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Análisis del Informe Mundial sobre las Drogas 2023

Todos los años, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen realiza un informe sobre el estado global de producción, distribución y consumo de drogas. En este artículo, resaltamos los puntos más importante del Informe Mundial sobre las Drogas 2023.

Publicado el 14 de julio de 2023 por Santiago Vera García
Análisis del Informe Mundial sobre las Drogas 2023

El Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) ha advertido sobre crisis convergentes en relación al tema, a medida que los mercados de drogas ilícitas siguen expandiéndose.

Las cuatro conclusiones de relevancia a las que ha arribo el organismo dependiente de Naciones Unidas son las siguientes:

  1. Las nuevas estimaciones sobre el número de personas que se inyectan drogas son superiores a las anteriormente estimadas, ya que los tratamientos y otras intervenciones son insuficientes, en particular para las cifras récord de personas desplazadas debido a las crisis humanitarias.
  2. Las drogas sintéticas «baratas y fáciles« están cambiando los mercados de la droga con resultados letales.
  3. El narcotráfico acelera la devastación ambiental y la delincuencia en la cuenca del Amazonas. En concreto, el narcotráfico está exacerbando otras actividades delictivas, como la tala y la minería ilegal, la ocupación ilegal de tierras y el tráfico de vida silvestre. Además, las minorías y pueblos indígenas están sufriendo violencia sostenida, desplazamientos y envenenamiento por mercurio entre otras.
  4. Es necesario mayor monitoreo del impacto de las sustancias psicodélicas en la salud pública debido a los acelerados cambios normativos y los ensayos clínicos con estas sustancias.

Adicionalmente, el Informe resalta que los problemas que plantean las drogas a nivel mundial obstaculizan el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en todos los ámbitos, desde la paz y la justicia hasta la salud y los derechos humanos, el medio ambiente y la igualdad.

Además, entiende que la salud pública debe seguir siendo la principal prioridad en el contexto de la rápida evolución de la normativa sobre fiscalización de drogas, y que los países deben aumentar la inversión en investigación para hacer un seguimiento de los efectos de las políticas que llevan a cabo.

El Informe también destaca cómo las desigualdades sociales y económicas impulsan, a la vez que son impulsadas por, los desafíos que plantean las drogas; entre ellos, la devastación ambiental y los abusos contra los derechos humanos causados por las actividades económicas ilícitas relacionadas con las drogas. Por demás, la demanda de tratamientos para trastornos relacionados con las drogas continúa en gran medida insatisfecha, de acuerdo con el Informe.

En suma, el Informe resalta el hecho de que los conflictos armados pueden desencadenar una expansión de la fabricación y del tráfico de drogas sintéticas. La producción “barata, fácil y rápida” de este tipo de drogas “ha transformado radicalmente muchos mercados de drogas ilícitas”. Esto es plausible, sobre todo, en Ucrania.

En concreto, y a modo de resumen de los datos más importantes revelado por el informe, cabe resaltar que el cannabis sigue siendo con mucho la droga que más se consume en el mundo. En relación a ello, el confinamiento durante la pandemia del COVID-19 contribuyeron al aumento del consumo de cannabis, tanto de la cantidad como de la frecuencia.

Se calcula que 219 millones de personas consumieron cannabis en 2021, es decir, el 4% de la población mundial. Este número ha aumentado en un 21% en la última década. En términos geográficos, la región donde más cannabis se consume sigue siendo América del Norte, donde el 17,4% de la población de entre 15 y 64 años consumió esa droga en 2021.

Por último, el cannabis es el responsable de una proporción importante de los daños relacionados con las drogas en todo el mundo. En 2021, aproximadamente el 46% de los países notificaron que el cannabis era la droga vinculada al mayor número de trastornos por consumo de drogas.

Con respecto a los opioides, se calcula que 60 millones de personas consumieron opioides en 2021, es decir, el 1,2% de la población mundial. La mitad de ellas residían en Asia Meridional o Asia Sudoccidental, lo cual es geográficamente razonable si se tiene en cuenta que el 80% de la producción ilícita de opio se concentró en Afganistán en 2022.

