El partido populista de derecha, que se sustenta sobre una plataforma electoral antiinmigración, ha crecido exponencialmente en las encuestas en los últimos años. Esto se ha visto exacerbado desde la asunción en 2021 de Olaf Scholz como primer ministro al mando de una débil coalición entre verdes, socialdemócratas y liberales.
Este ascenso era evidente sobre todo en la retórica alarmista del establishment político alemán y todavía no se había visto en elecciones más allá de algunos consejos municipales y las ultimas elecciones al parlamento europeo.
Este domingo, con alrededor del 73% de las mesas escrutadas los resultados le dan 32,8% en Turingia donde queda en primer lugar superando los 23,6% de la centroderecha de Unión Democristiana, CDU, por sus siglas en alemán.
Mientras tanto, en Sajonia quedaron debajo de los democristianos, liderados durante décadas por Angela Merkel, por un leve margen de 31,9% frente a 30,6%.
En estas regiones los partidos gobernantes a nivel nacional parecen haberse vuelto muy impopulares ya que Los Verdes y los liberales del FDP quedaron sin representación en los parlamentos estaduales luego de posicionarse por debajo del umbral de 5% para acceder a escaños. El SPD, Partido Socialdemócrata, al que pertenece el Canciller Scholz obtuvo entre el 6 y el 7%.
A pesar de obtener la mayor cantidad de votos, AfD difícilmente logre formar gobierno ya que necesita la mitad más uno de los escaños del parlamento provincial y el resto de los partidos políticos alemanes se han manifestado en las últimas semanas en contra de formar gobierno junto a quienes llaman “extremistas de ultraderecha”.
El 22 de septiembre habrá elecciones en otro de los estados del este alemán, Brandenburgo, donde es probable que se repitan resultados similares.
Otra de las revelaciones de estos comicios fueron los buenos resultados del nuevo partido Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) que se posicionó en tercer lugar en ambos estados con un apoyo del 11 al 15%. Este partido de izquierda, pero nacionalista y conservador en lo social, es liderado por la política del mismo nombre que renunció a su banca en representación del bloque La Izquierda (Die Linke) para formar su propio espacio.
Sahra Wagenknecht lleva como lema de su partido “Sentido Común y Justicia” y aboga por una política radical y anticapitalista que a la vez rechaza la agenda progresista, el envío de armas a Ucrania y las fronteras abiertas para los migrantes.
Su aparición hizo perder terreno al partido tradicional de izquierda, Die Linke, que cayó al 6° lugar y quedo sin bancas en Sajonia mientras que, en Turingia, único estado que gobierna, quedó en cuarto lugar con el 13%.
Los parlamentos estatales de Alemania tienen un poder considerable sobre los asuntos regionales en cada uno de los 16 estados del país, y los líderes de cada estado controlan un escaño en el Bundesrat de Alemania, que sirve como cámara alta del Parlamento Federal.
La migración y el apoyo de Alemania a la guerra en Ucrania han sido dos de los temas principales de la campaña, a pesar de que los parlamentos estatales tienen muy poca influencia en la política sobre cualquiera de estas cuestiones.
Tanto la AfD como la BSW se oponen al apoyo de Alemania a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa en curso, reuniendo a los votantes en torno a llamamientos a la paz, mientras que miembros de ambos partidos han expresado cierto apoyo al presidente ruso, Vladímir Putin.
El ataque con cuchillo en un festival en la ciudad de Solingen, en el oeste de Alemania, el pasado fin de semana, renovó el debate nacional sobre la política de asilo. El atacante que dejó 3 muertos y 8 heridos es presuntamente un inmigrante sirio, a quien se le había negado el asilo pero vivía igualmente en Alemania y parece estar ligado al Estado Islámico.
Tras el ataque el gobierno de Scholz tomó algunas medidas para endurecer un poco los controles migratorios y deportó por primera vez a inmigrantes afganos que residían ilegalmente.
Si miramos el mapa electoral vemos que la división entre Alemania Occidental y Alemania Oriental durante la guerra fría dejó cicatrices profundas en las preferencias políticas del electorado. A pesar de la reunificación en 1989, en el este, ex DDR, que estaba bajo influencia soviética han primado posiciones más extremas y conservadoras, tanto de izquierda como de derecha.
Esto quedó claro en las elecciones, así como la creciente receptividad en el electorado de los discursos antiinmigración. Esto se da a pesar de que el este no es el área donde más migrantes son atraídos.
La ex Alemania Oriental tiene hoy tasas de desempleo un 50% más altas y salarios promedio 30% más bajos.
También es donde más apoyo tiene la AfD, lo cual se vio en las elecciones al Parlamento Europeo del último junio.
El líder del AfD en Turingia, quien obtuvo el primer puesto con más de medio millón de votos, es una de las principales figuras del ala mas extrema del partido a nivel nacional. El ex profesor de historia Björn Höcke ha sido multado con 13.000 euros por terminar un discurso en 2021 con la frase “Todo por Alemania” (Alles für Deutschland), también utilizada en la Alemania Nazi y cuyo uso en público es penado por la ley alemana.
Este año volvió a ser multado por lo mismo ya que en un discurso en diciembre de 2023 gritó “Todo por…” dejando completar al público “¡Alemania!”. Han intentado elevar su caso al Tribunal Constitucional Alemán para declararlo inelegible, así como también a la AfD bajo el amparo del artículo 21 de la Constitución Alemana que prohíbe partidos antidemocráticos.
Estos comicios en los estados del este de Alemania son vistos estratégicamente por la AfD como una etapa intermedia par su carrera nacional. Es probable que presenten un candidato a canciller en las elecciones generales de septiembre de 2025, pero se trata más bien de algo simbólico. Difícilmente logren obtener una mayoría gubernamental a nivel nacional ya que tienen complicado formar parte de una coalición si se mantiene la negativa de los otros partidos a considerar siquiera una alianza con ellos.
Solo quedan dos elecciones estatales antes de las generales, en Brandemburgo, el 22 de Septiembre y en Hamburgo, el 2 de marzo, siendo esta la única oportunidad de medirse en Alemania Occidental, con un electorado más progresista.