Un reporte publicado por Robert Evan Ellis, profesor de investigación en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, muestra como desde Beijing utilizan el sector de la energía verde como un motor del crecimiento económico, así como también de manera estratégica en las relaciones diplomáticas con Latinoamérica.
Ellis destaca que los sectores críticos de este desarrollo son: hidroelectricidad, energía solar, eólica, vehículos eléctricos, almacenamiento y transmisión de electricidad, y minerales estratégicos críticos como el litio y los elementos de tierras raras.
Esto surge como una preocupación en Washington, ya que históricamente esta región ha sido su espacio natural de influencia, y ahora surge una competencia estratégica crítica en un sector en el cual China lidera por sobre Estados Unidos.
Como ejemplo, la empresa china BYD superó a Tesla en la venta de vehículos eléctricos a nivel mundial, en el último trimestre de 2023. Además, la cooperación en energía verde fue uno de los pilares de la cumbre entre el presidente Lula y Xi Jinping en abril de 2023. Por estos y otros motivos es que se generan tensiones entre las grandes potencias y sus respectivas políticas de acercamiento con América Latina.
El reporte de Robert Evan Ellis destaca todos los proyectos de China dentro de cada industria del sector energético verde, y en Radar Interancional identificamos entre ellos los más relevantes:
Sector hidroeléctrico
Las empresas estatales chinas desde hace ya más de 20 años que empezaron a desarrollar proyectos importantes en este sector, aunque particularmente con bastantes deficiencias, principalmente en la infraestructura mal planificada. Por ejemplo, en Ecuador, durante la presidencia de Rafael Correa, se instalaron seis plantas hidroeléctricas, y todas presentaron problemas. China Water and Electric fue multada y retirada de uno de los proyectos por mal rendimiento. La planta Coca Coda Sinclair, la mayor instalación hidroeléctrica del país, presentó fallas estructurales que generaron que la planta no produzca ni a la mitad de su capacidad, e incluso generó el desvío del río Coca que la alimentaba.
Igualmente, no todas las instalaciones en la región fueron tan malas como en Ecuador: en Argentina, en 2013, el Grupo Ghezouba, con financiación del Banco de Desarrollo de China realizó instalaciones hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz. Aun así, al asumir Macri en 2015 decidió cancelar el proyecto debido a preocupaciones medioambientales en cuanto a la ejecución de la planta. Se terminó continuando debido a las cláusulas en el contrato que existían entre la empresa y Argentina, que hubiesen hecho posible que se retire el financiamiento para nuestro país.
Energía solar y eólica
“En el sector de la energía solar, las empresas con sede en la RPC, aprovechando la financiación de socios bancarios chinos y los paneles fotovoltaicos de bajo coste de proveedores chinos, han desempeñado un papel como constructoras o proveedoras de aproximadamente el 90% de los nuevos parques eólicos y solares de la región”. Esto marca una tendencia casi irreversible. En este sector de la industria nadie puede competir con China por el liderazgo de realización de proyectos.
Dos de los más grandes parques de paneles solares han sido financiados y construidos por empresas chinas: Power China está desarrollando el proyecto Cachari en la provincia argentina de Jujuy. Tendría una capacidad de 300 MW y está financiado por el Banco de Exportación e Importación de China. Además, China Machinery Engineering Corporation va a construir una planta en Río de Janeiro, de 1,1 GW. “Entre los mayores parques solares de América Latina, el de Villanueva, de 828 MW, en Sonora (México), y el de Nova Olinda, de 292 MW, en Piaui (Brasil), obtuvieron sus paneles solares de Jinko Solar, con sede en la RPC”.
En cuanto al sector eólico, “las empresas con sede en la RPC que se apoyan en socios bancarios chinos y utilizan turbinas de bajo coste y otros equipos cuya tecnología ha sido apropiada en gran medida de socios europeos, desempeñan un papel fundamental en los nuevos parques eólicos”. Por ejemplo, China Goldwind participa en los parques eólicos de Loma Blanca y Mirimar, de 102,4 y 98,6 MW respectivamente, en Argentina. Sumado a esto, se prevé un parque eólico de 300 MW en Río Negro, llevado a cabo por Hydrochina.
Vehículos eléctricos
Uno de los pilares del liderazgo chino son los vehículos eléctricos. Como se menciona anteriormente, BYD superó a Tesla como el mayor vendedor de estos vehículos a nivel global. Y mucho de esto se ve en América Latina: en Chile y Uruguay, más del 95% de los autobuses eléctricos son de origen chino, y en Colombia este número llega al 100%. Además, las ventas en América Latina crecieron un 91% de 2022 a 2023, hasta 94.000 vehículos. Esto llevó a las empresas chinas a empezar a incluir a la región en la participación de la cadena de suministros. Por ejemplo, BYD se hará cargo de una instalaciones desocupadas de Ford en Brasil.
Almacenamiento y transmisión de electricidad
“Las empresas con sede en China son cada vez mayores proveedores clave de otros dispositivos de almacenamiento eléctrico a gran escala para operaciones comerciales, gubernamentales y privadas”, explica el reporte de Ellis. A modo de ejemplo, en la República Dominicana, uno de los proveedores clave de baterías e inversores industriales es la subdivisión eléctrica de la mega empresa china Huawei. Sumado a esto, han empezado a involucrarse en la parte de la transmisión de electricidad. En Brasil son 14 las empresas eléctricas chinas que operan en el país, con una inversión acumulada de al menos 36.500 millones de dólares. En Chile, las corporaciones chinas controlan al menos el 57% del sector.
Litio y minerales críticos
Por último, la participación china en la minería es clave ya que representa un sector estratégico importantísimo dentro del entramado geopolítico regional y mundial. “Estos son críticos para producir tecnologías de energía renovable, incluidas baterías y vehículos eléctricos, así como equipos militares avanzados, las empresas con sede en China no solo operan una parte importante de los sitios donde se extraen dichos minerales, sino que también controlan su procesamiento y transformación en productos intermedios como las baterías de iones de litio”.