El reciente anuncio de la carrera de Biden por la reelección ha puesto el foco en el balance general de sus cuatro años a cargo de la presidencia estadounidense. En este sentido, la población estadounidense considera a la economía como el asunto más importante. Así, el estado en el que se encuentra la misma podría ser determinante a la hora de elegir entre el candidato demócrata o su contrapartida republicana.
Los resultados económicos que obtuvo el presidente hasta el momento son diversos. Algunos indicadores muestran mejoras, mientras que otros presentan ciertas dificultades. Con ello en mente, resultan cruciales las estrategias que el presidente pueda establecer para una mejora económica que lo impulse en las encuestas y en la votación próxima.
Del lado positivo, en el último mes se logró reducir el desempleo a un 3,5%, luego de presentar altos índices de desempleo durante la pandemia, mostrando una cierta solidez del mercado laboral. Por otro lado, el nivel de consumo, que representa el mayor porcentaje de la actividad económica norteamericana, comenzó en altos niveles en el primer trimestre. Sin embargo, en este último tiempo, el consumo se ha ido reduciendo.
Junto a esto, si bien han aumentado los salarios, no lo han hecho al mismo nivel que la inflación. Desde el mes de enero de 2021 hasta marzo de 2023, los salarios subieron aproximadamente un 11%, mientras que el Índice de Precios al Consumidor subió un 15% en ese mismo tiempo.
Hoy en día, la inflación es una de las mayores preocupaciones en la población. En enero del 2021, la inflación se encontraba en un 1,4% anual, mientras que en junio del 2022 subió hasta un 9,1% anual. Más recientemente, el nivel de inflación en el primer trimestre del 2023 llegó a 4,2%, lejos del 2% que buscaba la Reserva Federal. Los votantes estadounidenses pueden ver su efecto en su día a día en bienes como los alimentos o la gasolina. Por ello, controlar la inflación podría ser una de las prioridades del presidente en estos próximos meses de campaña.
Junto con la inflación, la recesión es uno de los temas más mencionados actualmente entre la opinión pública estadounidense. Muchos economistas establecen que, próximamente, el país se topará con una recesión. Estas inquietudes se ven justificadas en cifras publicadas recientemente por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, que mostró que el Producto Bruto Interno creció solo un 1,1% de enero a marzo, en comparación con el 2,6% del último trimestre de 2022. Los economistas esperan que siga aumentando la ralentización de la economía hasta llegar a la recesión en la segunda mitad del año.
Uno de los motivos centrales de esta disminución en el crecimiento económico ha sido la implementación de políticas monetarias de la Reserva Federal. Para controlar la inflación, se realizaron importantes aumentos en las tasas de interés.
Además, cabe destacar otros problemas económicos relevantes, como la crisis del sistema bancario, con la reciente caída de dos bancos, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank. Esto desmotivó las inversiones de las empresas, afectando fundamentalmente a las pequeñas empresas. Por otro lado, las inversiones residenciales y las privadas decayeron por el cuarto trimestre consecutivo.
La mayoría de estos indicadores reflejan un desafío con el que se va a tener que enfrentar Biden. Siendo la principal economía del mundo, lo que suceda en este país también va a tener un efecto en el resto de los Estados. Por eso, resulta de gran importancia estar atentos a los próximos avances o retrocesos de su economía.
Se debe tener en cuenta que algunos de los problemas que sufre Estados Unidos no tienen solo causas domésticas. La pandemia o la guerra en Ucrania tuvieron efectos en todo el mundo y transformaron a la inflación en una experiencia universal. Terminar con estas dificultades dependerá de los planes de acción adoptados por los líderes del mundo, con especial importancia en el presidente norteamericano.