El primer ministro de la India, Narendra Modi, fue recibido en París con altos honores por su homólogo francés, Emmanuel Macron, en el marco del 25 aniversario de la alianza estratégica entre ambos países. En esa visita, se avanzó en una importante orden de compra armamentística de la India, que busca adquirir tres submarinos clase Scorpene y 26 cazas polivalentes Dassault Rafale, en su versión naval.
Nueva Delhi ha sido históricamente un gran cliente de la industria armamentística francesa. En el año 2005, por ejemplo, la Marina india compró 6 submarinos a diésel clase Scorpene a Francia y, en 2015, adquirió 36 cazas polivalentes Rafale por un total de 9.000 millones de dólares. Antes de esto, en la década de 1980, India había adquirido aviones Mirage, los cuales todavía son una parte sustancial de sus capacidades aéreas.
Las adquisiciones que India está por llevar a cabo tienen dos puntos centrales a analizar. Por un lado, muestran la incapacidad de Rusia de mantenerse como gran proveedor armamentístico de la India, luego de serlo durante la Guerra Fría. Si bien India solía adquirir un número importante de sus submarinos por medio de compras a la Unión Soviética, ahora recurre a la compra de submarinos franceses o al desarrollo local. Oficiales indios señalan que Rusia no está en condiciones de brindar el necesario mantenimiento a sus sumergibles, por lo que Nueva Delhi ha sido empujada a aumentar sus adquisiciones de Occidente.
En el actual contexto de enfrentamiento de grandes potencias, con el retorno a lógicas de zonas de influencia, India ha estado gravitando como un país, en apariencia neutral, entre los polos. Sin embargo, más allá de la diplomacia india tradicionalmente autónoma, las medidas efectivamente tomadas por el gobierno marcan un alineamiento con Occidente en temas sensibles.
India es hoy parte del renovado grupo QUAD, junto con Estados Unidos, Japón y Australia; países que cooperan y coinciden en ver el accionar chino como amenazante para la región del Indo-Pacífico. En este contexto, Nueva Delhi elige nuevamente la compra de material occidental en cuanto a sus capacidades aéreas optando por aviones franceses, descartando, por ejemplo, los JF-17 chinos o los MIG-35 rusos.
En un mundo en donde se revalorizan las alianzas entre países con objetivos y valores comunes, la capacidad de poder interoperar con aliados es sumamente relevante. India sigue adquiriendo capacidades militares que podrían ser usadas en conjunto con los sistemas de armas de los miembros del QUAD o de la OTAN. En un contexto internacional inestable, en donde Asia es cada vez más en centro de gravitación geopolítica, India está aumentando su relevancia como jugador estratégico en la escena internacional.
Adicionalmente, todo el subcontinente está llevando adelante un proceso de modernización y expansión de sus capacidades militares, el cual, aunque lento y con contramarchas, ha sido constante y está dando resultados. Si bien el país posee un arsenal nuclear nada despreciable, pues cuenta con alrededor de 160 ojivas nucleares, la prioridad es avanzar en capacidades convencionales.
Los aviones Rafale que adquirirá de manos de Francia, en su versión naval, serán integrados a el primer portaaviones localmente construido y botado en 2022, el INS Vikrant. Como hemos mencionado en otra publicación, el portaaviones tardó 13 años en terminarse, por lo que carga con una tecnología ya bastante entrada en años. Sin embargo, su puesta en servicio activo con aeronaves occidentales modernas es una señal clara de que el país está jugando en las grandes ligas.
India cree que puede estar encontrando su momento histórico en la escena internacional. Su economía está en un proceso virtuoso de crecimiento, que se estima que este año signifique una expansión del 7,2%, ligeramente inferior al 9,1% del 2022. En este sentido, el país más poblado del mundo se está viendo beneficiado de la búsqueda de mano de obra más barata que en China y de la necesidad de los países occidentales de generar cadenas de valor con países amigos, el llamado “friend-shoring”.
Recientemente, el presidente estadounidense, Joe Biden, recibió con gran optimismo a Modi en la Casa Blanca con el objetivo de sedimentar su alianza para contrabalancear a China. Este conjunto de oportunidades, por añadidura, debe ser acompañado por un hard-power que sustente el crecimiento y mejore el posicionamiento internacional del país.
En síntesis, las nuevas compras en defensa a proveedores occidentales marcan un alineamiento tácito que debe ser tenido en cuenta mucho más que las declaraciones diplomáticas de neutralidad frente a la guerra de Ucrania. India quiere ser una gran parte del sistema internacional y está dispuesta a trabajar junto a Occidente, siempre que sea tratada como un igual.