Según el reporte, las Fuerzas Armadas sostienen que su stock de armas nucleares está desactualizado frente al moderno armamento de sus enemigos. Por este motivo, se puso en marcha una histórica renovación del arsenal e infraestructura nuclear a lo largo de más de 20 Estados, con el objetivo de reemplazar los viejos submarinos nucleares y los misiles desplegados en todo el país.
El costo de este proyecto, que se extenderá durante décadas, podría llegar a exceder la cifra de USD 1.7 trillones.
El futuro nuclear de los Estados Unidos
Luego del colapso de la Unión Soviética en 1991, el inventario de armas nucleares estadounidense pasó a un segundo plano, y después de gastar miles de millones de dólares durante décadas, el gobierno recortó toda partida presupuestaria concerniente al desarrollo nuclear con fines bélicos. De esta manera, todos los componentes de la llamada tríada nuclear (submarinos, bombarderos, misiles intercontinentales) se mantuvieron en lugar de reemplazarse, durante años más allá del tiempo de uso previsto.
Bajo esta premisa, el gobierno aspira a reemplazar todo su arsenal e infraestructura destinada a almacenar y operar armamento nuclear, en lo que el New York Times describe como “un nuevo Proyecto Manhattan”.
En esta línea, Washington le encargó a General Dynamics la construcción de 12 submarinos con misiles balísticos nucleares para 2042. Este proyecto involucra a más de 2700 compañías, entre contratistas y subcontratistas, e implica un gasto de USD 130 billones.
Es así que General Dynamics apunta a fabricar más submarinos por tonelaje en los próximos 30 años, que en todo el desarrollo de la Guerra Fría, en el marco de la revitalización nuclear de los Estados Unidos.
Submarinos nucleares, pilar del nuevo proyecto Manhattan
Los submarinos desplegados estratégicamente alrededor del mundo, son la garantía de que Estados Unidos puede contratacar aún si Washington fuera destruído. Los boomers (como los marinos llaman a los submarinos capaces de operar misiles balísticos), operan constantemente en distintos puntos del globo, siendo prácticamente indetectables bajo el agua, y llevando consigo hasta 20 misiles intercontinentales con varias ojivas nucleares cada uno, asgurando que no exista lugar de la Tierra, por más remoto que sea, fuera del alcance del poderío militar norteameticano.
Sin embargo, los 14 submarinos que operan actualmente, en promedio rondan los 40 años de uso, aumentando los costos de mantenimiento y llevando a bordo tecnología fuera de época.
En tanto, China dispone la fuerza naval más grande del mundo, con 234 buques de guerra frente a los 219 de la US Navy, señala el New York Times. Frente a este escenario, Estados Unidos apunta a construir, de la mano de General Dynamics un submarino de propulsión nuclear y dos submarinos de ataque por año, una vez que la producción se acelere.
De esta manera, los submarinos clase Columbia que General Dynamics está fabricando serán los más grandes jamás construidos, con 170 metros de largo y 13 metros de diámetro. Asimismo, la construcción implica un coste unitario de USD 11.000 millones.
Sin embargo, además de la falta de mano de obra suficiente para alcanzar los objetivos propuestos, el proyecto enfrenta serios problemas presupuestarios, con sobrecostos que equivalen a 6 veces el monto estipulado inicialmente.
Instalaciones de Uranio
El ambicioso proyecto de reemplazo del arsenal nuclear estadounidense, requiere la construcción 5 instalaciones de enrriquecimiento de uranio en un plazo de 10 años, con la participación de 2000 trabajadores, y un costo de USD 10 billones.
En este marco, se está llevando a cabo un costoso proceso de remodelación del Complejo de Seguridad Nacional Y-12, en Tennesee, construida originalmente para suministrar uranio al Proyecto Manhattan. De este modo, se construirán nuevas instalaciones y maquinaria que enrriquecerá el uranio necesario para fabricar la próxima generación de armas nucleares estadounidenses. Una vez terminada la remodelación, cuya inversión ronda los USD 10.000 millones, este complejo será el único responsable de procesar todo el uranio requerido durante el próximo siglo.
Todas las armas nucleares del arsenal actual de Estados Unidos, compuesto por 3.748 bombas y ojivas nucleares, contienen uranio procesado en Y-12, cuyas instalaciones, pese a los avances tecnológicos de los últimos 80 años, nunca fueron modernizadas. En consonancia, gran parte del arsenal nuclear todavía es construído a mano. Asimismo, el reporte señala que en el complejo hay señales de decadencia y descuido por todas partes.
Seis años después de iniciada la remodelación, los trabajos en Y-12 llevan años de retraso y superan en unos USD 4.000 millones el presupuesto asignado en un principio.
400 nuevos misiles nucleares
Otro de los pilares del proyecto es el reemplazo de todos los misiles intercontinentales que se encuentran bajo tierra a lo largo del país.
Está estipulado que se fabriquen 400 misiles en los próximos 20 años, que serán resguardados en silos subtérraneos situados en Wyoming, Dakota del Norte, Colorado, Nebraska y Montana, Estados con grandes extensiones de llanuras, ideales para la instalación de silos bajo tierra.
Esta actualización no solo implica el reemplazo de los misiles, sino que también demanda la modernización de la infraestructura y los centros de comando. De este modo, los contratistas del gobiero pasarán décadas desenterrando los cientos de misiles del arsenal actual para luego reemplazarlos.
Actualmente hay 400 misiles balísticos intercontinentales Minuteman lll enterrados a 24 metros bajo tierra. Reciben este nombre porque son capaces de alcanzar cualquier objetivo en 30 minutos o menos. No obstante, el reporte señala que este rudimentario sistema posee menos potencia computacional que un smartphone.
Durante décadas, estos viejos sistemas de misiles han estado en alerta las 24 horas, listos para arrasar casi cualquier punto de la Tierra utilizando la mejor tecnología disponible en la década de 1970, cuando fueron instalados.
De esta manera, el nuevo plan nuclear apunta a reemplazar todo el sistema, cambiar los misiles, los silos, los centros de mando y los más de 10.000 kilómetros de cables subterráneos que se extienden bajo las propiedades de miles de terratenientes, en el marco de uno de los proyectos más costosos de la historia militar.