Ilham Aliyev es el presidente de la República de Azerbaiyán desde el año 2003, cuando sucedió a su padre, que fue presidente y a su vez líder comunista previo a la disolución de la Unión Soviética en 1991. En 2018 había logrado la reelección con el 86% de los votos. Esta vez, pareciera ser aún mayor.
Técnicamente, las elecciones debían celebrarse el próximo año, pero fueron adelantadas porque, según Aliyev, “ha comenzado una nueva era en Azerbaiyán”, luego de la disolución de la República de Artsaj desde el 1 de enero, el territorio étnicamente armenio pero reconocido internacionalmente como azerí, y por el cual ambos países se han enfrentado en varias ocasiones.
Pasando a los datos de la elección en particular, el presidente, candidato por el partido Nueva Azerbaiyán, ganó con el 92,1% de los votos, con una participación del 67,7% del padrón electoral, según confirmó el director de la Comisión Electoral Central, Mazakhir Panakhov. Muchos atribuyen estos grandes números a la victoria en septiembre pasado frente al ejercito armenio para recuperar el control del Nagorno – Karabaj. Se celebraron elecciones en esta región pro primera vez, y los resultados reflejaron lo mismo que en el resto del país: aplastante victoria de Aliyev.
Además del presidente en funciones, se presentaron otros seis candidatos. Aun así, estos parecieran no ser una verdadera oposición, ya que han sido aliados del gobierno en su momento, y además tampoco tenían chances de aspirar a nada: el segundo candidato más votado obtuvo un 2,2%. La oposición consideraba estas elecciones como una farsa, las tildaron de antidemocráticas y decidieron boicotearla al no presentar ningún candidato.
Azerbaiyán tiene un mal prontuario en cuanto a estadísticas de derechos humanos. Tanto la oposición en el país como organizaciones de derechos humanos denuncian persecución a activistas políticos, periodistas y opositores, así como también corrupción en el Estado: proclaman que el presidente Aliyev utiliza el las ganancias de la industria hidrocarburífera para enriquecer a su familia, acusaciones que desde el gobierno desmienten.
La reelección de Aliyev significa una continuidad en la política azerí: aprovechamiento de los hidrocarburos del Mar Caspio y su posición estratégica para vender a Europa, una fuerte alianza con Turquía y altas tensiones geopolíticas en el Cáucaso. Cabe aclarar que luego de la victoria de Azerbaiyán en septiembre de 2023, alrededor de 120 mil armenios étnicos viviendo en la ex República de Artsaj tuvieron que ir a Armenia. Desde Armenia acusan una “limpieza étnica”.