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Informe de amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos 2024: China

Comentarios de la inteligencia estadounidense sobre las capacidades militares y tecnologicas chinas y la amenaza que representan para la seguridad estadounidense.

Publicado el 1 de abril de 2024 por Augusto Loza
Informe de amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos 2024: China

La Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos publicó un documento desclasificado en el que identifica las principales amenazas para la seguridad nacional. El organismo que elabora este informe anual responde directamente ante el presidente y nuclea a 16 agencias federales de inteligencia entre las que se encuentran la CIA, la NSA, el FBI, la DEA, además de la inteligencia militar de cada rama de las Fuerzas Armadas y otros organismos como los de inteligencia financiera y energética.

En Radar Internacional publicamos una serie de artículos sobre las principales amenazas identificadas en el documento:

  • Una China ambiciosa, inquieta por sus presentes desafíos demográficos y económicos.

La amenaza de China

El capitulo más extenso del documento esta dedicado a China. En él se enumeran las amenazas en los campos militar; económico; tecnológico; armamentístico; espacial; cibernético y en las áreas de inteligencia y operaciones de influencia.

El diagnóstico inicial enmarca la disputa con China en una lógica de autoritarismo versus democracia. Además de buscar superar en términos económicos y militares a Estados Unidos, China pretende promover un nuevo orden internacional opuesto a aquel construido por Estados Unidos y sus aliados que tiene como base los valores de la democracia liberal.  

Luego se enumeran los presuntos objetivos de la política exterior China para este 2024 centrándose en la disminución de la dependencia en tecnologías extranjeras y en la modernización militar. La administración de Xi Jinping se vale de la totalidad de las herramientas del Estado para dirigir centralizadamente y de manera autoritaria los esfuerzos de la nación a estos objetivos.

En el campo tecnológico el esfuerzo de Beijing se concentra en promover la innovación local para alcanzar la autosuficiencia, especialmente en los campos de Inteligencia Artificial; biotecnología; computación cuántica y semiconductores. Para lograrlo ha desplegado un abanico de técnicas como inversiones; adquisición y robo de propiedad intelectual; reclutamiento de talentos extranjeros; colaboración científica y académica y adquisiciones ilícitas de secretos empresariales.

Un campo donde China se ha puesto a la cabeza es en la secuenciación de ADN. El enorme volumen de información genética procesada tiene aplicaciones en la medicina de precisión y en la biotecnología agrícola.

China también ha aumentado su capacidad de producción de chips avanzados como los de 7 nanómetros utilizados para dispositivos celulares y minado de criptomonedas. Se calcula que para 2025 China producirá alrededor de la mitad de los chips menos avanzados, aunque por lo pronto la protección occidental de las tecnologías de punta como la litografía ultravioleta extrema puede ponerle un freno a su desarrollo de vanguardia.

En el campo militar chino existe un ambicioso proyecto para convertir al Ejercito Popular de Liberación en una fuerza totalmente modernizada para 2035 y en líder mundial para 2049. Sus objetivos son asegurar sus reclamos territoriales; afirmar su dominación regional, proyectar poder global y particularmente poder disuadir y contrarrestar una intervención de Estados Unidos en un conflicto en Taiwán.

Entre las principales capacidades militares chinas debemos contar: dos portaaviones a los que se sumara su modelo más avanzado este año; una gran cantidad de misiles balísticos y de crucero; el vehículo de planeo hipersónico DF-17 que no tiene parangón dentro del arsenal en servicio estadounidense; además de aviones de combate de quinta generación.

Otra de las innovaciones recientes es la incorporación de nuevas tecnologías potenciadas por IA para ayudar al procesamiento de información, la toma de decisiones y la conciencia situacional de tropas y comandantes. Estas tecnologías también tienen aplicaciones en la guia de misiles, la detección de blancos y la operación autónoma de sistemas de armas.  

Sin embargo, la fuerza militar china tiene dos defectos, por un lado, la falta de experiencia reciente en combate y por otro la corrupción generalizada que ha conducido a recientes purgas de oficiales de alto rango.

Un punto interesante señalado en el documento es la ambición china por extender su presencia militar más allá de sus fronteras agregando bases militares a las que ya posee en Yibuti y Camboya. Entre los posibles destinos mencionados se encuentran: Myanmar, Cuba, Guinea Ecuatorial, Pakistán, Seychelles, Sri Lanka, Tayikistán y Tanzania.

En el ámbito de las armas de destrucción masiva los lideres chinos consideran que sus capacidades nucleares actuales son insuficientes para la rivalidad estratégica con los Estados Unidos. La preocupación china es que la tensión bilateral, la modernización nuclear estadounidense y el avance de las capacidades de guerra convencional chinas hayan incrementado la posibilidad de un “primer ataque” de EEUU. Un aumento de la potencia nuclear que sirva efectivamente como disuasorio podría generar confianza en Beijing para elevar la intensidad de sus conflictos convencionales.

