Recientemente el Departamento de Estado de los Estados Unidos publicó un documento acerca de las ventas y transferencias de armas en el año fiscal 2023, finalizado el 1 de octubre. Las ventas realizadas directamente por el gobierno de Washington sumaron 81.000 millones de dólares lo que representó un aumento del 56% con respecto a 2022.
Del total de ventas, 62 mil millones fueron financiados por los países compradores mientras que 18 mil millones fueron subsidiados a través de programas del Departamento de Estado como el de control internacional de narcóticos, el programa de no proliferación, la iniciativa antiterrorismo y el programa de desminado, entre otros.
Por otro lado, las ventas de empresas de defensa estadounidenses a países extranjeros, que si bien son negociadas por los privados requieren la autorización del Congreso y son mediadas por el gobierno, sumaron 157.500 millones de dólares, mostrando un crecimiento de 2,5% respecto del año anterior.
Los principales destinos de las exportaciones fueron países europeos, que además de recomponer el stock militar que han enviado a Ucrania, se preparan para una eventual escalada del conflicto. Las exportaciones de defensa norteamericanas también se vieron impulsadas por el alejamiento de los países de Rusia, que ha sido el segundo mayor vendedor de armas después de Estados Unidos durante décadas.
Polonia, vecina de Ucrania, fue el principal comprador. De acuerdo con el proyecto del primer ministro Donald Tusk que busca convertir a Polonia en “la fuerza terrestre más poderosa de Europa” se compraron helicópteros Apache por 12.000 millones; sistemas de cohetes HIMARS por 10.000 millones; 4.000 millones en sistemas de defensa antiaéreos y antimisiles y 3.750 millones por tanques M1A1 Abrams. También ha trascendido que Polonia planea comprar otros 45 mil millones de dólares en armamentos estadounidenses este año.
Mientras tanto, Alemania gastó 8.500 millones de dólares en helicópteros Chinook y 2.900 millones en misiles AMRAAM; Bulgaria pagó 1.500 millones por vehículos blindados Stryker; Noruega compró helicópteros multirol por valor de mil millones de dólares mientras que República Checa compró 5.600 millones en aviones F-35 y municiones.
Fuera de Europa, el informe sobre armas mostró que Corea del Sur pagó 5.000 millones de dólares por aviones F-35 y Australia gastó 6.300 millones de dólares en aviones C130J-30 Super Hercules. Japón llegó a un acuerdo de mil millones de dólares por aviones de vigilancia E-2D Hawkeye.
Otras de las exportaciones de defensa americanas realizadas en 2023 incluyeron Canadá que compró aviones de patrulla marítima P8; sistemas de defensa antiaérea para Kuwait; misiles Patriot para Arabia Saudita además de otras ventas menores y concesiones para la fabricación de partes y piezas de repuesto para Italia, India, Singapur y Noruega.
Este informe solo cuenta las ventas de armamento y por lo tanto no incluye la ayuda militar enviada a Ucrania ya que esta es suministrada de forma gratuita o bajo proyectos particulares de financiación a largo plazo.
Las transferencias de armas y el comercio de defensa son importantes herramientas de política exterior de Estados Unidos con implicaciones a largo plazo para la seguridad regional y global. Cada transferencia propuesta se evalúa cuidadosamente asegurándose que esté de acuerdo con la Ley de Control de Exportaciones de Armas. Esta ley busca garantizar que el armamento vendido por los Estados Unidos sirva para la legitima defensa de los países socios y no termine siendo usado en persecuciones políticas y en contra de los derechos humanos. La mayoría de las ventas importantes deben ser aprobadas por el Congreso, con raras excepciones en casos de emergencia.
Cabe resaltar que la guerra en Gaza no fue un factor en el aumento de las ventas en 2023 ya que comenzó una vez terminado el año fiscal.