El misil en cuestión es el Joint Air-to-Surface Standoff Missile (JASSM), un misil de crucero de baja visibilidad desarrollado por Lockheed Martin en Estados Unidos. Este proyectil puede ser lanzado desde varias plataformas, como los bombarderos B-1 Lancer, B-2 Spirit, B-52 Stratofortress, y los cazas F-15E Strike Eagle, F-16 Fighting Falcon, y F/A-18 Hornet.
Ucrania, que ya ha comenzado a recibir cazas F-16, seguirá recibiendo estas aeronaves en el futuro cercano, las cuales son compatibles con los JASSM. A su vez, Lockheed Martin está trabajando en la adaptación de este sistema para que pueda ser utilizado con los aviones de origen soviético que integran el inventario de la Fuerza Aérea Ucraniana, como los MiG-29, Su-24, y Su-27.
Otro tema de discusión entre Estados Unidos y Ucrania ha sido el propósito con el que se utilizarán estos misiles. Kiev busca el visto bueno de su principal aliado para emplearlos contra objetivos más allá de la frontera rusa, pero esta negociación no parece estar avanzando favorablemente para el país eslavo. Mientras tanto, ayer, el vocero del Pentágono, Patrick Ryder, afirmó que su uso en la Península de Crimea sí sería bien visto por Estados Unidos, ya que este considera que dicho territorio sigue siendo soberano ucraniano.
El JASSM tiene un alcance que podría modificar considerablemente el curso del conflicto al permitirle a Ucrania atacar objetivos a más de 300 km dentro de Rusia, incluyendo al menos 30 bases aéreas, algunas de las cuales han sido utilizadas por Rusia para lanzar ataques. Esta capacidad podría complicar seriamente la logística militar rusa, dándole a Ucrania una ventaja estratégica.
Además, existen versiones más avanzadas del JASSM con un alcance superior a los 800 km, lo que permitiría a Ucrania golpear objetivos aún más profundos en territorio ruso. Sin embargo, aún no está claro si Washington está considerando enviar estas versiones de mayor alcance, ya que podría generar tensiones adicionales con Moscú y poner en riesgo el delicado equilibrio que la administración Biden ha intentado mantener para evitar una escalada del conflicto.
Cada JASSM tiene una cabeza explosiva de 450 kg, y aunque no está específicamente diseñado para penetrar búnkeres reforzados como los misiles Storm Shadow y SCALP que ya han sido entregados por el Reino Unido y Francia, sigue siendo una herramienta poderosa en el arsenal ucraniano. La guía del misil es provista por un sistema de navegación inercial y por señales del Sistema de Posicionamiento Global (GPS). Cuando el misil se acerca a su objetivo, un buscador de imágenes infrarrojas le permite dirigirse con precisión a su punto de impacto, con una desviación de tan solo 3 metros.
Aunque los modelos más antiguos del JASSM podrían ser más vulnerables a la guerra electrónica que las versiones más nuevas, su buscador infrarrojo le ayudaría a encontrar su objetivo incluso en medio de un entorno con fuertes interferencias, según George William Herbert, del Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury en Monterey, California. «Son bastante sigilosos, pero no están diseñados para ser completamente invisibles», explicó Herbert.
«Hace unos años, se lanzaron varios de estos misiles contra Siria tras incidentes con armas químicas, y los sistemas de defensa aérea rusos en el país no lograron derribar muchos, si es que derribaron alguno, Esperaría que, con una planificación cuidadosa de las rutas de vuelo, el JASSM sea efectivo en casi cualquier lugar del área de conflicto» – George William Herbert