El pasado miércoles 07 de agosto el mandatario chileno fue más allá en su posición sobre Venezuela y dijo que no duda de que “Maduro intentó llevar adelante el fraude”, y que Chile de ninguna manera reconocerá los resultados difundidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Desde el primer momento, Boric se posicionó contra los resultados expuestos, pero sin hablar de fraude, solo pidiendo que se muestren las actas y que el resultado sea verificado por veedores internacionales no oficialistas.
Lo que no tardó en llegar fue la respuesta del régimen chavista. Yvan Gil, Canciller del gobierno de Maduro, dijo que “se encuentra a la derecha de Javier Milei”.
Estas declaraciones de Boric fueron dadas después de que se reuniera con su par de Brasil, Lula Da Silva, quien se está manejando en una línea muy delgada entre el pedido de veracidad electoral y tratar de no perder el diálogo ni romper relaciones con Maduro.
“No tengo dudas de que intentó llevar adelante un fraude, sino hubiese mostrado las actas” fue la frase textual de Gabriel Boric. La decisión de desconocer los números del CNE no implica reconocer como ganador a Edmundo González Urrutia, como sí lo hicieron Argentina, Uruguay, Ecuador, Panamá, República Dominicana, entre otros, pero si deja solos a los pocos dirigentes que reconocen a Maduro como ganador, caso López Obrador en México y Luis Arce en Bolivia.
Maduro se presento frente al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para pedir que periten los números que lo dan como ganador. Esto no es nuevo, ya que en 2015 Maduro desconoció el resultado de las legislativas de ese año que le daban dos tercios de la cámara a su oposición. Y para no quedarse corto, creo un cuerpo legislativo paralelo, la Asamblea Nacional Constituyente.