Rusia desde hace ya un tiempo ha tenido una política de acercamiento a África, aprovechando las tendencias antioccidentales que han surgido en este continente y, obviamente, su valor estratégico y geopolítico.
Por un lado, el presidente Putin ha expandido su influencia política entre los lideres del África, y, por el otro, las fuerzas armadas rusas, en conjunto con el Grupo Wagner, han desarrollado alianzas y cooperación militar y estratégica con una gran cantidad de países en el continente. Por ejemplo, en los últimos meses, Putin ha tenido reuniones con los líderes de Níger y Chad, y al mismo tiempo la República Centroafricana recibirá una base militar rusa.
Es por esto qué, luego de los incidentes entre Wagner y la Federación Rusa en junio pasado que culminaron con la cúpula del grupo paramilitar fallecida en un sospechoso accidente, surgía la duda de cuál iba a ser el futuro de Wagner, y, principalmente, sobre el futuro de las extensas operaciones en África y Siria.
Es importante aclarar que Wagner en África estaba presente en varios países, con objetivos que iban desde proteger operaciones mineras o entrenar soldados, hasta desestabilizar gobiernos y apoyar insurgencias. Es por eso qué el grupo contaba con tanta importancia en el continente, y su futuro era fundamental para el ejercicio de la política exterior de Rusia.
“Hubo una reunión en el Kremlin poco después del motín de Prigozhin, en la que se decidió que las operaciones de Wagner en África quedarían directamente bajo el control de la inteligencia militar rusa, el GRU”. BBC.
El grupo pasó a estar bajo el control del General Andrey Averyanov, comandante de la Unidad 29155, que se especializa en asesinatos planeados y la desestabilización de gobiernos extranjeros.
Según BBC, las instrucciones impartidas desde la nueva conducción fueron otras: “Rusia ofrece a los gobiernos de África un paquete de supervivencia del régimen a cambio de acceso a recursos naturales de importancia estratégica”.
Evidentemente la política exterior de Rusia hacia África ha cambiado. Además de ofrecer este nuevo paquete de supervivencia, buscan influir para cambiar las leyes de minería en el África Occidental, buscando atacar las compañías mineras de los países occidentales.
BBC confirma que “las operaciones multimillonarias ahora están siendo dirigidas principalmente por el ‘Cuerpo Expedicionario’ ruso, dirigido por el hombre acusado de estar detrás del intento de asesinar a Sergei Skripal utilizando el agente nervioso Novichok en las calles del Reino Unido, una acusación que Rusia ha negado”.
“Este es el Estado ruso que sale de las sombras en su política africana”, dice Jack Watling, especialista en guerra terrestre del Royal United Services Institute.
Presencia rusa en África
El General Averyanov comenzó en septiembre del año pasado una gira de reuniones con los líderes de los países africanos con los cuales el Grupo Wagner tenía lazos estrechos, acompañado del viceministro de Defensa de Rusia, Yunus-Bek Yevkurov.
Esta gira arrancó en Libia visitando al General Haftar, para luego ir a Burkina Faso a saludar a Ibrahim Traoré, líder golpista. Además visitó la República Centroafricana, la operación de Wagner más consolidada en el continente, Mali y Níger. “Rusia no es un aliado nuevo. Rusia estuvo allí antes en los años 1970 y 1980. Existe este sueño de volver a una época mejor, que a menudo se asocia con la relación con Rusia”, dice Watling.
Ahora los rusos, a través de Wagner y sus fuerzas armadas, se están focalizando en sostener a los gobiernos de Burkina Faso, Mali y Níger, los cuales tuvieron golpes de estado en el último tiempo.
Watling informa que “Inicialmente, estas juntas fueron líderes de transición. Se suponía que debían organizar elecciones y lograr el retorno a las instituciones democráticas. Pero ahora los paramilitares rusos intervienen para proteger a la junta militar, permitiéndoles quedarse todo el tiempo que quieran. Lo que los rusos han proporcionado es una fuerza de ataque, con helicópteros con capacidades avanzadas y mucha potencia de fuego”.
Una de las principales preguntas que surgen es sobre la financiación de estas operaciones. La respuesta es simple: actividades paralelas. “Existe un modus operandi estándar en Rusia, que consiste en cubrir los costos operativos con una actividad comercial paralela. En África, eso se logra principalmente a través de concesiones mineras. Ahora estamos observando a los rusos intentando desplazar estratégicamente el control occidental del acceso a minerales y recursos críticos”.
A través de estas tácticas, los rusos han logrado extraer 2 mil millones de dólares en oro en los dos últimos años, que probablemente se hayan usado para financiar la guerra en Ucrania, según The Blood Gold Report. A su vez, luego de presiones para cambiar el código minero en Mali, han logrado desplazar a una empresa australiana de extracción de litio.
Además, los rusos han tomado control de la mina de oro Intahaka, en Mali, cerca de la frontera con Burkina Faso. Lo importante de esta mina es que había estado en disputa y bajo control insurgente por varios años. Al mismo tiempo, en la República Centroafricana han obtenido una concesión para explotar la mayor mina de oro del país, a cambio de respaldo al régimen. En Sudán, una compañía rusa maneja una refinería de oro que permite la compra y contrabando de oro sin procesar. Watling prevé otro conflicto estratégico por un mineral: el uranio. “En Níger, los rusos están tratando de obtener un conjunto similar de concesiones que privarían a Francia del acceso a las minas de uranio del país”.
Esto último puede exacerbar el poder ruso en materia energética, y continuar su ‘chantaje energético’, como hizo con Alemania y el gas. Francia es extremadamente dependiente de su energía nuclear, ya que cuenta con 56 reactores que producen dos tercios de la energía del país. Aproximadamente un quinto del uranio necesitado para los reactores es importado desde Níger.
Existen muchas críticas acerca del intercambio entre estos países, ya que Francia utiliza su posición de excolonia para explotar a países como Níger. Según el Dr. Watling, “La narrativa que Rusia está impulsando es que los Estados occidentales siguen siendo fundamentalmente coloniales en su actitud. Es muy irónico porque el enfoque ruso, que consiste en aislar a estos regímenes, capturar a sus elites y extraer sus recursos naturales, es bastante colonial”.
Dice Watling que Rusia está buscando cambiar su enfoque de política exterior, ya que buscan ganar los duelos estratégicos y geopolíticos, que tienen mucho mayor peso en el largo plazo. “Lo que buscan hacer es exacerbar nuestras crisis a nivel internacional. Están intentando provocar incendios en otros lugares y ampliar los que ya existen, haciendo un mundo menos seguro. En última instancia, nos debilita en la competencia global a la que nos enfrentamos actualmente. Por lo tanto, el impacto no se siente de inmediato, pero con el tiempo se convierte en una amenaza grave”.