La competencia estratégica entre Estados Unidos y China será definida, entre otros campos, por el desarrollo e innovación de nuevas tecnologías. Recientemente el Instituto Australiano de Política Estratégica, Think Tank australiano, publicó un trabajo evaluando 23 tecnologías claves para el futuro de la Defensa. En particular, comparó las capacidades y el desarrollo de China y de los miembros de la alianza AUKUS en campos como armas hipersónicas, tecnología cuántica y ciberseguridad, entre otras. Los resultados indicarían que China posee una ventaja considerable en el desarrollo de 19 de las 23 tecnologías analizadas.
Concretamente, este estudio analizó la cantidad de papers científicos publicados en cada una de las tecnologías que pueden definir el futuro de la Defensa en el mundo. Como hemos analizado previamente, China está avanzando a gran velocidad en tecnologías como los misiles hipersónicos. En este sentido, según las recientes filtraciones de información clasificada de Estados Unidos, el modelo DF-17 chino podría llegar a tener 8.000 kilómetros de alcance poniendo en riesgo a Estados Unidos continental. Aún más grave es el hecho de que estos misiles tendrían grandes chances de no ser interceptados por las defensas antiaéreas estadounidenses.
Las nuevas tecnologías serán la clave de la competencia militar a futuro, dada su capacidad para cambiar el estatus quo de la relación de poder. “En misiles hipersónicos, capacidades submarinas y guerra electrónica, los liderazgos de China son tan enfáticos que crean un riesgo significativo de que China pueda dominar los avances tecnológicos futuros en estas áreas”, concluyó el reporte.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Si bien es cierto que la comunidad científica china está avanzando a pasos agigantados en la investigaciones de nuevas tecnologías, existen otras formas de medir el progreso tecnológico. Muchos especialistas han cuestionado que, en países como Estados Unidos, gran parte del desarrollo tecnológico no se hace en el ámbito académico, sino más bien en empresas tecnológicas establecidas o nacientes.
Lo que es aún más importante, Estados Unidos poseen un arma secreta: sus aliados. En la nueva carrera tecnológica-militar, la producción de semiconductores es central para el desarrollo, y, actualmente, Taiwán produce el 90% de los semiconductores que el mundo utiliza para tecnología. A su vez, una empresa de Países Bajos produce el 100% de las máquinas litográficas, la base de las fábricas que producen chips.
A comienzos de 2023, Estados Unidos logró que Países Bajos y Japón, otro jugador fundamental en la producción de chips, acompañarán medidas de limitación de exportación de material altamente sensible para la industria de semiconductores en China. En este sentido, la habilidad de los Estados Unidos de generar acuerdos con aliados no solo aumenta sus propias capacidades tecnológicas, si no que potencia su habilidad para frenar el desarrollo tecnológico de Beijing.
La disputa por el futuro se está librando hoy, en un contexto en donde Estados Unidos y China están llevando a cabo un nuevo intento de re encauzar las relaciones comerciales entre ambos. Como hemos mencionado antes, las grandes potencias del siglo XXI se encuentran, desde 2018, en una tensa disputa comercial que no se ha resuelto.
Al respecto, la administración del presidente Joe Biden no ha levantado las medidas arancelarias que pesan sobre los productos chinos, a la vez que ha aumentado las restricciones en sectores claves de la economía. En septiembre de 2022, el gobierno estadounidense anunció medidas para limitar el acceso a semiconductores, chips, herramientas y conocimientos que puedan ser utilizados para el desarrollo de nuevas tecnologías en China.
En los próximos días, el secretario de Estado, Anthony Blinken, viajará a China para tratar de reencauzar la relación y alejar las acusaciones de Beijing de que Washington está operando con una mentalidad de la Guerra Fría. Daniel Kritenbrink, el principal diplomático del Departamento de Estado para el Este de Asia, dijo que “venimos a Beijing con un enfoque realista y confiado y un deseo sincero de manejar nuestra competencia de la manera más responsable posible”.
Las nuevas tecnologías no serán el tema a tratar, serán por el contrario, el trasfondo en el cuál todos los actores estarán pensando. La carrera por el futuro se está decidiendo en la capacidad de desarrollo e innovación de, fundamentalmente, 23 grandes tecnologías.