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La Guerra del Siglo XXI: la Inteligencia Artificial al servicio de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos

El Departamento de Defensa apunta a una Red Unificada de comando, control y comunicaciones que fusione a todas las Fuerzas Armadas para mantenerse un paso por delante de Rusia y China

Publicado el 31 de mayo de 2024 por Ryan Leif Hillblad
La Guerra del Siglo XXI: la Inteligencia Artificial al servicio de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos

Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos están trabajando en un sistema de control y comunicaciones que unifique todos los sistemas del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, los Marines y la Fuerza Espacial. Este gran proyecto fue lanzado originalmente en el año 2021 con el objetivo de alcanzar una “conectividad suprema entre fuerzas e intrafuerzas en todos los niveles de la guerra, desde el táctico hasta el operativo y el estratégico. La conectividad vinculará a cada persona, plataforma, base, arma, sensor y capacidad, en adelante conocidos como activos”.

En la era de la Ciencia de Datos y la Inteligencia Artificial el Departamento de Defensa considera que es una prioridad central lograr una interconexión lo más amplia posible entre todas sus capacidades militares y uniformados. El nivel de complejidad del proyecto, la mayoría del cuál es clasificado por evidentes razones, radica en primer lugar en la dispersión en el manejo de las comunicaciones que hoy existen en las Fuerzas Armadas. Según el Mayor general Christopher Eubank, comandante del Comando de Tecnología Empresarial de la Red del Ejército, en 2023 tan sólo el Ejército utilizaba 42 redes organizativas dispares. Para comienzos de este año se había logrado reducir el número a 14, proyectando llegar a la unificación en 2027 aproximadamente.

El sistema de la Red Unificada entre todas las fuerzas busca crear un nivel de interconexión interdominio en el que cada rama, capacidad militar y tecnología coopere en tiempo real para brindar la mayor cantidad de información y actuar de la mejor forma coordinada posible. El cerebro detrás del plan consiste en poder desarrollar una “internet de las cosas militar”, que utilice a su favor machine learning e Inteligencia Artificial para generar un procesamiento de información en tiempo real para la toma de decisiones a través de múltiples dominios.

Paul D. Mehney, director de comunicaciones públicas de la Oficina Ejecutiva del Programa de Tecnología de Comando, Control y Comunicaciones del Ejército de EE. UU. afirmó que el desarrollo es una “capacidad basada en software….y está destinada a ser independiente del hardware, lo que significa que puede residir en cualquier plataforma de hardware (en) cualquier escalón de formación”. De esta manera se integrarían todos los equipos, soldados, satélites, aviones caza, tanques, buques, centros de comando y control, en una misma red inteligente.

Frente a un proyecto tan ambicioso han surgido preguntas sobre qué tan factible es que cada soldado, buque o aeronaves estén conectadas en tiempo real, utilizando la información de todo el sistema de forma sincronizada. Frente a esto el teniente general David A. Deptula, USAF (retirado), decano del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales y ex subjefe de personal de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento de la Fuerza Aérea de EE. UU, aseguró que el uso de la Red Unificada sería localizado a los teatros de operaciones de interés particular en cada momento.

Según el teniente general “una cosa es cuando preparas presentaciones de PowerPoint y [dices] que vamos a conectar cada sensor con cada disparador todo el tiempo. Primero, no es necesario que hagas eso. Debes conectar el sensor correcto al arma correcta en el momento correcto y en el lugar correcto. Eso es lo que será difícil de hacer realidad toda esta noción de comando y control conjunto de todos los dominios”. El eje del sistema estaría puesto en lograr la plena integración de información y capacidades militares en teatros de operaciones y momentos particulares.

Otro potencial problema es como los comandantes en el terreno logran traducir la información y las capacidades disponibles para convertirlas en acciones concretas. “Aquellos que tendrán éxito en esta tarea son aquellos que entiendan que la unión consiste en utilizar la fuerza correcta en el lugar correcto en el momento correcto; no todas las fuerzas, cada lugar, todo el tiempo, o una predilección por un dominio particular o un conjunto de factores”, sostuvo David A. Deptula.

La gran perspectiva

El sistema de la Red Unificada tiene como trasfondo ineludible, la necesidad que el Departamento de Defensa tiene de mantenerse un paso por delante China, con quien desea competir y de Rusia a quien busca contener, según la Estrategia de Seguridad Nacional de 2022. La base del sistema de la Red Unificada, reposa sobre la utilización de grandes cantidades de satélites que brindan imágenes en tiempo real del campo de batalla y conectan las comunicaciones de todos los equipos y capacidades en la tierra.

Actualmente existen en la órbita de la tierra unos 7.500 satélites, de los cuales unos 5.000 son de empresas estadounidenses o de instituciones públicas de ese país, como el Departamento de Defensa. China posee unos 628 unidades y Rusia menos de 200. En un contexto de creciente competencia internacional, el espacio ha adquirido un nuevo rol preponderante como campo de disputa.

Rusia ha sido acusada en 2022 de lanzar un masivo ciberataque contra la constelación de la empresa Starlink de Elon Musk, la más grande del mundo. Una empresa que ha sido central en brindar conectividad a las fuerzas ucranianas en su guerra contra el Kremlin. Como toda tecnología de uso dual, los satélites comerciales de Starlink pueden brindar conexión tanto para comunidades rurales de Australia o para un escuadrón de tanques ucraniuanos a las afueras de Kharkiv. Rusia ha asegurado en las Naciones Unidas que “la infraestructura cuasi civil puede convertirse en un objetivo legítimo de represalias”. Mientras que por su parte, China ha expresado preocupación por estas constelaciones comerciales como posibles amenazas a su seguridad nacional.

La proliferación de satélites se ha hecho posible gracias a nuevas tecnologías que ubican a los mismos en órbitas bajas, lo cual abarata enormemente su lanzamiento. A su vez, al tratarse de un sistema en red con decenas o hasta cientos de satélites trabajando en conjunto, se diversifica el riesgo frente a la posible destrucción de una unidad por una potencia extranjera. 

La Fuerza Espacial de Estados Unidos está construyendo desde 2019 la Arquitectura Guerrera Especial Extendida. La iniciativa proyecta una red de cientos de pequeños satélites operando en órbitas bajas para brindar a las fuerzas armadas capacidades de: conectividad de transporte y logística, sistemas de trackeo y alerta sobre misiles balísticos e hipersónicos, custodia 24/7 en cualquier clima de objetivos en la tierra, asistencia de navegación, asistencia en el campo de batalla de comando y control integrando y procesando toda la información. 

Según el Director de la Agencia de Desarrollo de la Fuerza espacial la idea es crear “una arquitectura espacial de seguridad nacional que proporcione la vigilancia persistente, resiliente, global y de baja latencia necesaria para disuadir o, si la disuasión falla, derrotar la acción del adversario es un requisito previo para mantener nuestra ventaja competitiva a largo plazo”. La base del sistema de la Red Integrada es poder tener por primera vez una “custodia constante” de todos los objetivos sensibles para los Estados Unidos.


Washington está apostando al futuro de la Inteligencia Artificial, el desarrollo aeroespacial y otras iniciativas de última tecnología para mantenerse como principal potencia militar mundial. Este tipo de desarrollos si bien buscan disuadir a sus adversarios en Europa y en Asia, también están generando desarrollos locales y respuestas de rearme tradicional, nuclear y el cuestionamiento de la prohibición del despliegue de armamento en el espacio. Quien logre la mayor integración tecnológica y comunicacional en sus fuerzas armadas tendrá un gran pie de ventaja sobre el resto de las potencias mundiales y regionales.

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