Un factor que ha cambiado en la sociedad brasilera a lo largo de los años es la religión. Brasil siempre fue conocido por ser el país con mayor cantidad de católicos en todo el mundo. Sin embargo, el crecimiento de los evangélicos que e ha dado en el último tiempo en el país presenta ciertas dudas a esa realidad.
Según un artículo publicado en Estadão, en 1989, solo el 9% del electorado brasilero se declaraba evangélico. Ahora bien, sin datos del último censo, y basándonos en encuestas realizadas por los mayores institutos de dicho país, hoy más del 30% del electorado brasilero se declara evangélico.
Este dato no es sorpresivo, más si tomamos en consideración las proyecciones realizadas por el Censo de 2010. En dicho censo, se proyectó un cambio radical en la composición de la sociedad brasilera en torno a la religión. Según las estimaciones, para 2032, Brasil tendría una mayoría evangélica.
Hay que tener en cuenta que las proyecciones tienen un margen de error. De todas formas, “el avance del evangelismo en las últimas décadas es muy fuerte, y su impacto en la sociedad y en la política brasilera es indisimulable”, escribió Darío Mizrahi para Infobae.
Una de las razones por las cuales se puede explicar este aumento en la cantidad de fieles evangélicos es la respuesta que ofrece la religión a las cuestiones de la vida cotidiana y de la modernidad. “La ‘teología de la prosperidad’ es un hermoso ejemplo de esta practicidad. Por ser una religión más inmanente que trascendente, como es el catolicismo, se comunica mejor con la sociedad y el sistema económico actual. Pero pertenece a la misma matriz cristiana, conservadora y tradicional. Por lo tanto, si la mayoría es católica o evangélica no representa mucha diferencia en términos de cambios sociales”, explicó Marcelo Tadvald, investigador del Núcleo de Estudios de Religión de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, consultado por Infobae para la nota de Mizrahi.
Uniendo al evangelismo con la política brasilera, hay que mencionar que uno de los rasgos distintivos del evangelismo es una “participación mucho más activa y abierta en política”. Esto es plausible en la cantidad de pastores evangélicos que deciden ser activistas políticas y hasta se postulan para cargos en la administración pública. Con ello, pueden promover cuestiones afines a sus iglesias y valores comunitarios desde la política y, especialmente, desde las políticas públicas.
Relacionado a ello, cabe recordar lo que es conocido como la “bancada evangélica” en Brasil, un frente parlamentario compuesto por más de 130 diputados y 14 senadores pertenecientes a diversos partidos políticos e iglesias evangélicas.
Ahora bien, el fenómeno del cambio en la religión de los brasileros es muy relevante a la hora de hacer un análisis del electorado. En este sentido, además del crecimiento de los evangélicos, hay que prestar atención al crecimiento de los que se consideran “sin religión”. Entre los jóvenes de 16 a 24 años, según los datos recolectados por Datafolha en la última elección presidencial en Brasil, la expresión de personas sin religión ya supera cualquier línea dogmática existente.
En la ciudad de Rio de Janeiro, por ejemplo, 34% de los entrevistados en ese rango etario consideran no profesar ninguna religión, mientras que otro 32% se declara evangélico. Esto nos demuestra que, incluso en la segunda ciudad más poblada del país, la mayoría ya no se consideran católicos.
Además, Datafolha también preguntó a los encuestados en qué medida concordaban con la frase: “la política y valores religiosos deben ir siempre de la mano para que Brasil pueda prosperar”. En torno a ello, un 40% concordaba, un 30% estaba totalmente en desacuerdo y un 16% concordaba solo en parte; englobando así a gran parte de los votantes en estas tres categorías.
Con lo cual, es plausible la importancia del fenómeno religioso para la sociedad brasilera. Ahora bien, ¿Cómo se conecta esto con el aumento de los fieles evangélicos? Según esta misma encuesta, los electores de Bolsonaro (74% de los encuestados) y los fieles evangélicos (69%) son los que más concuerdan con la afirmación: “la política y valores religiosos deben ir siempre de la mano para que Brasil pueda prosperar”. A su vez, los que concuerdan con la frase son mayoritariamente del interior del país (61%) y los más pobres (61%). Por el contrario, los que no concordaron con la frase mencionada fueron electores de Lula (50%), los católicos (57%), aquellos que viven en la región metropolitana (49%) y los más ricos (41%).
Esta encuesta de Datafolha también reveló otro dato interesante. Además de unir la política y la región en una época electoral en Brasil, preguntó a los encuestados si concordaban con la siguiente frase: “mi voto para presidente me ayudará a prosperar en la vida“. Un 51% respondió concordar totalmente; un 23% concordó parcialmente; un 1% no estaba de acuerdo ni en desacuerdo; un 13% estaba totalmente en desacuerdo; mientras que un 1% no sabía.
Otra cuestión que está altamente ligada a la religión son los famosos “valores de la familia”. En este sentido, otra afirmación que se presentó en la encuesta fue: “es más importante que un candidato defienda los valores de la familia a que tener buenas propuestas para la economía”. Ante esta afirmación, un 38% concordó totalmente; otro 22% concordó parcialmente; dejando un 17% que no concordó del todo; y otro 19% que estaba totalmente en desacuerdo.
Con todo esto, podemos entender cómo el fenómeno del aumento de los fieles evangélicos en Brasil afecta en gran medida a la política y las elecciones en el país. Jair Bolsonaro, electo presidente en 2018, es un claro ejemplo de la influencia de esta religión en la política. No hay que confundir su derrota en las elecciones del 2022 con una disminución o cambio de los fieles religiosos. Además, cabe recordar que la diferencia en la elección con el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, fue ínfima.
Los evangélicos, que no son un simple segmento religioso en el país, van más allá del presidente de turno. Hoy en día, conforman un grupo de poder real, desde lo político, lo económico y social; razón por la cual vale la pena seguir analizando su crecimiento y sus tendencias de cambios, ya que, como hemos visto, afectan a la coyuntura brasilera.