Además, la comunidad de inteligencia asegura que es probable que China tenga capacidades relevantes de guerra química y biológica.

En cuanto a Taiwán, se describe la ambición de China por lograr su unificación presionando política, económica y militarmente. Esto incluye actividades de influencia y propaganda dentro de la isla, dirigidas a los mismos ciudadanos taiwaneses y el fomento a largo plazo de la integración económica y social a través del estrecho. Otra parte central de esta estrategia implica promover tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo la idea de que Taiwán no es asunto de los norteamericanos.

En el Mar del Sur de China Beijing continuará usando sus crecientes capacidades militares y marítimas para intentar intimidar a sus vecinos demostrando que tiene el control efectivo sobre las áreas disputadas. También se advierte que presionará de forma similar sobre las áreas en disputa que tiene con Japón en el Mar del Este de China.

Otro punto central entre las actividades de proyección global es su posicionamiento como referente del desarrollo y la seguridad para el Sur Global. Beijing ve a este heterogéneo grupo de países como receptivo a su influencia y liderazgo debido a la experiencia histórica compartida bajo la opresión colonial e imperialista.

Para esto ha lanzado numerosos foros multinacionales como la Iniciativa de la Franja y la Ruta; la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI) de 2021 y la Iniciativa de Seguridad Global (GSI) de 2022. Estos foros ofrecen una alternativa a las instancias multilaterales similares ya existentes, dominadas por potencias occidentales, y buscan subvertir el orden liberal promovido por ellas. Los nuevos organismos se usarán como medios para sostener un sistema de normas que le dé preeminencia a la soberanía estatal por sobre cualquier entidad supranacional y que coloque la estabilidad política como un valor superior a los derechos individuales.

En cuanto a la relación de Beijing con Moscú el documento de inteligencia señala que China intentará balancear su apoyo para mantener una buena relación sin incurrir en riesgos para sus intereses económicos y diplomáticos en el resto del mundo. Desde el inicio de la guerra en Ucrania la República Popular China (RPC) ha proveído a Rusia de materiales de uso dual, es decir que pueden tener aplicaciones tanto militares como civiles, y componentes para armamentos. La exportación china de bienes de este tipo a Rusia se ha triplicado desde 2022. A cambio China obtiene de Rusia precios de energía favorables y un mayor acceso al Ártico.  

Cabe resaltar que el documento explica que la diplomacia china intentará articular el endurecimiento de la retórica antiestadounidense y la competencia tecnológica, económica y armamentística con instancias de dialogo y cooperación que reduzcan la tensión con Washington.

En el plano económico se esboza una ralentización de la economía china debido a barreras estructurales y a la reticencia de Beijing para tomar medidas agresivas de estimulo para potenciar el crecimiento. Las restricciones presupuestarias pueden en el largo plazo forzar a China a priorizar entre gasto social, política industrial, inversión militar y el otorgamiento de créditos a países en desarrollo. La desatención de alguna de estas costosas políticas en las que China se ha concentrado durante los últimos años puede generarle problemas a los que Estados Unidos deberá estar atento para buscar oportunidades.

La Comunidad de Inteligencia también analiza algunos ámbitos menos usuales como el espacial. China planea llevar astronautas a la luna para 2030 y está incentivando a más países a unirse al desarrollo de una estación de investigación lunar como parte de su intento más amplio de desarrollar un bloque alternativo a los Acuerdos Artemis liderados por Estados Unidos. También esta desarrollando un sector espacial comercial para competir con empresas occidentales como SpaceX además de desarrollar su servicio de internet satelital de orbita baja similar a Starlink.

Dentro del campo espacial hay un importante apartado militar que describe las capacidades que ya tiene China de atacar satélites con sistemas de guerra electrónica, armas de energía dirigida, y misiles antisatélite.

Otra amenaza identificada es la capacidad de operaciones de influencia cibernética chinas. China lidera el mundo en la aplicación de vigilancia y censura para monitorear a su población y reprimir la disidencia, esto tiene el potencial de extenderse fuera de sus fronteras y afectar mas que a sus ciudadanos. Además, hay una lucha virtual por establecer una narrativa dominante en las redes sociales en la que Beijing busca promover discursos que socaven la democracia y miradas pro-China.

Para finalizar el documento advierte que China buscará influenciar las elecciones estadounidenses de este año, no necesariamente favoreciendo un candidato u otro, sino buscando explotar las divisiones societales internas de los estadounidenses.

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