Los líderes de Estados Unidos, India, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Alemania, Italia y la Unión Europea firmaron un Memorando de Entendimiento (MoU) en el marco del G20 por el cual se comprometen a trabajar juntos para desarrollar el nuevo corredor económico India – Medio Oriente – Europa o IMEC por sus siglas en inglés.
El IMEC estará compuesto por dos corredores separados, el corredor este que conectará a la India con el Golfo Pérsico o Golfo Arábigo, nombre preferido por los países árabes como los que forman parte de la iniciativa, y el corredor norte que conectará el Golfo Arábigo con Europa.
Incluirá un ferrocarril que, una vez finalizado, proporcionará una red de tránsito transfronterizo confiable y eficiente económicamente para complementar las rutas de transporte marítimo y por carretera existentes, permitiendo el tránsito de bienes y servicios hacía, desde y entre la India, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania, Israel y Europa.
A lo largo del trazado ferroviario, los participantes pretenden habilitar el tendido de cables para electricidad y conectividad digital, así como tuberías para la exportación de hidrógeno limpio. Este corredor asegurará las cadenas de suministro regionales y facilitará el comercio.
El proyecto se presenta como una alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en inglés) promovida por China, también llamada Nueva Ruta de la Seda, que busca desde 2013 establecer redes comerciales y de infraestructura que conecten Asia, Europa y África. China ha invertido hasta ahora alrededor de 1 billón (trillion) de dólares en sus proyectos. Desde Beijing dijeron el mes pasado que, a lo largo de los años, se firmaron documentos de cooperación en el marco del BRI con más de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales.
Desde los medios indios, que fueron los que cubrieron más ampliamente el anuncio del nuevo corredor económico, argumentaron que, en oposición al proyecto chino, no se buscará influenciar políticamente a los países miembros ni sumirlos en “trampas de deuda” que no puedan pagar y que los aten a los intereses de las potencias que lo financian. El anuncio llega a la vez que se ralentizan las inversiones chinas en su programa de infraestructura global. Los datos revelan que el valor de los nuevos proyectos se ha estancado desde su punto máximo en 2019, coincidiendo con la crisis de deuda inmobiliaria interna de China.
Este es un nuevo paso occidental para contrabalancear la Nueva Ruta de la Seda y sigue los pasos de otras iniciativas previas de inversión en infraestructuras estratégicas como la Asociación para la Inversión Global en Infraestructura (PGII) promovida por el G7, el Blue Dot Network o el programa Build Back Better World. Esta nueva iniciativa superadora podría acelerar el comercio entre India y Europa en un 40%.
Las discusiones sobre el proyecto comenzaron en julio del año pasado durante la visita de Biden a Arabia Saudita y continuaron este año en reuniones entre Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y la India. Israel, que no tiene relaciones diplomáticas con Arabia Saudita, también se incorporó al proyecto junto con Jordania, aunque no firmaron el MoU ya que no forman parte del G20 y no participaron de la última cumbre. La medida se produce en medio de los esfuerzos de Estados Unidos por un acuerdo diplomático más amplio en el Medio Oriente que haría que Arabia Saudita reconociera a Israel.
El primer ministro Narendra Modi lo aclamó como “un testimonio del esfuerzo humano y la unidad entre continentes”, mientras que el presidente estadounidense Joe Biden lo consideró “verdaderamente importante“.
Los líderes no especificaron los detalles acerca de la financiación del proyecto. Un grupo de trabajo presentará planes más completos durante los próximos 60 días, incluido un cronograma para la construcción de la infraestructura. Si bien el proyecto es ambicioso y puede tener gran relevancia estratégica hoy en día solo existe en los papeles y es difícil pronosticar su impacto efectivo. Esto fue resaltado por el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dijo que ahora era necesario trabajar para que el plan fuera “real”.
Italia, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos son parte tanto de la Nueva Ruta de la Seda como del flamante Corredor Económico. Sin embargo, los medios italianos informaron el domingo que la primera ministra Giorgia Meloni intenta la complicada tarea de, a la vez que mantener fuerte lazos con China lograr una salida “suave” de la BRI a la que se unió Roma en 2019.
Tras el anuncio, el presidente Biden comentó: “El mundo se encuentra en un punto de inflexión en la historia. Un punto en el que las decisiones que tomemos hoy afectarán el curso de nuestro futuro, todo nuestro futuro en las próximas décadas. Un punto en el que nuestras inversiones son más críticas que nunca”
El ambicioso plan muestra que Estados Unidos puede contar con sus aliados de Medio Oriente en sus esfuerzos por contener el ascenso de China, pero también cómo los Estados del Golfo intentan encontrar un equilibrio entre aliados tradicionales como Estados Unidos y socios emergentes como China en lo que ven como una un orden mundial que ya no es unipolar. Cabe resaltar que, para los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, el corredor India-Oriente Medio-Europa no es necesariamente un reemplazo de la BRI. Los países del Golfo están utilizando esta multipolaridad para intentar situarse en el centro del comercio mundial y, manteniéndose en el medio, conseguir beneficios tanto de China como de EEUU que los intentaran llevar a sus lados.
La cumbre del G20 y el anuncio del corredor económico se producen pocas semanas después de que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos fueran invitados a convertirse en miembros de los BRICS.
De tener éxito este programa un container que hoy viaja desde Mumbai, a través del Canal de Suez hasta Europa, podría en el futuro ir por ferrocarril desde Dubai a Haifa en Israel y luego a Europa, ahorrando tiempo y dinero. En la actualidad, el Canal de Suez es un importante cuello de botella para el comercio mundial: por el pasa aproximadamente el 10% del comercio marítimo mundial, pero a menudo sufre perturbaciones. En marzo de 2021, el gigante portacontenedores Ever Given provocó una interrupción del tráfico de Suez durante casi una semana después de quedar atrapado en diagonal en la vía fluvial.