Italia está revisando cómo gastará 191.5 mil millones de euros de los Fondos de Recuperación de Covid-19 de la Unión Europea (UE) mientras trata de evitar derrochar dinero en proyectos inútiles, o peor aún, no gastar el dinero a tiempo.
Luego de ganar en 2021 la mayor parte de los fondos de la UE para revitalizar las economías después de la pandemia, Italia ha tenido problemas para encontrar proyectos “dignos” -Financial Times- que pueda ejecutar antes de la fecha límite de junio de 2026.
Si bien esto puede sonar como la mejor noticia para cualquier país, Italia esta teniendo que lidiar con muchos problemas para poder utilizar los fondos que se le asignaron. Un proceso burocrático extremadamente complejo y la dificultad de articular los intereses municipales y nacionales llevan preocupaciones a los líderes italianos que a este ritmo no lograran usar todo el dinero para 2026.
En 2021, el predecesor de la primer ministra Meloni, Mario Draghi, entregó un plan a la Comisión Europea que incluía inversiones de 25 mil millones en ferrocarriles, 15 mil millones en mejoras del sistema de salud, 4 mil millones en la red de saneamiento y agua potable además de otros miles de millones en escuelas y desarrollos urbanos.
Sin embargo, algunos puntos del primer plan despertaron objeciones en Bruselas ya que no están destinados a proyectos de “interés general”. Ese es el caso de los 150 millones para reformar complejos deportivos en Florencia y Venecia. El programa de recuperación supone que las subvenciones y préstamos se utilizarán para fortalecer infraestructura, reducir la desigualdad social y elevar la trayectoria de crecimiento a largo plazo.
La dificultad para asignar el dinero se encuentra en que algunas partidas van dirigidas a los municipios y otras al estado nacional. Estos tienen que elaborar un proyecto que, tras cumplir con numerosos procesos burocráticos, debe pasar por la Corte de Auditores italiana y luego también es auditada por un organismo de la UE para que luego se puedan finalmente transferir los fondos al contratista que ejecutará el proyecto.
Es en el ámbito municipal donde hay preocupaciones de que el dinero se malgaste. En un artículo de Financial Times se muestran ejemplos como el de Foligno, un pueblo de 50.000 habitantes donde el alcalde planea construir por 1 millón de euros un centro de salud para animales callejeros; o el de Cavriglia en Toscana donde se planean utilizar 4 millones para renovar el campo de golf local. En muchos casos los montos recibidos por los gobiernos locales superan su presupuesto anual promedio algo difícil de manejar con los recursos humanos que posee un pequeño municipio.
Además, Italia está fallando en cumplir los objetivos y plazos aprobados en el primer plan, como en el punto de inversión en infraestructura para vehículos eléctricos, lo que puede terminar privándole de algunos fondos. En marzo la Comisión Europea ya pospuso la tercera trasferencia del plan, de alrededor de 19 mil millones.
Esta no sería la primera vez que Italia debe enfrentarse al problema de como utilizar los fondos europeos. Entre 2014 y 2020 se le habían asignado 126 mil millones de euros en otros de los fondos estructurales de la UE que, debido a la laberíntica burocracia y a la débil administración local, solo pudo utilizar en un 34%.
Recordemos que Italia fue una de las naciones europeas más golpeadas por el Covid 19 con imágenes que conmovieron al mundo al inicio de la pandemia. El fuerte impacto que tuvo el coronavirus sobre la envejecida población del país fue lo que le permitió convertirse en el mayor beneficiado del programa de 672 mil millones de dólares, del cuál no existen precedentes.