En términos de distribución, la ruta de los Balcanes sigue siendo la principal vía de tráfico de opiáceos, saliendo de Afganistán directo hacia Europa Central y Occidental por los Balcanes. En 2021, las incautaciones de drogas realizadas en esa ruta repuntaron tras haberse visto afectadas por el comienzo de la pandemia del COVID-19 en 2020.

En lo que refiere a la cocaína, se calcula que 22 millones de personas consumieron cocaína en 2021, lo que equivale al 0,4% de la población mundial. América y Europa Occidental y Central son, hace muchos años, los dos principales mercados de consumo de esta droga, a pesar de que la demanda de cocaína en África y Asia ha aumentado en el último tiempo.

La fabricación de cocaína alcanzó en 2021 un nuevo récord de 2.304 toneladas de cocaína pura. Las incautaciones se realizan cada vez más cerca de los centros de producción de América del Sur, donde la cantidad total incautada ya triplica con creces la incautada en América del Norte.

Cabe recordar que el 100% de la producción mundial de la planta de coca se concentra en Bolivia, Perú y Colombia. En este sentido, América del Sur y Centroamérica, y el Caribe son las subregiones con la mayor proporción de personas en tratamiento por consumo de cocaína a nivel mundial.

Con respecto a los estimulantes de tipo anfetamínico, se calcula que 36 millones de personas consumieron anfetaminas en 2021, es decir, el 0,7% de la población mundial; resaltando que el consumo de este tipo de drogas ha aumentado en la última década.

América del norte se posiciona como la región en la que se consume la mayor cantidad de anfetaminas. Por su parte, Asia Oriental y Sudoriental ocuparía el segundo lugar en cuanto al número de consumidores. En 2021, además, se incautaron cantidades récord de estimulantes de tipo anfetamínico, entre los cuales predominaba la metanfetamina.

En lo que respecta al tratamiento, la brecha de género es especialmente pronunciada. Las mujeres representan casi una de cada dos personas que consumen anfetaminas, pero tan solo una de cada cuatro personas que se someten a tratamiento por trastornos por consumo de esas sustancias.

En lo que refiere a las nuevas sustancias psicoactivas (NSP), como la ketamina, se determinó que, en 2021, se consumían NSP en la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, el acceso a datos sobre el consumo de este tipo de drogas es escaso en comparación a los datos sobre el consumo de las anteriores.

No obstante ello, se estima que el consumo de NSP podría estar disminuyendo en América del Norte y Europa, pero es probable que en Europa Oriental, Asia y, tal vez, África se estén produciendo incrementos a medio plazo de su consumo.

En términos generales, es importante resaltar que África se ha convertido y asentado como un centro de distribución a nivel global. África Occidental es fundamental para el tráfico de cocaína, África Oriental para el tráfico de heroína y el continente en general para el tráfico de cannabis, producido ahí mismo.

Por último, cabe resaltar también algunas de las conclusiones a las que arribó el informe “La aplicación de las leyes de las drogas” realizado por la Comisión Global de Política de Drogas en 2020.

A modo de resumen, el informe resalta que los mercados ilegales de drogas proporcionan una inmensa fuente de poder y ganancias a los grupos de la delincuencia organizada. Lamentablemente, esta situación no ha variado a pesar de la gran inversión de capital político, económico, social y militar dedicado a la “guerra contra las drogas. Muy por el contrario, esta estrategia ha generado un “gran y trágico costo humano.

El costo humano de las políticas represivas frente a las drogas en todo el mundo ha sido trágicamente alto. (…) No existen pruebas sólidas de que el aumento de la intensidad represiva incremente los costos reales para quienes trafican con drogas” (informe de la Comisión Global de Política de Drogas).

Lejos de reducir los mercados de drogas –que, de hecho, se están expandiendo en escala y complejidad en todo el mundo –, las respuestas represivas de la justicia penal y las entidades militares han exacerbado los ya profundos impactos de la delincuencia organizada relacionada con las drogas, desde la violencia generalizada en algunos Estados hasta el aumento de la corrupción, y han socavado la estabilidad política y económica”, señala el informe, acusando que los “enfoque punitivos” perjudican “la salud y los derechos humanos”.

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