Durante el miércoles y jueves los ministros de relaciones exteriores de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, además del representante de la Unión Europea, se reunieron en Tokio, Japón.
El principal eje de discusión fue el conflicto en Medio Oriente, con el ataque del grupo militante palestino Hamás a territorio israelí y la consecuente operación israelí sobre la Franja de Gaza. Los representantes abogaron por “pausas humanitarias” en la guerra para permitir la entrada de ayuda y también instaron a la liberación de rehenes y al inicio de discusiones de paz.
Al finalizar la reunión de dos días, el grupo de los siete países ricos dijo en una declaración conjunta que Israel tenía derecho a defenderse. A pesar de esto también subrayaron la necesidad de proteger a los civiles y cumplir con el derecho internacional humanitario.
Hombres armados del grupo Hamás, auspiciado por Irán, desencadenaron la guerra con un ataque al sur de Israel el 7 de octubre, matando a 1.400 personas y tomando unos 240 rehenes. Desde entonces, el bombardeo israelí de Gaza ha matado a más de 10.000 palestinos, alrededor del 40% de ellos niños, según recuentos de funcionarios de salud en el territorio de Gaza gobernado por Hamás.
La ministra japonesa Kamikawa Yoko, anfitriona de la reunión, afirmó que “A medida que la situación internacional se vuelve más grave y complicada, la comunicación estrecha en torno al G7 es más importante que nunca”. Además, afirmó que Japón planea proporcionar 65 millones de dólares adicionales en asistencia humanitaria a Gaza.
Los miembros del G7 se mostraron comprometidos a preparar soluciones a largo plazo para Gaza y lograr un retorno a un proceso de paz más amplio en el conflicto palestino-israelí «de acuerdo con los parámetros acordados internacionalmente». Los ministros compartieron la opinión de que «una solución de dos Estados… sigue siendo el único camino hacia una paz justa, duradera y segura».
Israel ha sido vago acerca de sus planes a largo plazo para Gaza. En algunos de los primeros comentarios directos sobre el tema, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu dijo esta semana que Israel buscaría tener bajo su responsabilidad la seguridad de Gaza «por un período indefinido».
Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen, dijo al Wall Street Journal que Israel quería que el territorio estuviera bajo una coalición internacional, que incluyera a Estados Unidos, la Unión Europea y países de mayoría musulmana, o si no que fuera administrado por líderes políticos locales que no simpaticen con Hamas.
Anthony Blinken, secretario de Estado norteamericano, dijo a los periodistas después de las reuniones del G7 que Gaza no podía estar bajo el control de Hamas ni de Israel. El funcionario instó a una Gaza unificada a Cisjordania gobernadas ambas por la Autoridad Palestina. También se mostró en contra del desplazamiento forzado de palestinos de Gaza y de la reducción del territorio del enclave.
Netanyahu ha dicho que Israel consideraría «pequeñas pausas tácticas», pero ha rechazado los llamados a un alto el fuego que, según dice, permitiría a Hamas reagruparse.
En la previa de las reuniones estaba en duda si todos los miembros del G7 estaban de acuerdo con el pedido de pausas humanitarias ya que se hablaba de que algunos manifestarían en cambio su apoyo por un alto el fuego total. Blinken dijo al respecto que lograr la emisión de un comunicado conjunto demuestra la “unidad real” que existe dentro del bloque, favoreciendo por ahora el proyecto de pausas humanitarias.
El actual chairman del grupo, Japón, ha tomado una posición cautelosa frente a la crisis, resistiendo a alinearse plenamente bajo la línea pro-Israel sostenida por su más cercano aliado, Estados Unidos. Esto tiene que ver con los diversos intereses diplomáticos que Tokio tiene en Oriente Medio y con la dependencia que tiene de las naciones árabes en cuestiones energéticas. El 90% de las importaciones niponas de petróleo vienen de Oriente Medio.
Si bien en los últimos años el grupo ha mostrado unidad al sancionar a Rusia por su guerra en Ucrania y denunciar la llamada «coerción económica» de China, no han avanzado al mismo ritmo en la guerra entre Israel y Gaza. El 26 de octubre en una resolución de las Naciones Unidas que pedía una tregua humanitaria en el conflicto Francia votó a favor, Estados Unidos se opuso y los demás miembros del grupo se abstuvieron.
El comunicado conjunto de la anterior reunión de ministros del G7, que juntó a los ministros de comercio de las naciones industrializadas el mes pasado, no había hecho mención alguna a la guerra en Medio Oriente.
El otro tópico más relevante consistió en la posición emitida sobre el apoyo a Ucrania. El grupo de países ricos, que ha estado a la vanguardia de las sanciones a Moscú desde la invasión del año pasado, insistieron en que su apoyo a Ucrania «nunca flaqueará», incluso en medio de crecientes tensiones en Oriente Medio. Los ministros de Asuntos Exteriores del bloque dijeron que reconocían que Rusia está preparada para una guerra larga y que deberían seguir apoyando el esfuerzo ucraniano tanto con recursos económicos como militares.
Más allá de lo discursivo, la continuidad del apoyo a Ucrania está por verse. La oposición republicana del Congreso de Estados Unidos ha frenado la financiación adicional para Ucrania, solicitada por el presidente Joe Biden, que alcanzaba la suma de 60.000 millones de dólares. Funcionarios oficialistas afirmaron que la ayuda actual se acabará en unas semanas, con consecuencias potencialmente desastrosas para las fuerzas ucranianas.
La “fatiga ucraniana” se dejó ver también en Europa donde la primer ministra italiana Giorgia Meloni dijo «estamos cerca del momento en que todos entiendan que necesitamos una salida». Por otro lado, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, que asumió el cargo el mes pasado, detuvo las entregas de armas de su país a Ucrania al llegar al poder.
La unidad interna de Ucrania también está mostrando signos de tensión. Este mes, los desacuerdos entre el presidente Volodymyr Zelensky y el comandante de las fuerzas armadas ucranianas, el general Valery Zaluzhny, salieron a la luz después de que Zaluzhny dijera en una entrevista que la guerra había llegado a un «punto muerto».
El G7 es un foro político intergubernamental creado en 1973 para discutir los problemas económicos globales. Desde entonces su alcance se ha ampliado para representar la voz colectiva de los principales países industrializados en cuestiones políticas y de seguridad.