Financial Times, “las exportaciones de bienes han disminuido más del 20% en Indonesia y Malasia, y más del 10% en China y Vietnam en comparación con el segundo trimestre de 2022”.
Conclusión
El panorama económico para la región del Asia Oriental y Pacifico es complejo. Este escenario no afecta solo a la región, sino también al crecimiento mundial. Según Mattoos, «en una región que realmente ha prosperado a través del comercio y la inversión en la manufactura… la próxima clave importante para el crecimiento vendrá de reformar los sectores de servicios para aprovechar la revolución digital». Con el correr de los meses, podremos ver si los datos coinciden con los pronósticos realizados por el Banco Mundial, o si la región inicia un sendero de recuperación económica consolidado y sostenido.