La desinformación es utilizada por las naciones de todo el mundo como un arma política tanto para crear un relato en su propia población como para realizar acusaciones hacia sus rivales. China y Estados Unidos reflejan esto con claridad. Si bien se suele asociar esta herramienta con los países menos democráticos, China defiende que el país norteamericano hace un uso extendido de la misma a pesar de ser la autoproclamada cuna de la libertad y la democracia.
Las recientes acusaciones entre ambas potencias se dispararon debido a un reporte de 58 páginas realizado por Estados Unidos acerca de la desinformación en China, frente al cual el gigante asiático realizó acusaciones en respuesta.
Reporte de Estados Unidos
El 28 de septiembre, el Centro de Compromiso Global norteamericano publicó un informe titulado “Cómo la República Popular China busca remodelar el entorno de información global”. En el mismo, se acusa a China de utilizar métodos engañosos y coercitivos para manipular la información internacional, incluyendo el uso de la propaganda, desinformación y censura.
Según Estados Unidos, China gasta miles de millones de dólares en esfuerzos de manipulación en el extranjero con el objetivo de promover una visión positiva de la nación. Por ello, censura información que contradice sus narrativas en problemáticas, como son la situación de Taiwán, sus prácticas de derechos humanos, las operaciones en el Mar de China Meridional y algunos aspectos relacionados con su economía.
De esta manera, Beijing utiliza sus recursos para promover lo que considera afín a su gobierno. Para ello, impulsa la difusión de cierta información sesgada en medios extranjeros y patrocina personas influyentes o periodistas internacionales.
Para sostener su objetivo, China hace uso de una restricción de la libertad de expresión global, censurando a la disidencia y fomentando el silencio de sus opositores mediante la amenaza. Esto también le permite tomar medidas contra las corporaciones que no cumplan con su visión. Para lograrlo, se promueve lo que China llama “ciudades seguras e inteligentes”, las cuales implican el uso de tecnologías de vigilancia.
Todo ello lleva a lo que Estados Unidos califica de “autoritarismo digital”, promovido por China a lo largo del mundo. Según el gigante americano, su rival directo impulsa este sistema en distintos continentes, como África, Asia y América Latina, ejerciendo control en los países o apoyando la adopción de ciertas normas que hacen más receptivas a las estrategias chinas.
La política impulsada por China tiene importantes impactos en el futuro. “Si no se controlan, los esfuerzos de Beijing podrían resultar en un futuro en el que la tecnología exportada por la RPC [República Popular China], los gobiernos locales cooptados y el temor a represalias directas de Beijing produzcan una fuerte contracción de la libertad de expresión global”, expresa el informe.
La potencia oriental ganaría un rol importante en la determinación del contenido consumido por la población en países en desarrollo, además de que los foros multilaterales amplificarían la narrativa y China ganaría influencia en las decisiones económicas y de seguridad a nivel global.
Respuesta de China
El 30 de septiembre, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China realizó una declaración en respuesta al informe. En la mismo, expresa que dicho reporte es en sí mismo desinformación al tergiversar los hechos y la verdad, y acusa a Norteamérica de inventar el uso de armas en el espacio global de información, utilizando la propaganda y la infiltración en nombre del compromiso global, librando una “guerra de percepciones”.
China se remontó a diversos hechos para sostener sus argumentos: “Desde la Operación Sinsonte, que sobornó y manipuló a los medios de comunicación con fines propagandísticos en la era de la Guerra Fría, hasta un frasco de polvo blanco y un vídeo montado de los “Cascos Blancos” citados como evidencia para librar guerras de agresión en Irak y Siria a principios de este siglo, y luego, a la enorme mentira inventada para difamar la política de China en Xinjiang, los hechos han demostrado una y otra vez que Estados Unidos es un “imperio de mentiras” de principio a fin”.
Frente a ello, el portavoz declaró que los países están abriendo los ojos frente a las estrategias norteamericanas para perpetuar su supremacía, por lo que no podrá sostener esta herramienta por siempre.
La desinformación como herramienta política
Como se puede ver, ambas potencias utilizan la información para ganar apoyo internacional y justificar su accionar en diversos escenarios conflictivos, ya sea Irak o Taiwán. Se trata de una de las importantes herramientas dentro de su arsenal a la hora de involucrarse en la política global.
Hoy en día, la expansión de la desinformación se ve altamente facilitada por la globalización y el uso generalizado de la tecnología. Por ello, dichos países buscan controlar, en la medida de lo posible, las redes sociales que determinan el pensamiento de sus habitantes. También, buscan dominar las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, que pueden impulsar de gran manera la difusión y control de información.
El extremo de ello se encuentra en China, con el manejo de sus propias redes sociales. No obstante, el control de Estados Unidos de las redes sociales más utilizadas en el mundo le proporciona una importante ventaja y una amenaza para China. Ello ayuda a explicar la reacción de Trump frente al crecimiento de TikTok y la amenaza que percibe en ella.
Para aquellas poblaciones y naciones víctimas de la desinformación, este asunto tiene crucial importancia. Sus decisiones y el apoyo que otorguen a un país u otro país dependen de la información que crean como verdadera, o aquella a la que fueron manipulados para creer. De este modo, las decisiones basadas en información sesgada pueden ser la raíz de decisiones erróneas que deriven en un conflicto internacional y un apoyo mal otorgado.