El ascenso económico de China es ampliamente reconocido, resultado de las reformas pro-libre mercado lideradas por Deng Xiaoping hace más de 30 años. Estas iniciativas llevaron a China hacia una posición destacada en el ámbito internacional, llegando a competir con Estados Unidos en una serie de complejas dinámicas económicas y geopolíticas.
A pesar de la aparente imparabilidad del crecimiento chino, es crucial reconocer que nada es para siempre. En 2023, la inversión extranjera, que parecía ilimitada en el gigante asiático, experimentó su incremento más bajo en 30 años, registrando “solo” 33.000 millones de dólares, según datos de la Administración Estatal de Divisas (SAFE). Este descenso del 82% en términos interanuales plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento económico chino.
La inversión, según la SAFE, sufrió su primera disminución trimestral desde 1998. Aunque se observó una leve recuperación hacia el final del año, los 17.500 millones de dólares registrados en ese período representaron una disminución del 33% en comparación con el año anterior.
Este fenómeno puede atribuirse a diversas causas. Por un lado, las estrictas medidas de cuarentena por la pandemia de COVID-19, más rigurosas en China que en otras partes del mundo, afectaron negativamente a las empresas extranjeras. Además, el aumento de las tasas de interés en las economías avanzadas, en contraste con la reducción de las mismas en China para estimular su economía, generó una falta de incentivos para mantener inversiones en el país.
También es importante mencionar la crisis inmobiliaria, especialmente tras el colapso de Evergrande, que ha dejado secuelas notables en la economía china.
Las ganancias de las empresas extranjeras disminuyeron un 6.7% respecto al año anterior, alcanzando su nivel más bajo en tres años. El crecimiento económico de Japón superando al de China después de 46 años constituye un golpe significativo, especialmente dada la relevancia de las alianzas estratégicas de ambos países.
No obstante, se pueden rescatar algunos datos. Un estudio del Instituto Económico Alemán reveló que las empresas alemanas alcanzaron un récord de inversión en China, ascendiendo a 12.000 millones de euros. Este hecho, considerando la importancia de Alemania en la Unión Europea, sugiere un creciente interés de los países de la Eurozona en comerciar con naciones que no estén completamente bajo la influencia de Estados Unidos.
También podemos destacar el caso de la provincia de Shaanxi, que durante 2023 registró un record en las últimas dos décadas, con un aumento interanual del 29,9% de inversión extranjera, sumando un total de 408 nuevas empresas, según datos del departamento de comercio de la provincia.