El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha viajado al enclave de Nakhchivan, Azerbaiyán, para reunirse con su homólogo azerí, Ilham Aliyev con el fin de discutir las relaciones turco-azeríes y sobre tópicos regionales e internacionales.
Durante el encuentro, Erdogan declaró que “es motivo de orgullo que la operación se haya completado con éxito en un corto período de tiempo, con la máxima sensibilidad hacia los derechos de los civiles“, haciendo referencia a la operación militar de 24 horas que Azerbaiyán lanzó sobre posiciones armenios en la región del Nagorno-Karabaj.
La montañosa región del Nagorno-Karabaj, que cuenta con aproximadamente 146.000 habitantes, es reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán a pesar de estar compuesta por una amplia mayoría armenia.
Por ello, la región, conocida como República de Arstaj por los armenios, ha sido motivo de dos guerras entre ambos países. La primera tuvo lugar entre 1988 y 1994, y resultó en una victoria armenia; contrario a lo ocurrido en la segunda, que tuvo lugar en 2020, y donde Azerbaiyán logró imponerse en tan solo 40 días, respaldado por armamento turco e israelí, dos de sus grandes aliados en la región.
En este contexto, el pasado 19 de septiembre, Azerbaiyán lanzó una impotente operación militar en Nagorno-Karabaj con el fin de tomar control de la región autónoma y desarticular a las organizaciones paramilitares armenias separatistas de la autoproclamada República de Artsaj.
Luego de la invasión, las fuerzas armenias se rindieron y acordaron un cese al fuego mediado por las fuerzas de paz de Rusia, instaladas en la región desde el fin de la guerra de 2020, mientras las autoridades azeríes desarman al grupo paramilitar que contaba con equipamiento militar de calidad, incluyendo cuatro tanques de guerra.
Huyendo de la guerra y del dominio azerí, más de 13.000 armenios étnicos se han desplazado hacia Armenia desde la rendición armenia, que anunció que no respondería militarmente a la invasión, lo que ha generado, a su vez, grandes protestas en contra del gobierno central armenio. Según el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, los migrantes huyen de los peligros de una potencial “limpieza étnica“.
Adicionalmente, Erdogan asistió a la inauguración de un nuevo gasoducto que se extiende por 83 kilómetros transportando gas natural desde Nakhchivan hasta la provincia turca de Igdir, en la cual resaltó la importancia de las relaciones entre las naciones hermanas declarando que el comercio entre ambos países alcanzó los 6.000 millones de dólares y que este año ya aumentó en un 40%.
A diferencia de Azerbaiyán, Armenia ha visto como su lazo con Rusia se ha debilitado, e Irán no se ha convertido en un gran aliado. Rusia, principal garante de la seguridad armenia décadas atrás y líder de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, de la cual es miembro armenia, sin embargo, ha limitado su involucramiento en el conflicto luego de que Armenia haya comenzado a dialogar recurrentemente con Estados Unidos.
No obstante, tanto Rusia como Estados Unidos no buscan involucrarse seriamente en el complejo conflicto y desviar su atención de la guerra ucraniana. Por su parte, la Unión Europea busca continuar los proyectos de gasoductos con Azerbaiyán a través del mar Caspio, lo que reduciría la crisis energética en el continente.
En este contexto, las grandes potencias se han limitado a condenar la invasión. En este sentido, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) declaró que “Estados Unidos está profundamente preocupado por los informes sobre las condiciones humanitarias en Nagorno-Karabaj y hace un llamado a un acceso sin obstáculos para las organizaciones humanitarias internacionales y el tráfico comercial“.