Con miras a las elecciones primarias en Bolivia, el Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) ha dejado en claro su separación del actual mandatario, Luis Arce, a quien llevaron a la presidencia en las elecciones de 2020.
En una conferencia de prensa, se le preguntó al vicepresidente del MAS-IPSP, Gerardo García, acerca de si existe una “ruptura oficial definitiva” entre el partido y el Gobierno, a lo que García respondió: “Con esto que está amenazando procesar, meter preso e inhabilitar a nuestro hermano Evo, aquí se rompió todo“.
El pasado 13 de agosto, Evo Morales anunció a través de su cuenta de X que había recibido denuncias que vinculaban al bufete “Lima y Asociados” con el ministro de Justicia, Iván Lima,. El bufete, que en la actualidad está dirigido por el hermano del ministro de Justicia según acusaciones de Morales, se encarga de “defender o asesorar” a una empresa privada que está demandando al Estado boliviano por 35 millones de dólares.
Además, Morales indicó que la “imagen de la justicia” actual en Bolivia “es una de las peores“ porque, en su opinión, “los jueces buenos son marginados por la rosca corrupta que maneja la Justicia boliviana“. Además, se rehúsan a modificar el sistema judicial, respaldan el golpe de Estado de 2019 en su contra, absuelven “a corruptos condenados“, y boicotean “la elección de magistrados para prolongar su mandato a cambio de inhabilitarlos y defenestrar el Estatuto Orgánico del MAS-IPSP”.
El vicepresidente del MAS se refiere a lo ocurrido con Iván Lima como el acontecimiento que rompió cualquier “esperanza” de poder “dialogar, debatir y discutir“, descartando además la posibilidad de que Arce vuelva a ser candidato presidencial. Esto implica que, si tiene la intención de postularse como candidato en las elecciones de 2025, deberá buscar el respaldo de otro partido político.
“Los verdaderos militantes del MAS, imposible que podamos aceptar la candidatura de un traidor“, afirmó García. Además, agregó que, “si quiere hacer su candidatura, que lo haga, está en su derecho, pero debería por moral incluso renunciar (…) cualquiera que quiera ser candidato estando en ejercicio de la Presidencia, seis meses antes debería de renunciar y no aprovecharse en las campañas“.
El ministro Lima, por su parte, aclaró que no tiene relación laboral con el bufete mencionado desde hace dos años y medio, y que no permitirá que el expresidente continúe difundiendo falsedades. Asimismo, añadió que Morales deberá “rendir cuentas ante la justicia por sus acusaciones“. “Las mentiras de Evo Morales van a tener que demostrarlas ante un juez (…) son un exceso, son calumnias, son delitos que va a tener que responder ante los tribunales de justicia”, resaltó el ministro.
Frente a esto, el expresidente, con el apoyo del MAS-IPSP, argumentó ante el anuncio de judicialización por difamación que “el juicio que anunciaron el ministro de Justicia y voceros oficialistas es la confirmación de la decisión política del gobierno para inhabilitarnos con una maniobra judicial”. Morales agregó que la medida es un “acto de guerra sucia del divisionismo” que demuestra “la traición y el oportunismo que forma parte del plan de destrucción del MAS-IPSP”.
“Si ellos están provocando con esta amenaza de querer inhabilitar a nuestro presidente del instrumento político del MAS de su candidatura o a que él no vuelva a ser presidente del instrumento, están equivocados, el pueblo se va a movilizar”, añadió, por su parte, Gerardo García.
Si bien las tensiones entre el MAS y el gobierno de Luis Arce han aumentado en los últimos días debido a las discrepancias entre el expresidente Evo Morales y el ministro de Justicia, el partido ha expresado críticas hacia el Gobierno de Arce en varias ocasiones. Por un lado, se lo acusa de no investigar las denuncias de corrupción y narcotráfico presentadas por Morales; mientras que, por otro lado, el expresidente sostiene que es perseguido y desprestigiado por el gobierno.
La ruptura dentro del oficialismo, y particularmente entre Evo Morales y Luis Arce, ocurre en un contexto de proximidad a las primarias para las elecciones presidenciales de 2025. Arce fungió como ministro de Morales durante más de una década y, posteriormente, fue el candidato respaldado por el expresidente en los comicios de 2020. Desde su breve autoexilio, el líder indígena desempeñó el papel de jefe de campaña de Arce, creyendo que este último sería un reemplazo temporal. Incluso en entrevistas, Morales continuaba refiriéndose a él como “su ministro y subordinado“. Sin embargo, Arce logró consolidarse dentro del partido, posicionándose como un líder tecnócrata con menos orientación ideológica en comparación con Morales