Los años noventa marcaron un antes y un después en la historia de Sudáfrica. El tan esperado fin del apartheid y la restitución de la democracia manifestaron la necesidad intrínseca de los ciudadanos de un cambio a nivel social y político. Los acontecimientos estuvieron marcados por la llegada a la presidencia del primer presidente negro, Nelson Mandela, a través del partido más longevo del país: el Congreso Nacional Sudafricano (CNA), cuyo objetivo principal era perseguir la igualdad entre los sudafricanos.
El CNA es un partido socialista que considera que el Partido Comunista de China es un ejemplo a seguir, y está en contra del imperialismo. Busca consolidar una sociedad en donde los ciudadanos estén empoderados a nivel intelectual, social, económico y político. Ha gobernado desde entonces, aunque las recientes elecciones parlamentarias demostraron que hoy en día no tiene el mismo apoyo para hacerlo.
Los resultados preliminares de las elecciones parlamentarias demostraron que el CNA, hoy liderado por Cyril Ramaphosa “el primer multimillonario negro de Sudáfrica”, logró el apoyo de un 40,21% de los votantes (un 16% menos que en las elecciones de 2019). En segundo lugar, se posiciona la Alianza Democrática con el 21,8%; tercero el Umkhonto We Sizwe (traducido “Punta de Lanza de la Nación) con el 14,6%; y por último la izquierda radical con el 9,5%.
El CNA pretende mantenerse en el poder y espera que su representante llegue a ser presidente, razón por la que deberá aliarse y negociar con otros partidos para conseguir la mayoría necesaria. El partido está dispuesto a conversar tanto con la izquierda como con la derecha, lo que traerá aparejado más de un dolor de cabeza porque muchas de las propuestas de sus contrincantes, están en contra de las del partido. Por ejemplo, el hecho de que la Alianza Democrática aspira a establecer un sistema de libre mercado en el que queden excluidas las iniciativas de la población negra.
Actualmente, Sudáfrica está atravesando una profunda crisis a nivel social y económica: la desigualdad persiste; hay 18 millones de personas que viven en la pobreza; las tasas de desempleo llegan al 32%; los servicios básicos son precarios (hay falta de electricidad y agua); la delincuencia aumenta día a día y por si fuera poco, escándalos de corrupción.
El pueblo se ha pronunciado a través del voto para buscar una alternativa, ya que el partido que pretendía derrocar el régimen de segregación y sacar el país adelante no ha cumplido sus promesas. Las vicisitudes que está atravesando el CNA, dejan en evidencia que el apartheid prevalece a lo largo y a lo ancho de Sudáfrica, ya que la mayoría de los negros viven por debajo de la línea de pobreza.
Los sudafricanos apoyaron al CNA por treinta años y los resultados están a la vista: pobreza, escasez de servicios, segregación, corrupción y desempleo. Si bien han obtenido casi el doble de los votos que el segundo partido más votado, no hay que desestimar los dieciséis puntos porcentuales que han perdido. El histórico CNA ha tenido múltiples períodos para realizar cambios, pero los ciudadanos han decidido que no fue suficiente y están dispuestos a apostar por sus oponentes.