A pesar de que los titulares de los medios hayan migrado su atención a Medio Oriente, la guerra continúa asolando el este de Europa sin señal aparente de que vaya a terminar. Desde hace más de 600 días las tropas rusas continúan su ocupación del territorio ucraniano, mientras que Kiev se defiende en gran parte gracias a las inmensas ayudas económicas y materiales de Occidente.
La realidad es que la guerra no se está moviendo. Hace cinco meses las Fuerzas Armadas ucranianas lanzaron una contraofensiva en diversos puntos del frente. Recientemente, en noviembre de 2023, Valerii Zaluzhnyi, el comandante el jefe de las fuerzas ucranianas tuvo que confirmar que las operaciones habían fallado, habiendo podido avanzar solo 17 kilómetros en ese tiempo.
Las fuerzas rusas han montado una casi inexpugnable línea de fortificaciones, defensas y campos minados que han hecho el avance de Kiev un proceso increíblemente lento, difícil y mortal para miles de jóvenes soldados. Sumado a ello, con la llegada de las lluvias del otoño, el terrero se ha vuelto impracticable hasta que a finales de diciembre se termine de congelar con la llegada del invierno. Mientras tanto, los rusos siguen lanzando drones y misiles crucero contra el interior ucraniano.
Recientemente, la Unión Europea aprobó un paquete de ayuda macroeconómica de 1.500 millones de dólares para Kiev, que se suman a los más de 18.000 millones ya enviados solo para cuestiones económicas. Por otro lado, Joe Biden ha pedido al Congreso de Estados Unidos que autorice un paquete de más de 61.000 millones de dólares extra, sumado a los 112.000 millones ya enviados con anterioridad.
El apoyo Occidental ha sido considerable pero enfrenta severos límites en el futuro a medida que el conflicto se convierte en un punto estático de difícil solución. Por un lado, Estados Unidos ahora debe ser el arsenal de la democracia también para Israel, a la vez que monitorea la situación en el sudeste asiático generando una división en sus prioridades. Aún más, la situación política interna es caótica dificultando nuevos paquetes de ayuda. Importantes sectores del partido Republicano se muestran reacios a aprobar nuevos envíos de fondos o equipos a Kiev.
Existe un creciente sentimiento de que las Fuerzas Armadas estadounidenses están perdiendo valiosas municiones y recursos por ayudar una guerra que no avanza. Por otro lado la Unión Europea ya no se muestra tan monolítica en su apoyo, recientemente el líder húngaro, Viktor Orbán amenazó con bloquear la candidatura de Ucrania a ser pleno miembro de la Unión. En Eslovaquia el nuevo gobierno ha anunciado que no enviará nueva ayuda militar a Ucrania.
La guerra parece estar entrando en un punto de estabilidad en donde ningún actor logra cambiar el status quo. En ese escenario, el apoyo internacional a Ucrania es cada vez más esquivo para Kiev. Con nuevas acciones iligerabes y condenables por Occidente como lo ocurrido el 7 de Octubre en Israel, la atención, los recursos y el crédito de apoyo internacional se reduce cada semana.