Con el reciente estallido en el conflicto palestino-israelí, desencadenado por el ataque de Hamas y la subsiguiente respuesta de Israel, es fundamental explorar los antecedentes históricos para adquirir una comprensión más profunda del escenario geopolítico. Uno de los eventos más recientes que resulta relevante para analizar la dinámica entre Israel y Palestina son los llamados Acuerdos de Abraham.
Estos son una serie de acuerdos firmados entre agosto y septiembre de 2020. Marcaron un hito significativo al ser los primeros acuerdos de paz firmado en Oriente Medio en más de dos décadas bajo mediación de Estados Unidos.
Inicialmente involucraron a Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin, a los que luego se sumaron Marruecos y Sudán. En el contexto de la histórica relación problemática entre Israel y la gran mayoría de los Estados árabes, los acuerdos representaron un paso hacia la normalización de las relaciones entre Israel y los países firmantes.
Para comprender la importancia de estos acuerdos, es necesario destacar que, desde la creación del Estado de Israel, tan solo seis países árabes lo han reconocido como legítimo. Egipto fue el primero en hacerlo en 1979, seguido por Jordania en 1994, y los otros cuatro países mencionados lo hicieron a raíz de los Acuerdos de Abraham. En la mayoría de los países árabes, el reconocimiento de Israel es muy bajo, siendo Argelia el país con la tasa más alta de oposición al reconocimiento del Estado de Israel (un 99% de la población), mientras que Arabia Saudita muestra la tasa más baja (nada menos que un 65%). Esto refleja la dificultad de las relaciones entre Israel y los Estados vecinos.
Además de los países firmantes, otras naciones de la región, como Qatar y Arabia Saudita, han considerado reconocer a Israel como un Estado legítimo, en gran medida debido a la presión ejercida por Estados Unidos y los beneficios económicos y militares que esto podría conllevar. El respaldo de Arabia Saudita sería particularmente significativo para Israel, dado que este país es uno de los actores más influyentes en la región, siendo la cabeza del mundo sunní y del islam. De igual manera, el creciente reconocimiento de países de la región a Israel puede reflejar la sensación de que la causa palestina no tiene mucho futuro, estando aparentemente perdida.
En cualquier conflicto de esta naturaleza, los intereses desempeñan un papel crucial en la formulación de políticas y, por lo tanto, en la vida de las personas. El creciente aumento de apoyo a Israel ha desestabilizado los intereses en la región, con un grupo de países que reconoce al Estado de Israel (representado por los países mencionados anteriormente), otro grupo que tiene la intención de hacerlo (principalmente Arabia Saudita) y otro que tiene la intención contraria (principalmente Irán).
Esta divergencia de intereses en una región caracterizada por conflictos podría haber sido un factor en los recientes acontecimientos, dado que mientras más países reconozcan a Israel, menor apoyo regional tendrá Palestina, y, en consecuencia, Hamas.
La pregunta que debemos plantearnos es si estos eventos afectarán o no los objetivos de los Acuerdos de Abraham: el reconocimiento de Israel como un Estado legítimo y la cooperación entre este y sus países vecinos.
Esta nueva escalada en el largo conflicto palestino-israelí parece haber vuelto a levantar una causa común entre los países árabes, extrañamente abanderados en una misma visión u objetivo.