El secretario de estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se encuentra esta semana en medio oriente participando de reuniones con actores claves dentro del conflicto como el primer ministro israeli, Benjamin Netanyahu y por otro lado se reunió con las autoridades de Egipto y de Qatar, quienes actúan como mediadores en búsqueda de un acuerdo de alto al fuego.
El principal punto de desacuerdo entre los bandos del conflicto es sobre la presencia militar de las FDI en Gaza, el Hamas exige una retirada total del ejército de su territorio mientras que Israel exige mantener presencia militar en dos corredores, Netzarim y Filadelfia.
El Corredor Filadelfia es uno de los puntos más estratégicos de la región ya que este se encuentra en la frontera que separa la franja de Gaza con Egipto, lugar que fue controlado por Israel desde 1967 hasta el año 2005 cuando retiró a su ejército de manera total de Gaza. En ese entonces el primer ministro israeli, Ariel Sharon, fue criticado por entregar la frontera pero argumentó que si no lo hacía, se iba a seguir diciendo que la retirada de la franja no había sido total. Desde ese entonces la frontera fue vigilada por las autoridades egipcias.
Según el Mossad, a través de esa frontera se trafican armas y terroristas sin parar desde aquel entonces, aprovechando la delicada situación de los soldados egipcios de la frontera quienes eran fáciles de sobornar ante la baja compensación que recibían.
Como consecuencia a esa decisión, no solo la frontera dejó de ser segura y la franja de Gaza se volvió uno de los lugares con mayor almacenamiento de armamento del planeta, sino que se siguió criticando a Israel diciendo que mantiene presencia en Gaza. Netanyahu no está dispuesto a cometer ese error.
Ante la imposibilidad de recuperar el corredor en los años previos, actualmente Israel tras su incursión militar en Gaza pudo restablecer el control y se encuentra con la oportunidad histórica de mantenerlo. Netanyahu cree que esta es la única manera de dejar totalmente desconectado al grupo Hamas e imposibilitado de rearmarse para el futuro ya que no recibiría por esta vía envíos desde el exterior, asegurando la integridad del estado de Israel.
Como alternativa a la presencia militar, se propuso utilizar artefactos tecnológicos llamados “state-of-the-art sensors” para que cuiden la frontera. Estos poseen sensores sísmicos, acústicos, de movimiento, cámaras térmicas y radares de penetración de suelo. Esta tecnología era utilizada en Israel previo a la masacre del 7 de octubre pero evidentemente presentaron fallas al demostrar ser penetrables e hicieron posible dicho episodio, por lo tanto del lado de Israel esa alternativa estaría totalmente descartada, justificando la exigencia de mantener presencia física del ejército para asegurar la zona.
Mientras se dan las negociaciones las tensiones aumentan tras continuos enfrentamientos en el norte de Israel en su frontera con el Líbano. Entre Israel y Hamas ninguno de los dos estaría dando el brazo a torcer, al mismo tiempo se negocia la devolución de rehenes generando aún más tensión al conflicto.