La Unión Europea se enfrenta a un dilema: cómo acelerar la producción de municiones que Ucrania necesita desesperadamente al tiempo que se asegura que los Estados miembros puedan reponer sus propios arsenales. De esta manera, Thierry Breton, comisario europeo para el mercado interior y servicios, afirmó que “es cierto que nos falta este tipo de munición para apoyar a Ucrania, pero no solo en Europa, también nuestros aliados, incluyendo a Estados Unidos, la necesitan. Es algo que afecta a todo el mundo”.
Por tanto, los desafíos actuales surgen de la larga paz que Europa experimentó desde el final de la Guerra Fría. Pues, la sensación de tranquilidad generada por la caída de la Unión Soviética redujo la capacidad de producción armamentista y la inversión en el sector.
Las estimaciones actuales sugieren que la industria de defensa tarda hasta un año en entregar un pedido realizado por un gobierno. Esto implica que, actualmente, es necesario poner a la industria de defensa europea en “modo de guerra”, aumentando rápidamente la producción de armas para satisfacer las expectativas a corto plazo de Ucrania y los desafíos de seguridad a largo plazo de la Unión.
“El hecho es que esta es una guerra de alta intensidad que probablemente nadie pronosticó”, agregó Thierry Breton. Esta intensidad se puede observar en los gastos que le está suponiendo a la UE y sus Estados miembros, que, desde el inicio de la guerra, han puesto a disposición de Ucrania alrededor de 67.000 millones de euros, 37.800 millones en ayuda económica, 17.000 millones en ayuda a refugiados y 12.000 millones en ayuda militar.
En este sentido, la iniciativa impulsada por la Unión Europea por la cual se coloca a la industria armamentista entre las prioridades económicas del bloque implica asignar financiamiento prioritario a la industria militar, principalmente a la producción de municiones. El objetivo a corto plazo es incrementar la fabricación de proyectiles de artillería de 155 mm, proyectiles de mortero y diversos tipos de misiles tierra-tierra y tierra-aire, destinados tanto a Ucrania como al reabastecimiento de los arsenales en Europa. Para ello, se destinarán 500 millones de euros del presupuesto de la Unión y 1.000 millones de euros provenientes de la Fundación Europa para la Paz.
La financiación de 500 millones de euros provendrá de dos programas de la Unión Europea: 260 millones de euros del Fondo Europeo de Defensa (EDF) y 240 millones de euros del refuerzo a la industria europea de defensa a través de la Ley común de adquisiciones (EDIRPA), una herramienta propuesta el año pasado que aún está en proceso de negociación. Estos fondos respaldarán hasta un 40% de las acciones industriales destinadas a impulsar la producción de municiones, como la modernización de las líneas de producción, el establecimiento de asociaciones transfronterizas, la seguridad de las materias primas, la mejora de los stocks obsoletos y la reorientación de la fuerza laboral. Se espera que la implementación de esta inversión millonaria se realice de manera gradual hasta junio de 2025.
A su vez, sugiere que los países miembros del bloque regional que invierten en el desarrollo de la industria de defensa obtengan exenciones del déficit presupuestario y los requisitos de deuda estatal. Esto permitirá a los países invertir de manera más activa en proyectos de defensa.
Además, se espera que se asignen exenciones dentro del marco del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) de la Unión, un conjunto de reglas fiscales diseñadas para evitar que los estados miembros gasten más de lo que pueden permitirse. Estas exenciones, que antes solo se otorgaban a proyectos relacionados con energía verde o producción limpia, se reanudarán gradualmente a partir de este año.
Por lo tanto, esta iniciativa beneficiará principalmente a once países de la Unión Europea que cuentan con la capacidad de producir proyectiles de artillería de 155 mm. Estos países son España, Francia, Alemania, Bulgaria, Croacia, República Checa, Grecia, Italia, Polonia, Eslovaquia y Suecia.