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La India aprobó inversiones multimillonarias en plantas de fabricación de semiconductores

India aprobó inversiones por 15.200 millones de dólares para plantas de fabricación de semiconductores. Con estas inversiones, India busca posicionarse como un jugador importante en la geopolítica de los chips.

Publicado el 6 de marzo de 2024 por Lisandro Matamala
La India aprobó inversiones multimillonarias en plantas de fabricación de semiconductores

El gobierno de Modi aprobó inversiones por el valor de 15.200 millones de dólares en plantas de fabricación de semiconductores. En este monto, se incluye la primera instalación para fabricar chips por parte del Grupo Tata, el conglomerado industrial más importante de la India.

El plan del Grupo Tata consiste en la construcción de una planta de 11 mil millones de dólares con capacidad para fabricar alrededor de 50 mil obleas por mes. Así lo informó el ministro indio de Ferrocarriles, Comunicaciones, Electrónica y Tecnología de la Información, Ashwini Vaishnaw.

Además, según el medio Taipei Times, el gobierno también dio luz verde a una propuesta separada del Grupo Tata para una planta de ensamblaje de chips de más de 3.000 millones de dólares, y una empresa conjunta de empaquetado entre Renesas Electronics Corp de Japón y CG Power and Industrial Solutions Ltd del Grupo Murugappa.

Con estos estímulos, la India espera atraer a gigantes de los chips para impulsar la producción doméstica y colocarse como un actor relevante en la geopolítica de los semiconductores. El gobierno ha ofrecido cubrir la mitad del costo de los proyectos aprobados con un límite inicial de 10 mil millones de dólares. Este fondo de semiconductores ya ha cooperado con Micron Technology Inc, el fabricante estadounidense de memorias, para establecer una unidad productiva en Gujarat por 2.750 millones de dólares.

De acuerdo con la información del medio citado, Tata Electronics será asistido por la Taiwanesa Powerchip Semiconductor Manufacturing Corp en la construcción de la primera fábrica de obleas de 12 pulgadas en Dholera, Gujarat. La construcción comenzará este año, generando aproximadamente 20.000 puestos de trabajo en la India.

Los chips y semiconductores se han transformado en un auténtico campo de batalla geopolítico, como planteó el CEO de Intel, Pat Gelsinger, “El petróleo ha definido la geopolítica de las últimas cinco décadas, pero las fábricas de chips definirán las próximas cinco, es la nueva geopolítica”, en el Foro Económico Mundial.

Por lo tanto, podríamos leer esta decisión India como una jugada para convertirse en un jugador importante en la geopolítica de los chips, ya que, en los últimos meses se han estado estableciendo políticas que buscan deslocalizar un poco la producción de Corea del Sur y Taiwán. Ambos países acumulaban prácticamente el 80% de la producción de microchips de alta tecnología, y ciertamente tienen un alto nivel de riesgo. Taiwán por su tensión con la China continental, y Corea del Sur por lo mismo con Corea del Norte, país con el cual aún no ha firmado la paz.

En este sentido, Estados Unidos, Europa y China, han intentado proponer estímulos para la radicación de fábricas de microchips y semiconductores en sus territorios, buscando aumentar la seguridad de la cadena de suministro. La decisión de la India entonces, puede entenderse en el marco de ser un lugar más seguro para la producción de este insumo básico de todos los productos tecnológicos de la actualidad, desde smartphones hasta equipos militares avanzados con inteligencia artificial.

Sin dudas, la geopolítica de los chips se ha convertido en un fenómeno de suma importancia y será crucial en los próximos años. Esto se debe a que los chips son elementos fundamentales en prácticamente todas las facetas de la tecnología moderna. La constante innovación en este campo, así como la seguridad de la cadena de suministro, que abarca desde la extracción de materias primas hasta la fabricación y distribución final de los chips, son temas que suscitan un gran interés y generan políticas por parte de las principales potencias. Esta competencia por el control y la producción de chips puede tener implicaciones significativas en términos de poder económico, seguridad nacional y capacidades tecnológicas.

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