Radar Austral

La diplomacia nuclear rusa 

Desde la reciente inauguración de una central nuclear en Turquía de propiedad de Rosatom, la empresa estatal rusa, han suscitado preocupaciones en Occidente por la extensa diplomacia nuclear rusa.

Publicado el 8 de mayo de 2023 por Maialen Gabilondo
La diplomacia nuclear rusa 

Desde la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, se ha estado debatiendo muy intensamente las distintas posibilidades de reducir la dependencia energética de Europa de los recursos rusos. Sin embargo, en su mayoría, el foco fue puesto en las industrias de combustibles fósiles. Sobre esto, los líderes de la Unión Europea primero impusieron gradualmente sanciones al carbón ruso y luego al petróleo y gas. Consecuentemente, Rusia respondió con recortes en el suministro. 

Es de conocimiento público el gran papel que Rusia juega en el mercado de los hidrocarburos siendo el mayor exportador mundial de gas natural, el segundo exportador de petróleo y el tercer exportador de carbón. No obstante, los debates políticos omiten generalmente el tópico de la energía nuclear rusa, y tampoco se menciona efectuar sanciones en el sector, aunque esto sea vital para la su posición económica y diplomática global.  

Rosatom, la Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, es la continuación directa del Ministerio de Energía Atómica Soviético, el cual fue establecido después del trágico accidente nuclear de Chernóbil. En 2007, se reorganizó como una corporación estatal y ahora es completamente propiedad del Estado ruso, cuyos objetivos son determinados por el presidente de la Federación Rusa. A través de su subsidiaria TVEL, Rosatom también se encarga del suministro de combustible, controlando el 38% de la producción mundial de uranio y el 46% de la capacidad de enriquecimiento de uranio, además de llevar a cabo labores de desmantelamiento y eliminación de residuos.

En otras palabras, Rusia fue el principal proveedor en aproximadamente la mitad de todos los acuerdos internacionales relacionados con la construcción de plantas de energía nuclear, suministro de reactores y combustible, así como desmantelamiento o eliminación de residuos, entre los años 2000 y 2015. 

A pesar de la preocupación generada por el bombardeo y la toma de plantas nucleares ucranianas por parte de Rusia, la empresa ha logrado mantener sus pedidos extranjeros, que incluyen la construcción de reactores, el suministro de combustible y otros servicios. Según las estimaciones de Rosatom, estos pedidos tienen un valor superior a los 139 mil millones de dólares durante un período de diez años. Además, la compañía informó que sus ventas en el extranjero aumentaron un 15% entre 2021 y 2022, alcanzando alrededor de 10 mil millones de dólares.

La principal ventaja de Rosatom radica en su capacidad para ofrecer una solución integral como “una tienda de energía nuclear de una sola parada”. Es el único proveedor que brinda un “paquete todo incluido”, que abarca desde la construcción de reactores hasta la capacitación, el apoyo en materia de seguridad, los requisitos de no proliferación y opciones de financiamiento flexibles, incluyendo líneas de crédito respaldadas por el gobierno. 

A su vez, la forma en que Rosatom diseña sus proyectos también lo convierte en un socio atractivo para aquellos países que se están adentrando en la energía nuclear. Aunque los detalles de los acuerdos contractuales varían en cada caso, el desarrollador se encarga de todo el proceso hasta que la planta esté lista para su uso, momento en el cual puede ser entregada a expertos nucleares locales (previamente capacitados en Rusia) para su operación. Esta característica hace que la energía nuclear sea una opción viable para países que antes veían esta tecnología como inalcanzable, especialmente en el Medio Oriente, África subsahariana y América del Sur.

Fue en el caso de la planta de Akkuyu en Turquía donde Rosatom introdujo por primera vez el innovador modelo de negocio conocido como Construir-Apropiarse-Operar (BOO, por sus siglas en inglés), en el cual la empresa rusa retiene la propiedad mayoritaria de la planta y obtiene un precio garantizado en la venta de electricidad, pero asume todos los riesgos financieros, de construcción y operativos. Esta propuesta ha sido bien recibida y ha abierto nuevas oportunidades de colaboración en el campo de la energía nuclear.

Por consiguiente, el modelo BOO ha generado preocupación. Esto es debido a que le está permitiendo llevar a cabo una extensa campaña de diplomacia a través de  la energía nuclear a nivel mundial. Es decir, Rosatom y las instituciones gubernamentales rusas, como el Ministerio de Asuntos Exteriores, colaboran estrechamente. Ser el único proveedor le otorga a Rusia la capacidad potencial de ejercer presión política y proyectar poder a nivel global, aprovechando su amplia red de proyectos internacionales y su control directo sobre reactores e infraestructura energética estratégica.

Por un lado, hay expertos que interpretan el comportamiento de Rosatom como “potencial influencia en política exterior” y “manifestación de diplomacia basada en el soft power“. Su presencia global genera diferentes tipos de dependencias a través de una intensidad variable de colaboración, que pueden ampliarse y explotarse, y por lo tanto, no deben pasarse por alto. 

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