Este jueves tuvo lugar un nuevo episodio de la crisis política que atraviesa Corea del Sur. A un mes de la fallida ley marcial decretada por el presidente Yoon Suk-Yeol, un Tribunal surcoreano emitió una orden de arresto en su contra, mientras el mandatario atraviesa un juicio político acusado de insurrección. En este marco, el día de ayer las autoridades intentaron (sin éxito) efectuar la orden emitida y detener a Yoon.

Cuando miles de efectivos policiales acudieron a la residencia del mandatario para arrestarlo, se encontraron con la resistencia de unidades del 55° Cuerpo de Guardia del Palacio Presidencial y militares a cargo de la seguridad del presidente. Estos últimos evitaron que se ejecute la orden de detención, tras un tenso enfrentamiento con la policía que se prolongó durante seis horas.

De este modo, la orden de arresto fue suspendida y se ordenó a los efectivos policiales que se retirasen del lugar. «Se consideró que era prácticamente imposible ejecutar la orden de arresto debido al actual enfrentamiento» sostuvo la Oficina de Investigación de Corrupción para Funcionarios de Alto Rango (CIO). Asimismo, para llegar al Palacio, los policías tuvieron que atravesar una multitud de partidarios de Yoon, que se congregaron en las calles en defensa del presidente.