Las medidas conocidas como la “Inflation Reduction Act” y la “Chips Act” no solo generaron una competencia a nivel internacional sino que, además, dentro de Estados Unidos se disparó una competencia entre los diferentes estados en búsqueda de disfrutar los mayores beneficios.
Esto se debe a que ambas leyes otorgan subsidios para las empresas que fabrican energías limpias y chips en el país. La Ley de Reducción de Inflación ofrece alrededor de 369 mil millones de dólares en subsidios. Mientras tanto, la Ley de Chips brinda 52 mil millones de dólares en fondos para los productores y créditos fiscales de 24 mil millones de dólares.
Los estados buscan ser cada vez más llamativos y atractivos para que estas inversiones de todas partes del mundo vayan dirigidas a su territorio, razón por la cual han implementado nuevas medidas que les permitan diferenciarse del resto, como rebajas de impuestos. Uno de los mayores beneficios que pueden obtener es la generación de nuevos empleos.
El gran interés de los estados se pudo ver en la reciente Cumbre de Inversión SelectUSA. La misma contó con una participación récord de representantes de diversos estados para poder promover las inversiones de compañías extranjeras en su territorio.
En general, Estados Unidos logró importantes inversiones con el lanzamiento de las medidas. Desde la sanción de la Ley de Reducción de Inflación en agosto del 2022, y hasta marzo del 2023, se anunciaron 150 mil millones de dólares en inversiones en tecnologías limpias en el país. Esto es equivalente al total de inversiones realizadas entre 2017 y 2021. De este modo, se crearon 18.000 nuevos empleos en el sector.
Por otra parte, desde la sanción de la Ley de Chips se anunciaron alrededor de 200 mil millones de dólares en inversiones para la producción de semiconductores en Estados Unidos. Esto genera la creación de aproximadamente 40.000 trabajos alrededor del país.
Sin embargo, no todos los estados recibieron estos beneficios en igual medida. Los que obtuvieron mayores proyectos resultaron ser los estados rojos, donde se anunciaron inversiones en productos como vehículos eléctricos, baterías y energía solar o eólica. Si bien los congresistas republicanos, por lo general, no apoyan esta clase de subsidios, parecen ser los más beneficiados.
En el caso de Georgia, se ofreció un incentivo de 358 millones a la empresa noruega de baterías Freyr, que invirtió 2.600 millones de dólares en una fábrica. Además, otorgó más de 1.800 millones para la fábrica de vehículos eléctricos de Hyundai.
El comisionado del Departamento de Desarrollo Económico de Georgia, Pat Wilson, expresó que esta competencia es un poco como la carrera de armamentos nucleares donde todos están en el juego de incentivos. El mismo agregó que los trabajos se van a crear, pero sólo en los estados con mayores ofertas.
Otros estados también están actuando. Texas sancionó su propia versión del Ley de Chips, Nueva York posee un programa de 20 mil millones de dólares para los semiconductores y Carolina del Sur ofreció a la marca Scout Motors un gran incentivo para los vehículos eléctricos. A éstos se suman más estados como Idaho, Oregón, Arizona o Illinois, que han ofrecido diferentes incentivos.
Al igual que Europa tuvo que recurrir a sus propias medidas para poder contrarrestar las leyes estadounidenses, los estados también deberán hacer este esfuerzo. Los que todavía no lograron un gran avance se encuentran con un desafío para tratar de alcanzar a los estados que llevan la delantera.