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La vuelta de las tensiones geopolíticas en África

En 2023, África enfrentó una creciente inestabilidad política, sobre todo debido a la guerra civil en Sudán, los golpes de Estado en Níger y Gabón, y la muerte del líder del grupo Wagner. Mientras tanto, Nigeria busca consolidarse como potencia regional a través de su liderazgo en la CEDEAO.

Publicado el 2 de enero de 2024 por Julián Rullán
La vuelta de las tensiones geopolíticas en África

A lo largo de la historia reciente, África ha sido un punto caliente en la arena geopolítica, captando la atención de las principales potencias mundiales debido a sus valiosos recursos naturales. Esto ha llevado a intervenciones militares y extorsiones diplomáticas, las cuales se han convertido en prácticas comunes en el continente.

Esta realidad se hace evidente al observar algunos eventos históricos significativos. La Conferencia de Berlín de 1885, por ejemplo, es un episodio ampliamente discutido, donde las potencias europeas de la época dividieron los territorios africanos según sus propios intereses. Además, durante la Guerra Fría, un período descrito por Eric Hobsbawm como «paralizante» para los conflictos mundiales debido a la dominación de las dos superpotencias, África se convirtió en escenario de rivalidades entre intereses estadounidenses y soviéticos.

Estas dinámicas han dejado al continente en una situación política caracterizada por la presencia común de Estados débiles, conflictos regionales por el poder, anarquía y una marcada falta de orden y seguridad. Los eventos recientes detallados a continuación demuestran lamentablemente que África sigue distante de alcanzar la estabilidad económico-política que prevalece en otras partes del mundo.

En abril de 2023, estalló la tercera guerra civil sudanesa, conflicto aún en curso que enfrenta a dos facciones militares: el ejército sudanés, dirigido por el general Abdel Fattah al-Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo. Este enfrentamiento ha exacerbado las tensiones entre potencias regionales y globales, ya que, mientras Egipto e Israel respaldan al ejército sudanés, Libia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos brindan apoyo a las FAR. Además, el grupo Wagner ha desempeñado un papel significativo antes de la muerte de su líder en agosto. Hasta el momento, el conflicto ha dejado decenas de muertos y cientos de heridos.

En julio, Níger experimentó un golpe de estado que resultó en la derrota de Mohamed Bazoum, generando repercusiones en toda la subregión. En respuesta, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) aprobó en agosto el envío de una delegación de estudiosos islámicos nigerianos a Niamey, la capital de Níger, con el propósito de establecer un diálogo directo con la nueva junta militar. Este enfoque diplomático aparentemente ha generado resultados positivos, ya que se abrieron las puertas para la cooperación y la diplomacia.

En agosto, como consecuencia de los acontecimientos en Níger, se produjo un golpe de Estado en Gabón. En este, el presidente electo Ali Bongo Ondimba fue derrocado bajo la justificación de supuestas irregularidades electorales.

Al mismo tiempo, el exlíder del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, falleció en un presunto accidente de avión. Esta situación generó incertidumbre en la región, dado que el grupo paramilitar ruso estaba acusado de impulsar los golpes previamente mencionados.

En medio de esta inestabilidad política y económica, Nigeria podría aprovechar la coyuntura para consolidarse como una potencia regional. Este impulso se refleja tras la victoria de Bola Ahmed Tinubu en las elecciones presidenciales de 2023, quien fue elegido simultáneamente como presidente de la CEDEAO. Tinubu tiene la visión de fortalecer la posición de Nigeria como potencia regional, lo que, sumado a los abundantes recursos naturales del país, podría convertirlo en un actor clave en el panorama futuro.

Por otro lado, Mauritania, país con 4 millones de habitantes ubicado al noroeste de África, parece ser el próximo blanco de las grandes potencias debido a sus grandes reservas de gas natural y su potencial de energía verde, razón por la cual diversos poderes, desde China a la OTAN, pretenden acercar relaciones con ellos.

Es importante mencionar la incorporación de Egipto y Etiopía al grupo BRICS, lo que, con la ya presencia de Sudáfrica en el bloque, podría marcar un precedente para otros países de la región. En las puertas de una nueva guerra fría, los países de la región tendrán que elegir si apoyan o no a uno de los bandos. Movimientos como este definirán el tablero geopolítico del futuro.

En resumen, la compleja trama de eventos geopolíticos en África durante el año 2023 revela una región marcada por la inestabilidad política, conflictos militares y cambios de liderazgo. La región ha experimentado múltiples transformaciones, donde la influencia de actores externos, como el grupo Wagner, ha dejado un vacío de poder y una incertidumbre palpable.

En medio de estos desafíos, Nigeria emerge como un posible protagonista, con la ambición de consolidarse como una potencia regional. La situación se presenta como un delicado equilibrio entre la fragilidad política y las oportunidades de redefinición en el panorama africano.

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